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27 de abril de 2016

Proyecto Fobia: Capítulo 6

Para poneros en situación antes de comenzar la lectura del texto, os recuerdo que la narración de esta historia, se hace entre el pasado y el presente del doctor August Remprelt. Los capítulos impares son del pasado, y los pares son del presente.

Para leer lo inmediatamente anterior a este capítulo, clickad aquí.

Capítulo 6: Una visita guiada por el Clarkson

Noviembre de 1988

Mientras Stan y Dean dormían plácidamente en sus casas, Remprelt se despertó bruscamente en mitad de la madrugada. Había vuelto a pasar la noche en el Clarkson. Realmente lo consideraba más hogar que su propia casa, a pesar del dinero que había invertido en ella para que quedara a su gusto. Sin embargo…cuando el trabajo de uno es su pasión, o en algunos casos su única meta en la vida, un simple hábito como el de dormir se termina amoldando a lo práctico, y trabajar en un psiquiátrico donde había camas para el personal, constituía una ventaja y un buen ejemplo de que no hace falta llevarse el trabajo a casa si uno se puede llevar su casa al trabajo. Remprelt había estado soñando con su mejor amigo de la infancia, Clay Truman Jr.

Qué gran apoyo había sido Clay, que a veces se colaba en los sueños del Augie ya adulto, para recordarle que en la infancia sí tuvo algunas dosis de felicidad. Una felicidad muy reducida, pero fomentada por aquel chico tan entusiasta, cuya única y saludable ambición, era trabajar como mimo. Ojalá la vida pudiera reducirse a los sueños que uno tiene cuando aún no ha madurado, cuando su bondad aún sigue incorrupta y su visión del mundo, por oscura que pueda ser, no está desprovista de retazos de luz e ilusión que la contrarresten.

Sin embargo, los sueños donde aparecía Clay no siempre terminaban bien. Aquella noche, tras aparecer en el subconsciente de Remprelt haciendo una actuación como mimo, había ido difuminándose su imagen, dando lugar a un fundido en negro, como si se tratase de una miniserie televisiva.

Fue en ese momento cuando un grito estremecedor acabó con el sueño, provocando que Remprelt se despertara sobresaltado. Su respiración estaba muy acelerada, su cuerpo sudoroso, y una sensación de terror se había expandido en su interior, hasta dejarle paralizado en la misma posición durante unos minutos. Una vez que logró moverse, se sentó en el borde de la cama, donde ordenó sus pensamientos. Para ayudarse a pensar con más claridad, se palpó uno de los bolsillos del pantalón, donde estaba el péndulo que usaba en las sesiones de hipnosis. Siempre lo llevaba encima, ya fuera colgado del cuello, o guardado en alguno de sus bolsillos. Volver a sentir su tacto suponía una sinergia positiva de energía para Remprelt, que recordaba que aunque el infierno pueda existir en la tierra, hay formas de salir victorioso de sus entrañas. Ya lo había hecho en el pasado, así que sabía que era posible.

En cualquier caso, su péndulo, que llevaba siendo una extensión de su ser desde hace muchos años, le permitía recordar que el juego continuaba, y que él podía marcar las pautas a seguir. Es por eso que tras acariciarlo un rato por encima de la tela del pantalón, se sintió menos aturdido por su violento despertar. Seguía pensando en su gran amigo Clay, pero ya no era lo único que había en su mente, pues intentaba volver a la rutina de su trabajo. Y recordando las cosas que tenía que hacer algunas horas después, cuando el psiquiátrico retomara su intensa actividad diurna, remarcó mentalmente la importancia de la visita guiada que le haría a Stan, el hombre que le había desconcertado en los últimos días. Remprelt se volvió a tumbar en la cama, y tras pensar en el recorrido que haría con Stan, decidió que no le mostraría el sótano. Aún no, no hasta saber la idoneidad del tipo para servir al Proyecto Fobia. Pocos minutos después de tomar esa decisión, Remprelt volvió a dormirse, esta vez sin tener sueños que le inquietaran al despertar.


