Nota introductoria: Aunque este texto puede leerse de manera independiente, la anterior aparición de Windor, en la que cuento su contratación como consejero real del rey Berinio de Trascania, y su intento de adecentar sus aposentos, tuvo lugar en el relato "Las primeras horas en el castillo de Trascania" (para leerlo, clickad en el título).
Este texto que podéis leer a continuación, retoma la historia de Windor desde que termina de arreglar su habitación, hasta que explora un poco el castillo, llegando hasta la biblioteca.
Una ardua tarea por delante
Tras terminar de limpiar sus nuevos aposentos y adecentarlos
un poco, Windor necesitaba que le suministraran todas las cosas que había
anotado en el pergamino, y que harían que pudiera vivir medianamente en
condiciones en aquel lugar. A fin de cuentas, tenía la sensación de que le
habían dado la habitación más destartalada del castillo. Y la más lejana de
todo y todos.
La perspectiva de tener que volver a bajar las
interminables escaleras para acceder al resto del castillo, provocó una
sensación de infinito cansancio en el mago y nuevo consejero real. La idea de
volver a usar la varita para facilitar la bajada era tentadora, pero Windor
recordó el fracaso anterior, y no quería bajar rodando en una burbuja de
plástico como el ayudante de cámara.
Había una opción que no implicaba magia ni esfuerzo
físico, pero era tan arriesgada para la salud como beberse una botella llena de
cicuta. Y eso sin olvidar la cada vez más peligrosa relación entre Windor y los
accidentes, que a menudo coqueteaban con el desastre más absoluto. Pero como ya
se ha dicho en alguna ocasión, Windor podía ser muchas cosas, pero no un
cobarde que rehuyera un desafío, por estúpido que fuera. ¿Qué podía ocurrir,
que el vendedor de ataúdes apostado en la entrada del castillo tuviera un nuevo
cliente?
Entonces Windor regresó a su habitación, rompió las
dos patas que quedaban intactas de las estructura de su cama, y la arrastró
junto con el colchón de paja que había encima. Al menos la estructura tenía un
cabecero que parecía resistente, eso serviría para agarrarse.
Tiempo atrás, en su infancia, Windor había tenido el
placer de montar en trineo con su padre. Había sido una experiencia
inolvidable, a pesar de que Windor cometió el error de ponerse en pie en medio
de una pronunciada bajada, y salió catapultado como si fuera un cohete humano.
El golpe que se dio al impactar en la nieve fue considerable, pero ahí estaba
él, con la nariz rota y algunas heridas en la cara, y sonriendo porque había
volado. Así era Windor.
Y ahora, por segunda vez en su vida, iba a montar en
trineo, pero dos cosas lo hacían diferente de la anterior ocasión: ni estaba su
padre, ni la pista estaba llena de nieve. Una persona en sus cabales habría
optado por bajar caminando cada peldaño de la torre. Pero Windor puso la
estructura de madera al borde del primer peldaño, se envolvió como pudo con el
colchón de paja, sacando los brazos por encima de la cabeza, y una vez tumbado
en su improvisado trineo, empezó a balancearse hacia delante y hacia atrás.
La imagen era tremendamente cómica, al menos desde
una perspectiva morbosa, ya que Windor tenía todas las papeletas para no
terminar el trayecto de una pieza. Además, en una vista aérea, el mago parecía
un cigarrillo gigante con vida propia y convulsiones. Un último balanceo
provocó que el trineo-cama empezara el descenso, y por segunda vez en aquel
día, otro par de pulmones inundaron el interior de la torre de gritos
desesperados.
Peldaño tras peldaño, el trineo-cama fue cobrando
más y más velocidad, provocando que Windor se aferrara con fuerza al cabecero. A
medida que seguía el descenso, el colchón que le servía de improvisada
protección empezaba a abrirse. Por si eso no fuera poco, los problemas se
multiplicaron cuando el cabecero empezó a despegarse. Windor tenía la sensación
de que iba a terminar volando por segunda vez en su vida.
