Nota introductoria: Aunque este texto puede leerse de manera independiente, la anterior aparición de Windor, en la que cuento sus primeras actividades como consejero real, así como su primera visita a la biblioteca del castillo, tuvo lugar en el texto "Una ardua tarea por delante" (para leerlo, clickad en el título).
Este texto que podéis leer a continuación, retoma la historia de Windor desde que abandona la biblioteca, y se acerca a la sala de audiencias para hablar con el rey.
Aprendiendo a desaconsejar
Una vez que Windor abandonó la biblioteca, y sin
sospechar siquiera que le había estado espiando Letrinus, se dirigió a la sala
de audiencias. Allí se encontró al rey dormido en su trono. Sería demasiado
generoso decir que el principal dirigente de Trascania roncaba de modo suave.
Windor se había criado en una casa rodeada de granjas, y Berinio emitía un
sonido similar al de todas las piaras de cerdos de aquellas granjas juntas. De
hecho las pocas personas que estaban en la sala, llevaban puestas orejeras para
poder hacer sus labores sin perder la concentración.
Viendo que no era el momento ideal para despertar al
rey de sus porcinos sueños y hablarle de la biblioteca, Windor decidió aplazar
esa conversación para otro momento. Cayó en la cuenta de que había dejado el
baúl con sus pertenencias en la “Posada del inepto”, ya que por aquel entonces
no sabía si le cogerían para el puesto, y no dio ninguna instrucción al
respecto al tabernero. Así que se encaminó hacia aquel lugar.
Ya en las inmediaciones del castillo, Windor observó
que los vendedores de antes habían retomado su partida de cartas con dos
novedades de lo más extravagantes. La primera era el aspecto de aquellas
personas, cuyas ropas y cabellos estaban decorados con más cagadas de paloma,
haciéndoles parecer un torpe intento de transmutar un perro dálmata a la forma
humana. El otro detalle hizo que el mago empezara a reírse a carcajadas, pues
la paloma que él había hecho aparecer de la nada antes de entrar al castillo, y
que empezó a defecar sobre los vendedores, seguía allí. Pero estaba acomodada
en la mesa de juego. Con varias cartas en el pico. Y había un montón insultante
de monedas bajo ella.
Windor se acercó a saludar a los vendedores, y se
fijó en que el hombre que le había vendido la barba postiza estaba casi sin
monedas para seguir jugando. Así que, recordando lo útil que le había sido aquella
barba para adquirir el trabajo, y teniendo en cuenta que aún resistía pegada a
su rostro, sintió la inevitable necesidad de mostrarle gratitud al vendedor, y
le dio algunas monedas. El tipo, eufórico por ver aumentada un poco su línea de
crédito, le hizo un gesto ofensivo a la paloma antes de pedir nuevas cartas. Como
allí no había nada más que hacer, el mago se alejó de la zona.
Era inevitable cuestionarse la inteligencia de quien
entra en un lugar llamado “Posada del inepto”, y Windor llevaba dos asaltos ya
en ese combate mental. Pero mirando el lado bueno, no tendría que volver en un
tiempo a la taberna, una vez que diera orden de que enviaran su baúl al
castillo. Le hizo saber al tabernero que había sido nombrado consejero real, y
le sugirió que cualquier información valiosa que le hiciera llegar y fuera de
interés para el funcionamiento del reino, sería bien recompensada. El tabernero
se mostró muy contento ante aquella posibilidad, y le dijo a Windor que antes
de acabar el día tendría su baúl en el castillo.
Después de marcharse de la taberna, Windor dio un
pequeño paseo por los muelles de Trascania. Cuando llegó del viaje en barco
sintió que aquel lugar era tan acogedor como una chimenea encendida en una
noche lluviosa, pero ahora que recorría nuevamente la zona sin la necesidad de
pisar imperiosamente tierra firme, su percepción era otra. Aquello era un caos.
Había todo tipo de personas yendo de un lado a otro con mercancías de lo más
singular, algunos barcos no podían salir bien de los embarcaderos porque otros
les obstaculizaban el paso, unos cuantos marineros peleaban a puñetazo limpio
por no quedarse sin barriles de cerveza con los que emborracharse, e incluso
algunas mujeres se estaban liando a guantazos por quedarse con los pocos
gigolós que recorrían la zona. Hasta el mago al que había perseguido el perro
del castillo paseaba por la zona, con los calzones prácticamente al aire. Había
mucho que hacer allí.