Una vez que el sol dio inicio a una nueva mañana, Dean regresó a la oficina del sheriff. Como siempre era el primero en llegar, no se encontró a nadie mientras se dirigía a su despacho. Sin descuidar su ritual diario, se preparó una taza de café, la segunda que tomaría esa mañana tras haber desayunado en casa. Después de bebérsela, se sentó tras su escritorio, y se quedó un rato con una mano apoyada en el teléfono. Antes de llamar a Remprelt había que tener pensado el mensaje que se quería decir, por simple que fuera. Pero claro, Dean no tenía muy definido lo que iba a decir, sobre todo porque se sentía contrariado. A grandes rasgos, no había encontrado nada sospechoso tras indagar un poco sobre Stanley Farrell. Aunque no llevaba más que un par de años residiendo en el condado, no tenía antecedentes penales, ni había sido nunca objeto de investigación alguna por parte de las autoridades.

Dean había hecho valer su amistad con distintos cargos policiales para obtener esta información, pero cualquier cosa que Remprelt pidiera, había que hacerla lo mejor posible. La única nota discordante que Dean había encontrado en sus pesquisas, era el hecho de que Stan sólo llevara unos años residiendo en el condado, siendo todo un misterio saber qué había sido de él hasta entonces. Aunque a su nombre no constaran antecedentes penales, esa información solo evidenciaba que en su tiempo como residente del condado, se había comportado cívicamente. Todo lo que hubiera sucedido antes de eso…era un misterio. Y eso era lo que tenía dudoso a Dean, que era consciente de que Remprelt tenía dudas, y le había pedido ayuda a él para aclarárselas, no para alimentarlas. Pero…no podía decir que todo estaba bien si había algún cabo suelto, así que se sentía obligado a hablar de ello.

Tras tomar un poco de aire, Dean marcó el número de contacto Remprelt, y se sintió algo nervioso
mientras esperaba que cogieran la llamada. La recepcionista que le atendió le dijo que estaba ocupado visitando a sus pacientes, pero que le avisaría de su llamada a la mayor brevedad. Media hora después, el teléfono de Dean empezó a sonar. Era Remprelt, y fue directo al grano:

- Buenos días Dean. ¿Qué has averiguado sobre el señor Farrell?
- Hola August, lleva residiendo en el condado poco más de dos años, y está limpio…hasta esa fecha.
- Por ahora no te puedo decir más datos. Pero sé que no te gustan los cabos sueltos, y voy a seguir investigando. Quiero averiguar qué vida tenía antes de venir a vivir aquí.
- Pon toda tu atención en ello Dean, va a estar a prueba una semana, y hoy le haré una visita guiada por el Clarkson. Sigue generándome sensaciones dispares y muy intensas, y quiero saber cuál es la más cercana a la realidad.
- De acuerdo August, así se hará, no te fallaré.
- Más te vale Dean, nos jugamos mucho si apostamos por el tipo equivocado, y más aún si optando por no hacerle partícipe del Proyecto, resulta que esconde algo que sea perjudicial para nosotros.
- Llámame en cuanto tengas más novedades.

Tras despedirse, Dean colgó con sensación de derrota, porque no había podido servir a Remprelt tan bien como siempre. Pero eso iba a convertir su investigación en algo más importante y personal, porque redoblaría sus esfuerzos a la hora de averiguar más información sobre Stan.  No era fácil encontrar nuevos adeptos para el Proyecto Fobia, y al margen de eso, ni Dean ni Remprelt se podían permitir que una persona pudiera desmontar su gran obra a la sociedad en caso de descubrir lo que hacían.

Mientras Dean pensaba en los siguientes pasos para su investigación, Stan iba camino del Clarkson. En la radio de su Plymouth Fury se escuchaba “Shoot to thrill” de “AC/DC”. Era uno de los grupos favoritos de Stan, y eso contribuyó a que su viaje al psiquiátrico fuera mucho más ameno y rápido. Su faceta de actor volvería a salir a flote en cuanto estuviera cerca de Remprelt, y ello justificaría cada hora de práctica frente al espejo de su casa, siempre que saliera triunfante.

