Era curioso, pero la lluvia parecía el elemento
canalizador en la relación de Gabriel y Natalia. Había estado presente en los
primeros días en que se conocieron, y también en el día en curso, que había
supuesto un pequeño bache para ambos. Gabriel no había reparado en ese detalle
anecdótico, hasta que se encontraba saliendo del taxi que le había llevado al
edificio donde vivía Natalia. Se resguardó de la lluvia en el portal, y apretó
el pulsador del piso de ella. Como no obtuvo respuesta, dedujo que había
logrado llegar antes.
Natalia estaba algo nerviosa mientras el taxi que la
llevaba a su piso recorría las últimas calles del trayecto. Anhelaba volver a
acariciar a Gabriel, sentir nuevamente la suavidad de sus labios y la pasión de
sus besos. Y la sola idea de pensar en dejar de disfrutar de esos placeres, se
le antojaba muy triste aunque con el tiempo se sobrepusiera. Pero no había que
pensar en el futuro, sino en el presente, y en volver a encauzar las cosas al
punto mágico en que estaban antes de la escena del hotel.
Mientras Gabriel miraba a un lado y otro de la calle
buscando un taxi que trajera a Natalia, divisó una figura en uno de los
extremos de la calle. No podía distinguirla con claridad debido a la intensidad
con la que caía la lluvia, pero le resultaba familiar, y a medida que se
acercaba la iba viendo menos difuminada…
El taxi entró por el extremo opuesto de la calle, y
eso provocó que Gabriel dejara de prestar atención a la figura que se
aproximaba. Al reconocer a Natalia en el interior del vehículo, se acercó al
mismo para abrirle la puerta. Ella le pagó al taxista, y sonrió al ver a
Gabriel. Algunos segundos después, ambos dieron una pequeña carrera hasta el
portal, mientras el taxi daba la vuelta y se marchaba de allí.
Estaba teniendo lugar un momento precioso entre
ambos. Como si de una película se tratase, la banda sonora la ponía el sonido
del agua al caer con intensidad sobre la calle. Y Gabriel y Natalia…se quedaron
mirándose el uno al otro sin pestañear durante un par de minutos. Si se hubiese
tratado de una película, habría sido el momento en que alguien habría gritado a
pleno pulmón un “bésala”. Y aunque no era una película, Gabriel y Natalia se
fundieron en un cálido y pasional beso, haciendo que sus corazones cogieron el
ritmo de locomotoras fuera de control. Las explicaciones vendrían después,
tocaba disfrutar de aquel momento.
Mientras en el portal tenía lugar el tórrido
momento, la figura que seguía caminando bajo la lluvia observaba atentamente la
escena, sintiendo una creciente furia en su interior. Entonces, en un arrebato
de ira, sacó un teléfono móvil de su bolsillo, y lo lanzó hacia el portal.
El interminable beso entre Gabriel y Natalia, que no
sólo estaba volviendo a poner las cosas en su sitio, sino que además estaba
encendiendo el fuego interior de cada uno, se vio bruscamente interrumpido
cuando un objeto impactó de lleno en el cristal de la puerta que había tras ellos.
El cristal no se rompió, pero sí quedo dañado, y Gabriel y Natalia miraron al
lugar de procedencia del objeto.
Allí estaba Emilio, el ex-marido de ella. Gabriel
aún no conocía esta relación, pero sí le había visto besarla a ella en el
hotel, y eso, unido a lo que acababa de pasar, y al rictus de terror que había
provocado en el rostro de Natalia, le hizo estallar de cólera. Jamás en toda su
vida se había sentido tan lleno de furia, por eso le sorprendería recordar con
el paso del tiempo, el modo en que había actuado.
Lo que ocurrió fue que, tras reconocer al tipo del
hotel, Gabriel, a pesar de que Natalia intentó retenerle, se dirigió corriendo
hacia aquel indeseable. Y a juzgar por la reacción del tipo, que empezó a
retroceder cada vez más rápido, Gabriel tuvo que darle miedo.