Fue inevitable anotar en un pergamino algunas ideas
que se le ocurrieron a Windor para mejorar el funcionamiento de los muelles. Lo
milagroso era que con semejante caos, Trascania fuera un reino que aún siguiera
teniendo una posición de prestigio en el mundo mágico. Eso no dejaba nada bien
el resto de reinos la verdad. Pero que nada bien.
Cuando regresó a la sala de audiencias el rey
Berinio estaba despierto, aunque a Windor seguía recordándole a una piara de
cerdos por la manera en la que devoraba un plato de comida. Berinio usaba sus
manos para coger los alimentos, y comía con la boca tan pegada al plato que
tenía las mejillas manchadas de salsa. Hasta bebía de su copa como si fuera un
caballo en un abrevadero. Seguía sin ser el momento idóneo para charlar con él,
por lo que Windor decidió ir a las cocinas a picar algo. A fin de cuentas, él
también tenía hambre, y uno de los guardias de la sala le dijo que el rey comía
antes que el personal a su servicio, y que aún les quedaba un rato a los demás
para cenar.
Por el camino apareció su “amigo” el ayudante de
cámara del rey. Se quedó parado frente a Windor, mirándole con una sonrisa de
lo más maliciosa, y alzando repetidamente sus cejas. Algo le decía al mago que
la situación iba a ponerse tensa. No era para menos, pues le había hecho anteriormente
dos jugarretas al pobre tipo. Involuntarias pero de malos resultados para su
salud. Y tarde o temprano, él se tendría que resarcir. Aquella mirada, esa
sonrisa, y el movimiento de una de sus manos hacia la boca, produciendo un
fuerte silbido, se conjuntaron para provocar que otro nuevo “amigo” de Windor, el
perro del castillo, le atacara por la espalda, arrancándole un trozo de la
túnica. En concreto el que mantenía abrigado su trasero. Antes de darse la
vuelta y gritar, Windor recordó al mago que había visto en los muelles.
Después, gritó furioso.
Cuando las miradas del perro y Windor se cruzaron
por segunda vez aquel día, hubo más comunicación no verbal. El perro escupió el
trozo de túnica que había arrancado, como queriendo decir “esto pasa cuando
juegas conmigo”. Y Windor, tras dedicarle varias miradas cargadas de furia y
señalarse con un dedo su trasero, le respondió algo así “o persigues al
ayudante de cámara y me dejas tranquilo, o te quitaré el pelaje y lo usaré para
parchear mi túnica”. El animal entendió perfectamente aquello, y tras girar su
cabeza hacia un costado y otro observando su pelo, al cual le tenía mucho
cariño, apretó los dientes, y fue directo hacia el ayudante de cámara.
Fue divertido ver a aquel hombre huir despavorido y
dando saltos para evitar los mordiscos del perro. Eso le amenizó a Windor el
camino hasta las cocinas, de donde salía un aroma delicioso. Era increíble la
de personas que había trabajando allí. Windor se presentó ante el cocinero jefe,
al que localizó por su enorme gorro blanco. Le pidió permiso para comer algo
sin esperar a que la cena fuera servida en el comedor, y recibió carta blanca
para coger lo que quisiera. Y dio buena cuenta de aquel permiso sin límites. De
hecho Windor sobrepasó con creces los límites de la gula. Al recordar la cláusula
suprimida de su contrato laboral, según la cual tenía que pagar por lo que
comiera en el castillo, el mago soltó un gran eructo, y pensó en el asesor
laboral. Chúpate esa Letrinus.
Por última vez en aquel día, Windor volvió a la sala
de audiencias, y esta vez sí, encontró al rey en situación de conversar. Se
acercó al trono, y formuló su petición:
- Majestad, necesitamos una persona que administre la
biblioteca.
- Denegado- la respuesta fue automática.
- Es muy importante poner en orden demasiadas cosas en
este reino, y lo mejor es empezar por el castillo majestad.
- No lo veo pertinente Windor.