Tras colgar el teléfono, Remprelt había continuado con su ronda de visitas a los pacientes. No es que quitara importancia a las dudas que Dean le había comentado en su llamada, pero necesitaba tener la mente centrada para evaluar bien a los internos que debía examinar durante el resto de la mañana. Poco después de terminar la ronda, y cuando se dirigía a su despacho, se encontró con Stan, que atravesaba la puerta de entrada. Había llegado el momento de mostrarle las entrañas del psiquiátrico. Al menos la mayor parte de ellas. Remprelt se acercó hasta él para darle un apretón de manos y saludarle:

- Buenos días Stan, tal como te comenté, haremos una pequeña visita por el edificio, y te iré explicando las distintas cosas que has de hacer en tu semana de prueba.
- Genial doctor Remprelt, estoy deseando conocer mi posible lugar de trabajo.
- Así es Stan, has mencionado la palabra importante, posible. Durante la semana que estarás de prueba, tus méritos serán evaluados minuciosamente por mí y el resto del personal que haga el turno de noche. Si te desenvuelves bien, el puesto será tuyo, tienes mi palabra al respecto. ¿Alguna pregunta?
- No doctor Remprelt, ninguna.
- Bien, sígueme, empezaremos el recorrido por la planta más alta e iremos bajando.

Una vez terminada la conversación, Remprelt y Stan se subieron en el elevador, que ascendió hasta la novena y última planta, donde estaban internados los pacientes más peligrosos. Desde que la visita comenzó, Stan se sintió algo perdido por la gran cantidad de estancias que había en todo el edificio. Sabía que tendría que hacer un esfuerzo titánico para lograr conocer cada rincón del psiquiátrico, y a cada planta que visitaba esa sensación era aún mayor. Era increíble la de personas que trabajaban en el lugar, y la de pacientes que había allí ingresados.

Cuando llegaron a la segunda planta, que sería aquella en la que Stan haría principalmente su labor, Remprelt dijo algo que le pilló desprevenido:

- Y bien Stan, como puedes observar, este edificio es enorme, por lo que si te ves en apuros en algún momento de tus rondas, puedes pedir ayuda a alguno de los otros vigilantes. Encontrarás uno en la planta principal, otro en la quinta, y uno más en la novena. De todas formas, los pacientes que vigilarás no son los más peligrosos, pero ello no implica que debas rebajar tu atención.
- Así que- Stan se sintió desanimado al comprobar que habría tres vigilantes más en el turno de noche- si necesito algo…puedo acudir a ellos.
- Exacto, esta noche te los presentaré antes de que empiece tu turno. Y en el peor de los casos, puedes acudir al personal sanitario de guardia, o bien buscarme en mi despacho o en alguna de las habitaciones de descanso del personal, paso mucho tiempo aquí. De hecho el Clarkson es…

Por un momento, a Stan se le vino el plan abajo, y dejó de escuchar a Remprelt. Aunque contaba con el hecho de que en el turno nocturno habría personal sanitario de guardia, e incluso que Remprelt trasnocharía en el lugar, no había reparado en la posibilidad de que hubiera más guardias. Y eso suponía un fallo de análisis previo, ya que en un edificio de nueve plantas y a saber cuántos niveles subterráneos, era una quimera pensar en que sólo hubiera una persona al cargo de la vigilancia. Había sido un grave error de cálculo. No era algo que imposibilitara su verdadera intención investigadora, pero tendría que encontrar una buena manera de solventar aquello. De todas formas, por el momento su cometido era superar la semana de prueba, y ya se las apañaría una vez que le contrataran. No debía desanimarse. Entonces Stan se recompuso, hablándole de nuevo a Remprelt:

- Perdón, ¿decía usted?
- Bueno, comentaba que el Clarkson es como mi segundo hogar.
- Ah, sí, disculpe que no escuchara esa última parte. Sin duda se nota que usted es feliz en este lugar.
- Digamos que siento que mi trabajo aquí es muy importante, para la sociedad, para los pacientes, para la ciencia…
- ¿Y para ayudar a que los criminales que creen haber vencido a la ley al ser internados aquí, se arrepientan de haber venido?
- Bueno Stan, no lo diría con esas palabras…pero me gusta pensar que si un condenado penal no está realmente loco, y ha logrado engañar al sistema, al menos yo podré hacer que no disfrute tanto de su engaño, porque me encargaré de recordarle que las leyes son para cumplirlas, y que la mente humana no ha de tomarse como un fin para librarse de un castigo mayor.
- No podría estar más de acuerdo con usted.

Tras dejar ahí la charla, Remprelt continuó enseñándole a Stan el resto de la segunda planta,
explicándole todas y cada una de las cosas que debía hacer como vigilante, lo cual incluía impedir que cualquier paciente saliera de su habitación pasada la medianoche, hacer varias rondas de vigilancia en esa planta y la superior, y socorrer a algún sanitario en caso de encontrarlo en apuros. No era frecuente que sucediera esto último con los pacientes de esa planta, y además los celadores del turno de noche estaban precisamente para evitar esas situaciones. Pero toda precaución era poca.

Una vez que regresaron a la planta principal y Remprelt le enseñó casi todo, incluyendo una amplia cafetería, Stan señaló hacia la puerta que daba al sótano, que era lo único de lo que no le había hablado Remprelt. Entonces su curiosidad se hizo patente:

- ¿Adónde conduce esa puerta doctor Remprelt?
- Lleva al sótano, pero no hay nada de interés ahí abajo, principalmente material antiguo y cosas que ya no sirven, y ya se encarga el vigilante de esta planta de controlar que nadie acceda a él.
- Perfecto entonces- mentalmente Stan se dijo que ahí había más de lo que Remprelt había dicho-.
- ¿Queda algo más por ver?
- No, todo lo importante ya lo has visto. Ahora he de dejarte, pero vuelve esta noche y empezará tu prueba. Recuerda venir una hora antes del inicio de tu turno, para presentarte al personal de la noche y entregarte un uniforme y accesorios de trabajo.
- Bien doctor, hasta esta noche.

Tras darse un apretón de manos y despedirse, Stan se dirigió a su vehículo. Una vez en el interior, repasó sus sensaciones. El sótano, aquel lugar debía ocultar algún importante secreto, a pesar de la normalidad que Remprelt había querido mostrar ante Stan. Tarde o temprano tendría que encontrar el modo de acceder a él y averiguar lo que se cocía allí. Hasta entonces, Stan se repetía que habría de comportarse bien durante su semana de prueba, y al menos sus obligaciones le permitirían curiosear en dos de las plantas del psiquiátrico. No estaba nada mal para empezar.

Por su parte, y tras observar cómo Stan subía a su vehículo, Remprelt se dirigió hacia la puerta del sótano, sacó de uno de sus bolsillos la llave para abrirla, y una vez al otro lado, volvió a cerrarla. Le esperaba una nueva sesión de hipnosis con un paciente que tenía fobia a los payasos. Una hora después, si alguna persona hubiera escuchado los gritos que procedían del sótano, se habría asustado considerablemente, aunque no tanto como el hipnotizado paciente, que se desgañitaba gritando al creer que una familia de payasos hambrientos le cocinaba en un enorme caldero…

Continuará...