Hacia la mitad del descenso, el cabecero se despegó
del todo, y Windor, tras aferrarse como pudo al borde del trineo-cama, cambió
su grito anterior de pánico para emitir el de auxilio universal:
- ¡¡¡¡Mamáaaaaaaaaaaa!!!!
Claro que eso no sirvió de nada. El colchón seguía
abriéndose. La vida era un mundo difícil.
Algunos minutos después, y cuando quedaba muy poco
para terminar, Windor empezó a pensar en el modo de frenar. Si pudiera meter
uno de sus brazos dentro del colchón, coger su varita y hacer magia, quizás
podría hacer algo que le salvara…
Pero no llegó a necesitar su varita. Era curioso
cómo funcionaban las cosas relacionadas con la magia. A pocos metros del último
peldaño de la torre, se encontraba la burbuja de plástico que Windor había
hecho aparecer de la nada horas antes. Seguía inflada, y el ayudante de cámara
estaba inconsciente dentro de la misma. Pero pronto despertó de su letargo, en
especial cuando el trineo-cama se empotró contra la burbuja, y Windor quedó
pegado a la misma, asemejándose a un plátano a medio pelar debido al modo en
que quedó abierto el colchón.
Está de más decir que el ayudante de cámara ya no le
debía una, sino dos jugarretas a Windor, aunque eso era pecata minuta si
tenemos en cuenta que el consejero se libró de un mal mucho mayor. Tras echarle
una mano al ayudante para salir de la burbuja, Windor se disculpó unas cuantas
veces, y se alejó en la dirección opuesta.
Después de perderse varias veces en el interior del
castillo, encontró el taller de carpintería, y una vez que se presentó con su
nuevo cargo, le dejó al carpintero jefe el pergamino con las cosas que le hacían
falta para su habitación, indicando la urgencia del pedido, así como añadiendo
a la lista una nueva cama.
Tras la visita al taller de carpintería, sopesó ir a
la cocina a picar algo, pero su viaje en trineo le había quitado el apetito. Y
se decidió por buscar la biblioteca, la cual encontró después de volver a
perderse unas cuantas veces más por el camino. Una vez que se adentró en el
interior, supo que su habitación ya no era el primero, sino el segundo lugar
más destartalado del castillo.
Se trataba de un espacio de gran tamaño, dividido en
tres plantas, pero todo estaba lleno de telarañas, estanterías combadas por el
peso de algunos libros, y papeles repartidos por el suelo, tapándolo casi en su
totalidad. Resultaba cómico que Letrinus, el asesor laboral, pretendiera
cobrarle por usar aquel lugar. A juzgar por la capa de polvo que Windor
observó, en lo que tiempo atrás debió ser el escritorio de la persona
bibliotecaria, hacía años que aquel lugar no se usaba. Demasiados años. Siglos
quizás.
De hecho había cuatro pesados libros encima del
escritorio, y resultó que el primero del montón era una capa de polvo con mucha
personalidad y que parecía un señor libro. Tras echar a un lado el libro de
polvo, Windor cogió el siguiente de la pila, y observó la portada. Se titulaba
“Relatos de Amantiar”, y en ella figuraban en relieve los rostros de tres
personas. Como resultado de abrirlo y leer algunas páginas, se sintió
hambriento de aventuras. Un rato después, Windor lo dejó al otro lado del
escritorio para seguir curioseando.
El tercer libro de la pila se titulaba “El arte de
torturar con los pies fríos en la espalda”. Windor sintió un cosquilleo
aterrador en su espalda, se dio la vuelta con rapidez, y al no ver nada
sospechoso a su alrededor, dejó el libro junto al anterior. El último de la
pila tenía un nombre curioso, “Relatos humorísticos del reino de
Pampirolandia”. A Windor le fue inevitable reír a carcajadas cuando leyó
algunas páginas.