Natalia se quedó petrificada, sin saber qué hacer.
Desde su posición vio cómo Emilio se tropezó en uno de sus pasos de retirada,
cayéndose en un gran charco sobre la acera. Gabriel, que había aminorado la
marcha, se acercó hacia Emilio, le agarró de la ropa para incorporarlo un poco,
y le propinó un puñetazo.
Con una mezcla indescriptible de sensaciones,
Natalia sintió cierta liberación cuando Gabriel, tras haberle pegado a Emilio,
le gritó con todas sus fuerzas:
- ¡Déjala en paz!
Gabriel, tras gritarle a aquel tipo, y con el puño
dolorido por el golpe que le había propinado, le soltó la ropa, y empezó a caminar
hacia Natalia. Se sentía muy raro, ya que jamás se había peleado con nadie, ni
tampoco dado un puñetazo en serio y no de broma. Lo único que deseaba en aquel
instante, si es que se lo merecía, era caer en los brazos de Natalia. Por eso, cuando
volvió junto a ella, la abrazó. Natalia salió del estado de indecisión en el
que estaba instantes antes, y le devolvió el abrazo. Por un instante fugaz,
pensó en él como su caballero de la lluvia. Su apuesto, valiente y tierno
caballero.
No estaba bien resolver las cosas con violencia,
pero Emilio, tras levantarse y dedicarle una última mirada a la pareja, se
marchó de la zona. Y Natalia, aunque en aquel instante no lo supiera, jamás
volvería a verlo en su vida. Así que nunca pudo saber que aquel puñetazo, fuera
reprochable o no, activó el engranaje que Emilio tenía oxidado en su cabeza,
comprendiendo al final que todo había terminado entre ellos, y que ella había
pasado página.
Gabriel y Natalia se metieron en el portal, cogieron
el ascensor, y una vez arriba, entraron en el piso de ella. Quizás no era el
mejor momento para hablar, ya que tras lo ocurrido en el exterior tenían en su
interior una extraña mezcla de deseo y adrenalina. Pero habían acordado por
teléfono hablar de lo ocurrido en el hotel, y, tras secarse un poco la ropa, se
sentaron en la cama de Natalia para hablar. Ella tomó la iniciativa:
- Me gustaría contarte todo de forma resumida, para lo
cual te pido silencio hasta el final, donde podrás decirme todo lo que quieras,
sientas o tengas en mente. ¿De acuerdo?
- Sí, prometo que estaré callado hasta que tú me
avises para hablar.
Y así, Natalia, que cogió las manos de Gabriel entre
las suyas, inició su relato. Le reveló quien era el
tipo que había desarbolado
el día de ambos por completo, y le contó su matrimonio con él, así como su
divorcio y todo lo que había sobrevenido en los años que precedían al actual.
Una vez que finalizó su relato, y antes de permitir
que Gabriel hablara, ella le pidió perdón por la escena del hotel, y le besó
con una intensidad que denotaba su temor de que aquel pudiera ser el último
beso que se dieran. Una vez que sus labios se separaron, ella volvió a apretar
las manos de Gabriel, y con un gesto de cabeza, le indicó que podía hablar.
Continuará...
Continuará...
Creo recordar que ya sólo queda un último capítulo de este "Encuentro casual"; seguro que el final está a la altura de las expectativas. ¿Cuál será la postura de Gabriel ante las palabras de Natalia? ¿Saldrá de su vida para siempre o el incidente habrá reforzado la relación?
ResponderEliminarUn abrazo enorme, amigo José Carlos.
Recuerdas perfectamente, sólo queda uno. No sé si el final será el broche de oro perfecto a esta historia, pero como ya sabes, una vez que se te mete una idea en la cabeza...uno la lleva al papel (el ordenador en este caso) tal como la concibe jeje. ¡Otro abrazo Bruno!
EliminarNo dejaré de leer el final. Llegados hasta aquí creo que merecerá la pena.