- Con el debido respeto, una de mis funciones es darle
consejos majestad- y entonces, Windor empezó a recordar el anuncio de trabajo
que le había llevado allí, el cual requería de capacidad para aceptar que sus
consejos no fuera llevados a cabo. Había que cambiar de estrategia, valiéndose
de cierta psicología barata-. Pero… ¿sabe qué? Que ahora que lo pienso, no
necesitamos a nadie que dirija la biblioteca. A nadie en absoluto. Es más, qué rey
en su sano juicio, contrataría a alguien para tal labor.
- Vaya, ahora que lo dices Windor, se me ha ocurrido
una idea. ¡Necesitamos alguien en la biblioteca! Hablaré con Letrinus e
Injusticio para que se encarguen de ello- y como si la idea realmente hubiese
sido suya, el rey se ajustó la corona a la cabeza, y le dedicó una petulante
sonrisa a Windor-. Si eso es todo, mañana hablaremos de nuevo.
- En realidad tengo más cosas que contarle majestad.
- Denegado.
- De acuerdo, hasta mañana.
Qué hombre tan irritante era Berinio. Pero había que
ser optimista, y Windor se retiró a su torre valorando positivamente la forma
en la que el rey cayó en su trampa. Si él no iba a seguir los consejos de
Windor, era necesario perfeccionar aquel método de reconducir las pretensiones,
de desaconsejar. Y el aprendizaje de esa táctica negociadora se convirtió en
uno de los pasatiempos del mago durante sus primeros días en el castillo, en
los cuales logró que el rey accediera a numerosas peticiones para mejorar el
funcionamiento del castillo.
Berinio siempre se atribuyó cada idea que Windor
había tenido antes y le había puesto en bandeja, pero eso carecía de
importancia, formaba parte del juego. Y Windor, al igual que la paloma que
había arrasado jugando a las cartas con los vendedores, no dejaba de obtener
pequeñas victorias, necesarias para mejorar las cosas en Trascania.
Continuará...
Continuará...
Por lo visto este rey Berinio podría también llamarse Porcinio ¿no?... Bueno, ya veo que Windor no ha perdido el tiempo desde que se ha instalado en el castillo, porque está ganándose el respeto o mejor dicho "se está convirtiendo en un buen zorro astuto" al que hasta el perro del castillo y Letrinus ya le temen.
ResponderEliminarPor cierto muy simpática la escena de la paloma defecadora y el vendedor de la barba postiza, que finalmente se han hecho amigos.
Otro gran logro de Winsor es utilizar esa técnica de reconducir las pretensiones del rey, desaconsejándole en todo lo que a él le interese, en definitiva la mejor táctica negociadora y pasatiempo, que me imagino le va a permitir conseguir sus objetivos en el futuro.
Me sigue resultando muy entretenida la historia, José Carlos, de modo que por estos reinos de Tascania seguiré merodeando ...je,je,je. Mi opinión es muy positiva a la calidad narrativa, construcción de la trama, personajes y ambientación.
Un abrazo.
Sí, cualquier comparación de Berinio con el reino animal no sería nada desacertada jeje. Para Windor es un placer enorme poder ejercer como consejero, al ser uno de sus sueños desde la infancia, así que se implica para hacerlo lo mejor posible. Si eso requiere aprender a plantear las cosas de otro modo para que le hagan caso, se hará lo que haga falta.
EliminarSobre la paloma, teniendo en cuenta la escena de capítulos anteriores, me pareció buena idea que terminara habiendo algo de paz, y que además surgiera una amistad jeje.
Claro que sí, date un paseo por Trascania jeje. Gracias nuevamente por tan generosas palabras. Otro abrazo.
Parece que por fin el destino le esta sonriendo a nuestro mago Wi.... ummm, -mejor omito, ya que no quiero equivocarme-.
ResponderEliminar.
En fin ya podemos dormir tranquilos, todo marcha viento en popa, para el buen mago
Pues sí, las cosas empiezan a encarrilarse un poco. Veo que no quieres decir el nombre por si la varita hace otro inesperado hechizo jaja. ¡Un saludo Hugo!
EliminarUna historia fantástica de lo más entretenida, tanto por el argumento en sí como por la narrativa. Es especialmente graciosa y juiciosa la conducta de Windor ante las repetidas negativas del Rey. Juicioso y astuto, pues hay gente -como Berinio- a quien no le gusta seguir los consejos ajenos ni dar por buenas las ideas que no han salido de su propia mente, por muy atrofiada que esté. Así pues, planteándole las cosas en negativo, tu protagonista logra sus propósitos. Veremos hasta qué punto puede llegar a transformar el país.