Una vez que terminó de leer, se dio un paseo por
toda la biblioteca. Al menos las escaleras que daban acceso a las plantas
superiores estaban intactas, eso era tranquilizador. Y seguramente también era
sintomático del poco uso que habían tenido hasta la fecha. De hecho Windor
observó con curiosa fascinación que la sección de “Leyes de Trascania”, era la
que más polvo acumulaba con diferencia. Y de cerca le seguía la sección
“Derechos laborales en Trascania”. Qué zorro estaba hecho el amigo Letrinus,
pues era posible que jamás hubiese leído aquellos libros.
Windor supo que había mucho trabajo por hacer en la
biblioteca, pero vio muchas posibilidades a aquel lugar, que tenía numerosos
volúmenes interesantes de lectura. Hablaría con el rey Berinio sobre la necesidad
de contratar a una persona para trabajar allí, y le haría algunas nuevas
peticiones al carpintero jefe.
Lo que el mago no sabía, es que había muchos
pasadizos secretos en el castillo, y uno de ellos estaba ubicado en la
biblioteca. Y como no podía ser menos, Letrinus había estado espiando a su
nuevo rival durante un largo rato. El nuevo consejero real era demasiado
curioso, y parecía más inteligente de lo que debería. Poco importaba que fuera
mago si iba a suponer un incordio constante.
Letrinus consideraba que todo hombre culto era una
amenaza a sus intereses. Por eso, y recordando aún la humillación a la que
Windor le sometió cuando alteró casi por completo su contrato laboral estrella
(basura), juró hacer lo que estuviera en su mano para echar a aquel tipo del
castillo. Ya encontraría la forma de humillarlo y provocar su despido o su
dimisión. Todo era cuestión de paciencia y constancia.
Continuará...
Continuará...
Este Windor parece una criatura que va descubriendo todo día a día. Va a tener que estar atento de todo lo que lo rodea. Ese Letrinus se la va a hacer difícil.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, ahora que por fin tiene el trabajo que siempre ha deseado, todo es nuevo para él. Claro que él nunca imaginó que una vez fuera consejero, tendría que lidiar con personas como Letrinus. Sin duda un asesor laboral puede ser un peligroso enemigo jaja. ¡Un saludo Raúl!
EliminarNo se puede decir, amigo José Carlos, que el bueno de Windor no es un tipo creativo, pues bajar la escalera de caracol de la torre montado en un trineo-cama no deja de ser ingenioso... Y muy inconsciente. Je, je, je.
ResponderEliminarEsperaba con ganas las nuevas tribulaciones de Windor el mago, y al fin han llegado, guiándonos (y perdiéndolos) de su mano por las entrañas del castillo de Trascania hasta llegar a la biblioteca, donde por cosa de magia se encuentran las obras escritas de tres grandes blogeros (un bonito detalle por tu parte que seguro sabrán agradecer).
Bueno, veremos qué le tiene preparado a Windor el humillado Letrinus; la venganza es un plato que se sirve frío y nuestro mago favorito tiene todas las papeletas para hartarse de ella.
Un abrazo fuerte, compañero.
Ya sabes Bruno, Windor y las locuras parecen una pareja de enamorador que van juntos a todos lados jaja. La hazaña era tan peligrosa como alocada, pero era eso o invertir otra hora de tiempo en bajar los escalones, o acabar en otra burbuja jaja.
EliminarUna de las mejores cosas de esto es saber que, al margen de lo que disfruto narrando las peripecias de Windor, haya gente como tú que quiera seguir siendo partícipe de las mismas. Eso es un aliciente que ha hecho que lo que empezó como un microrrelato en su día, sea ya una serie con 6 entregas y otras que vendrán.
Hacía tiempo que quería homenajear a los compañeros de la celda acolchada que siguen esta serie con más frecuencia, a ver si les gusta jeje. Y te aviso de que no serán las últimas menciones que haga a compañeros de la blogosfera, así que quizás en próximos capítulos te sorprendas :)
Sin duda entre Letrinus y el ayudante de cámara pueden darle más de un susto a Windor jeje. ¡Otro abrazo!