ResponderEliminarun abrazo.
Qué gratificante es comprobar que tras unas semanas sin publicar, aún seguís la historia jeje. Espero que cada visita a esta historia te haya merecido la pena. ¡Un abrazo compañero!
EliminarPues yo opino que esta historia puede terminar o no el el siguiente capítulo. Lo leeremos ya que has tardado unas semanas en poner este. Un abrazo
ResponderEliminarSe me olvido que te puedes pasar por esta dirección y tengo trabajo para ti si quieres claro no es obligatorio http://mariacarmenpiriz.blogspot.com.es/2016/07/reto-tres-dias-tres-citas-i.html Un abrazo
EliminarBueno, si se deja un final abierto, claro que puede o no terminar en la mente de quienes lo lean jeje. Incluso si fuera un final cerrado pero con ciertos matices. Otro abrazo.
EliminarLe echaré un vistazo en cuanto tenga un rato tranquilo para su lectura :)
EliminarSabes que siempre he sido sincero contigo y eso es por el gran respeto que te tengo como escritor. Dejando a un lado el hecho de que me gusta cómo narras, así voy a seguir siendo. Ya te dije en una ocasión que este tipo de historias románticas no son de las que más me atraen, pero he de reconocer que haces un gran trabajo. En este capítulo, por ejemplo, la acción me parece previsible y con situaciones algo típicas, sin embargo, fluye con una narrativa que te obliga a leer hasta el final. En todo caso, esto no es más que un matiz parcial. Cuando lea el capítulo final te daré una opinión general de la obra, aunque te adelanto que me parece un excelente trabajo en su género, no lo dudes
ResponderEliminarHasta pronto compañero. Un fuerte abrazo
Y tú también sabes (y si lo dudabas te lo confirmo nuevamente) que es recíproco ese respeto. En numerosas ocasiones he comentado que tampoco me atraen demasiado este tipo de historias, ni es un género del que lea gran cosa, a excepción de los romances que te meten en novelas de otras temáticas.
EliminarPuede sonar un poco incoherente que sin ser un gran fan del género lleve ya tanta historia narrada, pero al final les cogí cariño a estos dos y quería contar hasta cierto punto algunas de sus vivencias. Y siendo consciente de que aquí casi todo tipo de situaciones ya están vistas, me alegra que a pesar de ello te quedaras leyendo hasta el final.
Será un placer recibir esa opinión general compañero. ¡Otro abrazo!
Esa lluvia... Me ha gustado mucho esta parte y como ha resuelto la visita de Emilio en su portal ;) He visto que lo próximo que leamos será el final de este "encuentro casual"... Prefiero no esperar nada, pero no puedo evitar pensar que tiene que vencer el amor entre esta pareja.
ResponderEliminarUn abrazote!! :)
Sí, la lluvia se ha convertido en algo característico de esta historia jeje. Sé que la situación en sí no ha sido muy original, pero me alegra saber que te ha gustado. Antes del final subiré un texto conmemorativo del blog, que hace algunos días cumplió un año de existencia. Quien sabe lo que les acontecerá a estos dos. ¡Un abrazo!
EliminarMenuda se ha llevado el Emilio este, aunque lo tenía bien merecido. Ha despertado la bestia que Gabriel tenía dentro. A ver que pasa con el último capítulo y cual será la reacción de Gabriel. Un saludo José Carlos.
ResponderEliminarExacto Jorge, estaba haciendo méritos para ello, y ha provocado que Gabriel terminara explotando de ira. Espero que sea cual sea el devenir del último capítulo, no te deje mal sabor de boca. ¡Un saludo compañero!
EliminarYa va a terminar?? 😞 La historia va excelente JC, me tiene atrapada desde el primer capítulo y mira que te has demorado entre uno y otro. No soy super romántica pero todos los añadidos de este romance me hace seguirlo hasta el final. Debo pensar en conseguir un Gabriel XD. Besito celdiacos.
