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24 de abril de 2021

Vida y muerte en el espacio

Un ligero temblor en la nave fue la señal de que estaban abandonando el planeta Morback, conocido desde hace dos años como el “Vergel de los Muertos Vivientes”. La capitana Bricia Cranston, tras comprobar que salían sin problemas del campo gravitatorio del planeta, dejó que su co-piloto Sherby Wondal se ocupase del resto de la maniobra para volver al espacio. Sería entonces, una vez en órbita, cuando ella tendría que encargarse personalmente de manejar la nave, ya que Morback estaba fuertemente vigilado por la Federación de Planetas Unidos, y la única opción viable de entrar y salir sin ser vistos, escapando a los escáneres de las naves de la Federación, requería poner en práctica la pericia que Bricia, como ex-piloto de cazas de combate, tenía en su haber.

Mientras Sherby se ocupaba de todo, Bricia usó su intercomunicador para hablar con Jelko, Parek y Krestic, sus hombres de armas, que en aquellos momentos estaban vigilando el cargamento de la nave. Por el momento los muertos vivientes no daban demasiados problemas, pero era lo lógico, teniendo en cuenta que hasta una veintena de aquellos comecerebros estaban atrapados en un tanque metálico que emitía descargas eléctricas a quien tocara sus paredes. Con cargas como aquellas, no había que andarse con tonterías.

Bricia no había estado muy convencida ni antes ni después de aceptar aquel encargo, y únicamente su necesidad de conseguir una buena suma de dinero había decantado su decisión. Pero claro, eso no implicaba sentirse bien consigo misma. A fin de cuentas, desconocía las razones por las que el millonario que le había encomendado aquella misión, podría necesitar un pequeño grupo de zombies, pero su instinto le decía que no serían para nada bueno.

Y era lógico, ya que, desde que un grupo de mineros reventó en las minas de Morback una bolsa de gas venenoso, aquel planeta había sufrido lo indecible, viendo casi exterminada su población por la conversión de los mineros en zombies a raíz de inhalar aquel gas, y la posterior infección que transmitieron a cuantos habitantes pillaban a su paso, fueran humanos o alienígenas. La cosa se desmadró tanto que, para cuando la Federación entró en acción y logró evacuar a lo que quedaba de población sana, declaró el planeta en cuarentena, estacionando allí un contingente de vigilancia para no dejar entrar o salir a nadie, quedando los zombies atrapados. Claro que, como en todas las cosas, siempre hay una manera de llegar a donde uno quiere. Y nadie sabía qué motivó el hecho de que dejaran a los muertos vivientes vagando por el planeta en lugar de extinguirlos, pero así se habían sucedido las cosas.

Bricia no era ni mucho menos la primera persona que iba a capturar zombies allí, y precisamente por las experiencias de otros pilotos, ella ya sabía cómo debía manejar la nave para evitar los escáneres y el control de la Federación. Y pensando en eso, llegó el momento en el que la capitana debía ocuparse de manejar su nave. Tras darle las órdenes pertinentes a Sherby, Bricia agarró bien los controles, y dio el aviso a la tripulación para que se agarrasen a lo que tuvieran a mano, pues el viaje iba a ser movidito hasta salir de la zona. Y vaya si lo fue, mucho más que para acceder a Morback. De hecho, Knighter, el mecánico, tuvo que trabajar bajo mucha presión para conseguir toda la potencia extra que la nave necesitó para salir del control de la Federación.

***

Cuando la nave de Bricia aterrizó en el planeta Treniac, su anfitrión, el magnate Prendal, tenía todo preparado para sacar la carga con seguridad, y un numeroso ejército de soldados supervisó el traslado de los zombies a las dependencias asignadas para mantenerles encerrados. Jelko y Parek los acompañaron, y Krestic se quedó vigilando a su capitana. Mientras tanto, y sintiéndose muy complacido, Prendal felicitó a Bricia por su labor y dio inicio a una conversación:

- Me habían hablado maravillas de ti, y me alegra comprobar que no eran alabanzas sin fundamento.
- En una profesión como la mía, señor Prendal, la reputación lo es todo- respondió con firmeza Bricia, que seguía sin fiarse de aquel hombre-. Y procuro llevar a término todos los encargos que acepto.
- Esto lo demuestra, sin duda- Prendal señaló con una de sus manos hacia el lugar donde se dirigían sus soldados con los zombies-. Y pienso darles buen uso.
- Lo único que le aconsejo, si me permite el atrevimiento, es que controle la forma en la que los utiliza. No olvide que esas criaturas extinguieron casi toda la vida de un planeta.
- Lo sé, precisamente me interesan por eso- y en el rostro de Prendal se dibujó una sonrisa que heló la sangre de Bricia-. Tengo algunos problemas entre manos, y esas aberraciones serán un arma poderosa para apoyar mis argumentos.
- Bueno, a partir de ahora la responsabilidad del uso que se les dé, es suya.
- Me alegra que lo vea así, ahí están sus honorarios- y Prendel señaló hacia una mesa que había cerca de ellos, sobre la cual se encontraba un cofre metálico-. Me he tomado la libertad de incluir un extra para que usted y su tripulación guarden silencio sobre este encargo. ¿Me comprende?
- Sí, sin ningún problema- Bricia se acercó al cofre y lo abrió para comprobar que todo estaba en orden-.
- Pues entonces, ya no hay nada más que tratar. Les deseo un buen vuelo.
- Gracias- cuando Jelko y Parek regresaron, Bricia les indicó con un gesto de cabeza que cogieran el cofre-. Y recuerde, tenga cuidado con esas criaturas.
- Lo tendré- Prendel esperó a que sus visitantes estuvieran entrando en su nave-. Y aunque no lo tenga, ¿quién va a detenerme ahora?

Bricia no pudo escuchar la malévola risa de Prendel, pero de todas formas ella seguía sin estar del todo tranquila con aquello. Una vez estuvieron tanto ella como el resto de sus hombres dentro de la nave, comenzó a pulular por su cabeza una inquietante preocupación... ¿habría hecho lo correcto aceptando aquel encargo? Jamás en su vida había visto tanto dinero como el que estaba a buen recaudo dentro del cofre, pero... ¿en serio iba a dejar en manos de aquel tipo un ejército de zombies? Sherby le habló y la sacó de sus pensamientos. Ella respondió de forma automática, ordenándole salir del planeta. Mientras la nave ascendía por los cielos... su cabeza no dejaba de darle vueltas a lo mismo. ¿Por qué se había quitado de forma tan liviana su responsabilidad al dejarle claro a Prendel que, en adelante, él sería responsable del uso que le diera a su nueva adquisición?

***

Pasaron un par meses, y Bricia se enteró del terrible uso que Prendel le había dado a los zombies. La información la había obtenido en “Wallander’s”, la taberna más popular del pequeño planeta Trinium, donde solían reunirse mercenarios, cazarrecompensas y demás buscavidas de la galaxia. Bricia ni siquiera estaba en aquel lugar para averiguar aquello, sino para disfrutar junto a su tripulación de una buena comilona tras otro trabajo reciente culminado con éxito. Pero entre las muchas conversaciones que tenían lugar allí, la capitana captó parte de una que abarcó toda su atención, provocando que abandonara la mesa donde estaba sentada para escuchar más atentamente. Un alienígena mercante le estaba relatando a un pirata una tragedia acontecida en Treniac.


Por lo visto, una horda de zombies había aparecido en aquel planeta, causando muerte y destrucción en una región poblada por ganaderos. Prácticamente la mitad de la población de allí había sido asesinada, y la otra mitad convertida en muertos vivientes. Tras algunas semanas, la horda zombie había sido aniquilada gracias a la aparición de los ejércitos de la Federación, que habían colaborado con diferentes milicias de Treniac formadas para la ocasión. Bricia sintió una punzada en el corazón, y tuvo el presentimiento de que Prendel seguramente estuvo tras alguna de esas milicias. Por descontado estaba el hecho de que hubiera dado aquel uso a los zombies, pero la pregunta pertinente entonces era... ¿por qué habría atacado esa región ganadera? Él debía ser de los tipos más ricos del planeta, y hasta donde Bricia sabía, la ganadería no era precisamente uno de los negocios más rentables por aquel sistema solar. ¿Qué motivo habría tras aquella tragedia? ¿Se trataría de alguna sangrienta artimaña de Prendal para apropiarse con el tiempo de aquella región? ¿O simplemente estaría enfrentado con esa gente? Una cosa era segura, y es que Bricia quería averiguar más al respecto, por eso puso al día a su tripulación, y viendo que todos se sintieron abatidos por la noticia, les propuso volver a Treniac. Debían hacer algo, a fin de cuentas, fue su responsabilidad llevar aquella carga tan peligrosa allí.

***

Bricia se sentía totalmente desolada cuando logró hablar con algunos supervivientes de la masacre de Treniac. Era irónico, habían sobrevivido menos personas que zombies había dejado ella en manos de Prendal. De boca de una de las personas que salvaron la vida de milagro, supo que Prendal llevaba mucho tiempo intentando comprar los terrenos de aquella zona de ganaderos. Ante la persistente negativa de éstos, el ricachón fue probando diferentes sistemas de extorsión con ellos, que iban desde sabotear sus cosechas y robar algunas de sus reses, a dar palizas a personas. Pero los ganaderos, y Bricia se sintió extrañamente orgullosa, no se dejaron amedrentar, manteniéndose firmes en su negativa a vender. Prendel era muy rico, pero en Treniac no se podía comprar a todo el entramado de autoridades locales para intentar ninguna triquiñuela por esa vía, así que, sin tener el respaldo de la ley, ni la seguridad de que le apoyarían en cualquier contienda con los ganaderos, Prendal había ido demasiado lejos con la adquisición de los zombies que dejó a su libre albedrío en aquellos terrenos que tanto se les resistían. El resto... era fácil de imaginar. Ahora que los supervivientes habían iniciado su peregrinación para marcharse de allí, él había ganado.