ResponderEliminarNo había leído los capítulos precedentes pero, como bien dices, ello no ha sido obstáculo para disfrutar de esta lectura.
Un abrazo.
Te agradezco tan buenas palabras hacia esta obra Josep Mª. Seguro que no es una excepción a otros reyes, que harán caso omiso de las sugerencias ajenas salvo si creen que la idea ha sido suya. El reto para quienes tienen una mente más lúcida, es encontrar el modo de lograr ser atendidos en sus pretensiones.
EliminarHasta la fecha van 7 entregas de este personaje, tan torpe cuando hace magia como peculiar por las cosas que hace jeje. Me alegra que hayas disfrutado de este capítulo. ¡Otro abrazo!
Bueno, José Carlos. Vuelve nuestro Windor, y has aprovechado perfectamente el capítulo para darnos una nueva vuelta por los terrenos de Trascania y así familiarizarnos con el lugar y sus demenciales gentes.
ResponderEliminarEl bueno de Windor será un mago mediocre, pero manipulando es único. Y, si la cosa falla, siempre podrá volver a hacer aparecer una paloma jugadora de cartas y vivir de ella como su agente.
Un saludo, amigo, y disculpa la tardanza.
Saludos Bruno. Una vez que ya ha logrado lo que quiere, pasear nuevamente por Trascania adquiría un nuevo significado, ya que Windor ha de ayudar a que aquello prospere. Poco a poco sigue mejorando en muchos aspectos, así que no descartes que los hechizos pequeños le empiecen a salir bien algún día jeje. Siempre quedará la paloma jeje.
Eliminar¡Otro saludo y nada que disculpar!
Otro capítulo del Mago Windor y ya está consiguiendo su cometido aunque el rey se lo deniegue , no hay como llevarle la contraria. Lo de la paloma es muy higiénico y distraído. Nos sigues deleitando con tu prosa y esta historia bien contada. Un abrazo
ResponderEliminarWindor ya sabe que sus condiciones laborales sin en cierto aspecto tan agradables como dormir sobre una cama de pinchos, pero empieza a pillarle el truco jeje. Gracias por ser una seguidora tan activa de la historia, otro abrazo compañera.
EliminarCon una excelente estructura y una narración fresca y fluida, se nos presenta otro capítulo de las aventuras de Windor, las cuales continúo visualizando en viñetas a todo color.
ResponderEliminarNo es nada fácil, "esto me lo dijo un gran mago", hacer aparecer a una paloma, y que ésta se cague en las cabezas de los allí presentes, y mucho menos que sea una gran jugadora de cartas, que se alíe con un negociante en potencia, y desplume al personal. Con igual avispada elocuencia, nuestro protagonista (por que ya lo considero también mío) sea capaz de usar con astucia la vieja táctica de la psicología inversa con un rey porcino y tontorrón, y es que Windor, con perspicacia, elevará el reino a altas cotas de mejoría, sirviéndose de sus talentos; torpe magia (mas resultona) e innegable inteligencia.
Escenas cómicas, justa profundidad en los personajes, enorme entretenimiento.
De nuevo, un placer de lectura, José Carlos. Encantador de cuentos.
¡Abrazo, Compañero de Letras! ;)
No deja de ser alentador que a menudo realces el carácter visual de estas historias. Una de las partes que más disfruto a la hora de narrar un texto, es la visualización de cada escena, intentando darle el efecto deseado en función de la temática.
EliminarEs cierto que no es nada fácil sacarle tanto partido a una paloma como ha hecho Windor, pero ya sabes que no se trata de un tipo de mago que crece en los árboles, sino que se cae de ellos jeje. Es muy bueno que lo consideres también tuyo, denota una gran empatía.
Paso a paso empieza a ser una persona con una mente más activa y ágil a la hora de intentar cumplir del mejor modo posible su cometido.
Siempre un placer tenerte por aquí, otro abrazo Compañero.
Por algún motivo, Windor me hace acordar un poco al Johann Sebastian Mastropiero de Les Luthiers: medio tonto, medio ventajero XDDD Si no los conocés, te los súper recomiendo ;)
ResponderEliminar¡Saludos!