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16 comentarios:

  1. Me está resultando muy entretenido este relato por entregas, y parece que va a ser largo, así que podremos disfrutar de él a largo plazo.
    La historia del psiquiátrico y su director me ha parecido muy atractiva desde el principio. Es algo que me recuerda cosas muy diferentes, como a aquella película de Scorsese, Shutter Island, y el libro en el que se basó, donde Di Caprio encarnaba a un detective que investigaba la desaparición de una paciente; o el moderno y super-preparado centro psiquiátrico donde encierran a los villanos de Marvel, como el Duende Verde y otros malosos, je, je. Hay muchos ejemplos, porque es algo que da un juego tremendo. Tanto Ricardo como tú lo estás bordando, asumiendo cada uno la parte que le corresponde e intercalando guiños, como el que haces al Mimo, que conectan el arte de cada uno de vosotros.
    La introducción de nuevos personajes, como Dean o ese magnífico Stan, hacen crecer la trama, que poco a poco nos va convirtiendo (bueno, algunos ya lo estamos) en seguidores incondicionales. ¡Estamos deseando saber qué pasa con ese tío!
    Espero con impaciencia el próximo capítulo, colega
    Hasta entonces, o hasta verte en otros comentarios, un fuerte abrazo

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    1. Hola Isidoro, me resulta muy alentador saber que entre Ricardo y yo te tengamos enganchado a la historia, sabes bien lo complejo que es hilvanar capítulos intentando conservar lectores/as. Será un relato largo, eso sí es cierto, y pronto habrá alguna colaboración a la hora de redactar alguno de los capítulos.

      Los psiquiátricos son lugares que me despiertan atención tanto como lector como a la hora de narrar, sin duda son escenarios muy ricos para desarrollar historias. Esa película de Scorsese me gustó bastante en ese aspecto sórdido y oscuro que mostraba, el libro no lo he leído. Ahora me ha venido a la mente la segunda temporada de "American Horror Story", titulada "Asylum", donde toda la acción se desarrolla en un antiguo sanatorio de tuberculosos (o eso creo que era) reconvertido en psiquiátrico, donde hay monjas y todo. Si no has visto esa serie te la recomiendo. Y como bien dices, da mucho juego.

      Creo que una parte importante a la hora de abordar mis capítulos, es mencionar algún aspecto desarrollado por Ricardo. Aunque él y yo hablamos bastante de estas cosas antes de los capítulos, viene bien remarcar que el protagonista tuvo un pasado donde no era tan malo o retorcido como pueda parecer en el presente.

      Lo cierto es que, desde que introduje en capítulos anteriores a Dean y Stan, me siento muy contento por el ritmo que le voy dando a este trío de personajes tan importantes para la historia. Me alegra mucho tenerte como seguidor, aunque ya lo sabes jeje. Stan tiene muchas sorpresas que dar. ¡Otro abrazo compañero!

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  2. Te felicito por lo bien que manejas el suspense. Desde el primer capítulo nos creas una tensión que no se puede parar de leer. Os felicito a Ricardo y ti. Os está quedando una historia magnífica. Un saludo

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    1. Hola de nuevo Ana, gracias por esas palabras, sobretodo porque en esta historia el suspense tiene una importancia considerable, y me reconforta saber que voy por el camino correcto. Está siendo un placer hacer esta obra junto a Ricardo, así que gracias por felicitarnos :)

      ¡Un saludo y vuelve cuando quieras!

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  3. ¡Bien llevado el suspense! Lo haces francamente bien.

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    1. ¡Gracias Miguel Ángel! Agradezco tus palabras, me animan a seguir en esta línea. ¡Un saludo!

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  4. Que interesante se va poniendo... Espero impaciente el siguiente, pasado o presente. (Estoy en terapia de choque con los comentarios jejeje mejor que tener fobia a los payasos :p ) Un abrazo!

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    1. Hola Elena, me reconforta saber que la trama siga despertando interés, sobretodo porque es complejo tanto lo revelado como lo que aún no se ha contado. El próximo será del pasado :)

      Jaja muy bueno lo de la terapia de choque, desde luego mejor que la fobia a los payasos, aunque mejor que no te pille Remprelt y use su péndulo contigo. ¡Otro abrazo!