ResponderEliminarAsí es Mendiel, no sé si en los otros capítulos comenté la extensión que tendría el texto, pero desde hace bastante tiempo me puse como meta 12 capítulos, y ya mismo se acaba la historia.
EliminarComo me lees a menudo y me conoces, sabrás que tampoco soy un autor que escriba mucho sobre este género, así que ha sido una peculiar excepción ponerme con esta historia por capítulos, y es un placer ver que te he tenido atrapada :P
Pon un Gabriel en tu celda jaja. ¡Besos!
Me alegra volver a tu blog, disfrutar de nuevo de tus letras.
ResponderEliminarMe encanta esta historia, las situaciones de este par, a los cuales también les he cogido ficticio cariño.
Son acciones reconocibles, creíbles, pero nunca me han parecido predecibles, jamás he intuido lo que iba a suceder, pero más allá de las reacciones, de las causas y los efectos de sus decisiones, lo que más me gusta y me atrapa de esta historia romántica es, sin duda, el modo en el que está narrada; de manera sobria, tierna, emocional, y en ocasiones de una subida de tono muy agradable y disfrutable.
Les deseo lo mejor a Natalia y Gabriel, creo que bien se lo merecen. Pero eso, aún está por descubrir...
¡Abrazo, José Carlos!
Bienvenido de nuevo a la burbuja Edgar, ya sabes que aquí tienes tu burbuja reservada jeje. Una de las razones por las que acumulé el ánimo suficiente a la hora de narrar esto por capítulos, es también por el cariño que les cogí a los personajes, y por el potencial que les veía.
EliminarHe intentado darle un toque real y cotidiano en lo referente a que son cosas que pueden pasarnos y no es tan imposible de vivir o haber vivido alguna vez por la persona que lea. Así que me alegra que te hayan gustado tanto las acciones como los derroteros narrativos que escogí para contar la historia de estos dos.
Se merecen un buen final no cabe duda, ¿lo lograrán? :) ¡Otro abrazo!
Ohhh, bueno suena a tregua. A por el gran final... ;)
ResponderEliminarYa te queda una entrega más, ánimo :P
EliminarAl final casi no han sido necesarias la palabras sino los gestos y sus hechos.
ResponderEliminarMe ha gustado esa anotación del futuro, donde nos haces saber que Natalia no sabrá nada más de Emilio, es liberador.
Sigo, :)
¡Un abrazo!
Así es, gestos y hechos han contribuido a solventar una tensa situación. Sí, este caballero de la lluvia hizo bien su trabajo protegiendo a la damisela de Emilio para siempre jeje. ¡Otro abrazo!
EliminarCoincido con lo que dice Isidoro, pero no es nada nuevo, ya lo sabes. Este género no es mi tipo (jajaja) pero tu forma de narrarlo engancha y además has logrado unos personajes con los que es fácil encariñarse y que incitan a querer saber más sobre ellos. Esos detalles son los que le dan un toque personal que nubla algunas de las situaciones típicas. Por otro lado, este capítulo ha sido muy dinámico y con muy buen ritmo debido a que lo que se narra es acción en su mayoría. Me resultó muy agradable su lectura, la cual no podía parar.
ResponderEliminarEl siguiente capítulo, el final de esta historia que empezó con... Un encuentro casual.
Un abrazo, Compañero.
Sí, queda claro que no es el género que más consumimos jaja. Pero me puse como reto acabar esta historia, de la cual pronto podrás leer el capítulo final. Cuando se centra la narración en el desarrollo de una o dos personas, se corre el riesgo de enfocar mal los personajes, pero me alegra que finalmente hayan logrado despertar la simpatía y aprecio de quienes seguís su historia. Se podría decir que esta capítulo equivale a ese momento en el que estás subido a una montaña rusa y te deja caer desde gran altura antes de enfilar el tramo final.
EliminarEspero que el siguiente capítulo te guste también. ¡Otro abrazo!