Sí, los conozco un poco jeje, aunque ahora que has hecho la comparativa intentaré ver algún vídeo para sacar otras impresiones :) ¡Un saludo!
EliminarAmigo, tienes el don de mirar la realidad con ojo crítico y el de saber trasponerla a tu ficción con un sentido del humor envidiable. Porque leo tus reflexiones (o las de Windor) sobre el arte de desaconsejar y no puedo dejar de hacer una segunda lectura en todo ello, viendo la crítica de nuestra propia realidad cotidiana. Todo, en general (nombres, situaciones, lugares) destila una fina ironía y humor que hacer su lectura un placer. Esta vez nos has ofrecido una buena dosis de Windor, quizá para compensar el tiempo que hace que no disfrutamos sus aventuaras, je, je, y como siempre, me he divertido
ResponderEliminarMe alegro leerte de nuevo, compañero. Un placer
Fuerte abrazo José Carlos
Saludos "windorianos" jeje. Quizás una de las razones por las que más disfruto narrando las historias de este personaje, es por esa crítica a la sociedad que hago, aunque aderezándola con un poco de humor. Desde el microrrelato originario en el que hablé del personaje por primera vez, sentí esa satisfacción de lanzar críticas y comparativas desde un punto de vista cómico. Es una buena forma de que la gente recuerde cosas del día a día, pero al menos se permita endulzarlas un poco riéndose.
EliminarPoner nombres es una parte sumamente divertida del trabajo previo a cada capítulo de esta saga jeje. Mira el lado bueno, al menos en esta ocasión no ha hecho estropicios con la varita, y sí ha realizado progresos intelectuales y manipulativos jeje.
¡Un placer tenerte siempre por aquí Isidoro, otro abrazo!
Imaginación no te falta José Carlos para involucrar a Windor en toda clase de situaciones cada cual más rocambolesca. El pobre tiene una paciencia infinita con los habitantes de Trascania y con su rey, cada cual más inepto como reza el nombre de la posada. A este paso nuestro mago terminará por hacerse con las riendas del reino. Un saludo.
ResponderEliminarHola Jorge, gracias por visitar una vez más la burbuja y dejarte llevar entre los desvaríos de Windor jeje. Estas historias tienen algo que desencadenan en mi cabeza tormentas de ideas de todo tipo, y lo difícil es descartar situaciones jeje. Hay mucho por hacer, pero Windor siempre ha querido tener este puesto y ahora le toca descubrir lo que conlleva. ¡Otro saludo compañero!
EliminarMuy buena continuación de las aventuras de Windor. Desde luego la psicología inversa es lo mejor para tratar con adolescentes y reyes, je,je. ¡A por el siguiente capítulo! Saludos
ResponderEliminarDesde luego, con personajes que no aceptan más ideas que las suyas propias, hay que buscar caminos alternativos jeje. ¡Un saludo!
EliminarY quedan demostradas las condiciones innegables de Consejero que posee Windor.
ResponderEliminarEse reino será suyo.
Saludos.
Empieza a mostrar que se está adaptando bien al trabajo que siempre deseó. Sin duda puede hacer una excelente carrera como consejero, y ganarse el aprecio de los trascanios, aunque a saber qué le deparará el futuro. ¡Un saludo Raúl!
EliminarHola José, tengo el gusto de haberte nominado para el premio Liebster Award. El enlace con las instrucciones para que puedas acreditarlo es http://hastaqueelesplendorsemarchite.blogspot.com.ar/2016/12/premio-liebster-awards.html¡Felicitaciones y que lo disfrutes! Un abrazo.
ResponderEliminarAriel
Hola y gracias por el premio compañero. Te confieso que por saturación en su día dejé de hacer entradas para los premios, pero ten por seguro que te comentaré en el blog. ¡Un abrazo y felicidades a ti también por haberlo recibido antes!
EliminarQuería comentarle que lo he nominado para los premios Liebster Awards. Le dejo el enlace para que lo compruebe.
ResponderEliminarhttps://evaloureirovilarelhe.blogspot.com.es/?m=0
Hola Eva, gracias por la visita y la nominación. Cuando pueda te haré una visita al blog y leeré tus respuestas a las preguntas que te hicieron al darte el premio a ti también ;)
Eliminar¡Un saludo!