Cuando terminó de hablar con los ganaderos supervivientes, Bricia y su tripulación se dirigieron a la hacienda de Prendal. Aquella sabandija recibió con una enorme sonrisa a la mujer que le había ayudado involuntariamente a masacrar a sus enemigos. De no ser por Knighter y Sherby, que la agarraron fuertemente, la capitana habría saltado a la yugular de Prendal. De haberlo hecho, los mercenarios que había en los alrededores la habrían matado, tanto a ella como al resto de su tripulación. Jelko, Parek y Krestic no paraban de mover sus armas apuntando en todas direcciones, nerviosos por sentirse ampliamente superados.

- ¿Viene a felicitarme por el uso que le di a los zombies?- dijo Prendal con tono de satisfacción-.
- Maldito desgraciado, si llego a saber lo que iba a hacer...
- ¿Qué, no habría aceptado el encargo? Por favor, usted y su banda de andrajosos personajes no son más que muertos de hambre que necesitan de gente como yo para subsistir. Le ofrecí una gran cantidad y usted aceptó, así de simple.
- ¿Así de simple? - Bricia casi consigue soltarse de los brazos de Knighter y Sherby-. ¡Ha matado a gente! ¡Criminal!
- ¿Qué yo he matado a alguien? Han sido esos zombies los que han asesinado y convertido a esos ganaderos.
- Manejados por usted, canalla.
- Ja, ja, ja. ¿Cuándo me dejó la carga qué se pensaba, que iba a jugar a las casitas con ellos?
- Lo que no pensé es que masacraría a parte de este planeta. ¡Y además se sentiría orgulloso Prendal!
- Bueno, si quiere hacer algo de justicia para sentirse mejor, vaya a los tribunales y denúncieme- en aquel momento, Prendal señaló a Bricia con una de sus manos-. Pero no obvie el hecho de que usted me facilitó el cargamento de zombies, extraído de una zona vigilada por la Federación. Adelante, denúncieme a las autoridades.
- Esto no quedará así, ¿me oye?
- Si quisiera, podría matarla aquí mismo- y Prendal señaló en todas las direcciones donde sus hombres estaban posicionados y apuntando con sus armas a Bricia y los demás-. Lárguese de mi propiedad, y no se le ocurra volver, sabandija espacial.
- Vámonos Bricia- Sherby apretó uno de los hombros de su capitana-, no merece la pena.
- Está bien, nos largamos de esta cloaca.
- Que tengan buen viaje- Prendal dedicó una última sonrisa a sus huéspedes, que ya iniciaban la retirada hacia su nave.

Bricia no logró calmarse ni siquiera cuando su nave salía del planeta. Aquello no podía quedar así. No debía. Pero... ¿qué iba a hacer? Cuando pensaba que estaba superada por la situación, una idea sobrevino a su mente. La expuso al resto de su tripulación, y viendo que nadie ponía objeciones al respecto, pusieron rumbo a Morback.

***

Por segunda vez en pocos meses, Bricia había vuelto a Morback para atrapar un nuevo cargamento de zombies. La diferencia es que esta vez lo había hecho gratis, con la única finalidad de usarlos contra Prendal. Gracias a Jelko, Parek y Krestic, se le había implantado un pequeño explosivo a cada una de las capturas. Bricia no quería provocar otra tragedia en Treniac, por lo que iba a limitar el radio de acción de sus nuevos amigos. Su plan era soltarlos sobre los dominios de Prendal, y dejar que camparan a sus anchas por allí, mientras que Bricia se mantendría sobrevolando la zona, para disfrutar así del espectáculo. ¿Era un mal plan? Posiblemente. ¿Era inmoral? Era cuestionable. ¿Le apetecía llevarlo a cabo? Sin lugar a dudas.

Cuando la nave regresó a Treniac, Bricia y Sherby aterrizaron en una zona algo alejada de los terrenos de Prendal. La idea era contar con el mayor porcentaje posible de factor sorpresa, para lo cual transportarían a los zombies, que seguían atrapados en un contenedor, en un vehículo de carga, dirigiéndose toda la tripulación de la nave hacia una zona idónea para abrir el contenedor. Cuando alcanzaron una porción de terreno fuera de la vigilancia de los sistemas de seguridad de Prendal, Jelko y Krestic abrieron el contenedor, azuzando con pistolas eléctricas a los zombies para ponerles en la senda que terminaría llevándolos a la casa principal del ricachón. Era un momento arriesgado del plan, pues existía la posibilidad de que los muertos vivientes se dispersaran por todas partes, pero Sherby había aportado una idea a ese respecto. No dejaba de ser alocada, pero... ¿acaso no lo era todo aquello?