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  5. Me ha encantado el final de esta parte. Me he imaginado a los payasos, listos para zamparse al paciente jeje Sigo fobioenganchada. ;)
    Un abrazo fuerte. =)

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    1. Hola Sole, me alegra que te gustara la manera de rematarlo :P Al escribirlo me imaginé una familia de payasos a lo Pennywise (el de "It") con dientes afilados y un aspecto terrorífico. No dejes de engancharte a esto jeje. ¡Otro abrazo!

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  6. Un gran acierto acercarnos a la infancia de Remprelt a través de un sueño con su viejo amigo Clay. Dejas entrever un suceso que, no me extrañaría, trabaje en profundidad Ricardo en su próxima aportación. Tal cosa denota una gran comunicación y compenetración entre ambos a la hora de elaborar este trabajo en común. Os felicito por ello.
    Un gran capítulo, con pausada narración y admirable claridad, sumerges al lector en el misterio, elevando la intriga hasta la tensión, es un placer de lectura.
    El triángulo entre Remprelt, Dean y Stan dan consistencia a la trama principal, avivando el interés por los nuevos acontecimientos.
    Genial desenlace de entrega, una imagen terrorífica que nos muestra parte del verdadero rostro del "Proyecto Fobia".
    ¡Abrazo, Compañero!

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    1. Me gusta recordar en algún momento de mis capítulos que los de Ricardo narran la infancia y no sueños o algo similar, pues es importante para dar profundidad al personaje. Como podrás ver en su siguiente capítulo, ha tratado ese suceso de maravilla. Gracias por esa felicitación, no me cabe duda de que pronto me tocará a mi felicitarte cuando hagas tu capítulo.

      Este triunvirato de personajes tiene capital importancia, no sólo por su constante presencia, sino también por la variedad de motivaciones que tienen para seguir adelante en lo que hacen. Y claro, cada uno tiene misterios por resolver aún, por lo que me gusta ir cociendo a fuego lento la trama.

      ¡Otro abrazo Compañero!

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  7. Intrigante es la palabra, que pasará en ese psiquiátrico que trama Remprelt con los que tiene fobia a los payasos. Stan que averiguará una ves de que obtenga el trabajo. Que de historias hay tras un psiquiátrico. Un abrazo

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    1. Saludos María del Carmen, no pasa nada bueno en el psiquiátrico jaja. Cualquier información que obtiene Remprelt sobre sus pacientes la convierte en una poderosa arma de intimidación. Fíjate la de historias y misterios que ofrecen las personas que se suponen "cuerdas", casi más que los pacientes jeje. ¡Otro abrazo!

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  8. Un capítulo muy interesante en el que nos describes la relación tan interesante que tienen Remprelt y el sheriff. Y el plato fuerte, el misterio del sótano del sanatorio. Nos dejas con la miel en los labios. ¿Qué tratamientos misterioros lleva a cabo en ese lugar? ¿Que tienen que ver con los payasos? ¿Qué significan los sueños sobre mimos? ¿Será capaz nuestro héroe de pasar la semana de prueba? Me va a explotar el cerebro intentando contestar todos estos interrogantes.

    PF marcha viento en popa, esperaremos al próximo capítulo para resolver todos estos misterios.

    Saludos fobicos

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    1. Hola Santiago, cuánto tiempo sin leerte compañero fóbico. El dúo que conforman Remprelt y el sheriff tiene muchos lazos importantes de cara al proyecto. En el próximo capítulo del presente, narrado por Edgar, podrás ver un nuevo avance del tratamiento llevado a cabo en el sótano, que ya sabes que tiene por piedra angular una sesión de hipnosis. Los payasos...es aquello a lo que teme el último paciente sometido a hipnosis, y los mimos...es el trabajo que quería hacer el mejor amigo de Remprelt.

      Espero haber aliviado esa presión en tu cerebro con estos datos jeje. Me alegra que el curso del relato sea de tu agrado y quieras seguir leyendo cada nuevo capítulo. ¡Otro saludo!

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