Así que, armado con una pistola de bengalas, Sherby, que sostenía que los zombies se sentían atraídos entre otras cosas por los objetos brillantes, disparó varias bengalas en dirección hacia el edificio principal donde habían tenido sus anteriores encuentros con Prendal. Y los zombies siguieron la estela de humo, intentando encontrar el punto donde la bengala comenzaba su descenso en el cielo. Al cabo de un rato, Bricia y los demás escucharon unas pequeñas alarmas ubicadas en distintas partes de los terrenos de Prendal, y supieron que la cosa iba bien. Era el momento de regresar a la nave para disfrutar del espectáculo.


Por primera vez desde que había comenzado todo aquel asunto, Bricia y sus chicos se sentían felices, aunque la culpa de ese sentimiento la tuviese el placer sádico que experimentaban observando a los zombies acabar con los hombres de Prendal. Éste, que se había ido escudando en diferentes mercenarios para mantenerse a salvo de los atacantes, se estaba quedando sin lugares para protegerse. Presa de un terror palpable desde la distancia, había terminado metiéndose en el interior de su casa. Bricia desconocía si allí tendría algo parecido a una habitación blindada, pero poco importaba viendo que los zombies que todavía seguían en pie, se habían dirigido hacia ese mismo edificio tras acabar con el resto de mercenarios.

Ahora solamente quedaba una cosa por hacer, y la capitana apretó con satisfacción el botón que accionaba los explosivos insertados en el cuerpo de los muertos vivientes. La explosión hizo arder hasta los cimientos toda la zona, alcanzando el fuego varios kilómetros a la redonda. Para curarse en salud, no habían querido usar cargas explosivas pequeñas, y era una decisión de la que Bricia se alegraba. Así no habría lugar posible para salir indemne de aquello.

Cuando fue seguro bajar a inspeccionar, Bricia y sus tres hombres de armas se aseguraron de que no quedara nadie ni nada con vida en los terrenos de Prendal. Se acercaron hasta donde el fuego les permitía, pero les bastó para comprobar que allí no quedaba más vida presente que la suya. El edificio principal estaba totalmente derruido, y la capitana dudaba de que Prendal siguiera vivito y coleando. Poco después emprendieron el regreso a la nave, para marcharse de aquel planeta al que, en la medida de lo posible, Bricia no esperaba volver jamás. Y aunque no dejaría de aceptar trabajos en el futuro, sí que esperaba cambiar dos cosas: el juzgar mejor a sus próximos clientes, y no ver nunca a más muertos vivientes.

4 comentarios:

  1. Bricia es Heroica, sin duda, pero rompio un codigo de honor entre los contrabandistas y piratas: Juzgar el uso de la mercancia. Es una lastima que todo haya marchado de ese modo Prenda y Bricia podrian haber sido amigos y aliados.

    Siento una fascinacion por los villanos y este Prendal hizo un buen trabajo.

    Me ha gustado este relato, la ciencia ficcion y los misterios que hay en el espacio profundo siempre tendran un lugar especial entre mis preferencia literarias.

    Gracias por compartir

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    1. ¡Hola! Gracias a ti por pasarte y comentar en primer lugar. Sí jeje, Bricia descubrió que en este caso no podía quedarse al margen, y el uso que Prendal le dio a la mercancía decidió el curso de los acontecimientos. Él, poco acostumbrado a las negativas, actuó de la forma más cruel posible. Me alegra que te haya merecido la pena la lectura. ¡Un saludo!

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  2. Un buen relato, breve, conciso, y muy interesante. No conozco muchaa historias donde loa zombis aparezcan en escenarios futuristas, suelen usarse más para los días presentes.
    Me gusta que Bricia tenga sus principios, aunque si va a trabajar con cosas tan peligrosas y para gente tan cueationable sería razonable que la proxima fuera mas selectiva con sus trabajos jeje.
    Muy buen relato 👍👍

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    1. Hola Rolimer, gracias por pasarte y comentar. Me pasa lo que dices, pensando en el tema no recordaba muchas historias así espaciales con zombies, y me pareció buen escenario para ubicarlos. Ten por seguro que Bricia ha aprendido de la experiencia, le conviene jaja. ¡Un saludo y gracias por tus palabras!

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Si has llegado hasta aquí, significa que has dedicado un tiempo a leer estas líneas. Gracias por hacerlo. Adelante, ahora no seas tímid@ y cuéntame tus impresiones al respecto. De igual modo, te animo a compartir este texto con más gente para que llegue lo más lejos posible.