Que flojo nuestro Windor, no bajar las escaleras por pereza, casi termina partido en ocho con su cama trineo!! Jajajajaja. Y muuuuchas gracias por la mención JC, un honor 😁. Y parece que nuestro mago tiene grandes planes, no solo para recuperar esa biblioteca, sino para causar una revolución en el castillo. Buenisimo y entretenidisimo capítulo! Un besote!
ResponderEliminarTen un poco de compasión con él, que tardó casi una eternidad en subirlas jaja. El pobre quería ahorrarse algo de esfuerzo y ya viste qué ocurrencia tuvo.
EliminarMe apetecía de alguna manera destacar la fidelidad de algunas personas que siguen esta saga desde el principio, a fin de cuentas sin vuestro apoyo nada de esto saldría adelante. A ver qué tal se ejecutan los planes de Windor. ¡Otro beso!
He recorrido tantos lugares de la blogosfera pero nunca nada tan inhospito como el castillo a donde se metio el Mago W..... uummm mejor evitemos malentendidos.... Ojala Letrinus sea un rival digno, dificil y completamente peligroso y creo Letrinus no es el unico 'malo' del paseo, pues el mismo Rey ya es un enemigo demasiado formidable. Quizas W.... deba comenzar a dar varitazos a lo loco por aqui y por alla.... y prontico...
ResponderEliminarTienes mucha razón Hugo, el castillo de Trascania es un lugar poco agradable para vivir en él, al menos mientras no cambien algunas cosas. Sí jeje, mejor evitar malentendidos que podemos acabar malamente a golpe de varita.
EliminarEs curioso eh, nuestro nuevo consejero real no lleva ni un día completo en el cargo y ya tiene como enemigos a Letrinus y el ayudante de cámara, y no serán los únicos, el rey también dará guerra aunque más por su forma de ser que por enemistad. ¡Un saludo y gracias por comentar!
¡Hay madre!, no se que más se le puede ocurrir al mago Windor, es gracioso por pereza, bajar como un trineo envuelto en el colchón. Me reído imaginando la escena. Has tenido un detalle por tu parte nombras a tus compañeros blogueros a esos tres libros llenos de polvo. Y que le puede pasar a Windor en ese castillo. Las risa están aseguradas, por las ocurrencias que tendrá para librarse de su enemigo Letrinus. Estaré atenta a un nuevo capítulo. Un abrazo
ResponderEliminarPara que veas, en lugar de invertir un tiempo bajando como las personas normales, tuvo esa ocurrencia que casi le sale cara jeje. Se ha abierto la veda a pequeños homenajes a esas personas que sois tan fieles a las historias de este mago, así que quedan otros guiños por venir en el futuro :) ¡Otro abrazo!
EliminarGenial, José Carlos. Windor es todo un personaje, a mí parecer tan bien construido como la estructura y ritmo de sus hazañas que, capítulo tras capítulo, nos arranca risas y nos adentra en nuevas aventuras.
ResponderEliminarEl recuerdo con su padre y el trineo nos hace conocer a Windor en su niñez, nos muestra su pronta torpeza, y el cariño por él aumenta, es entrañable a la par que divertido.
¡Qué buenos guiños a Amantiar, Pies fríos y Pampiroladas! ¡Muchas gracias, compañero!
Un abrazo y hasta más leer...
Gracias Edgar, siempre es un placer tener constancia de que un personaje esté causando tan buenas sensaciones a quienes le seguís. Estoy seguro de que si una persona quisiera psicoanalizar a Windor, se volvería loca antes de sacar algo en claro jaja.
EliminarClaro que sí, desde pequeño ya mostró su talento para los desastres, y su amor por la vida y el lado bueno de las cosas.
Hacía ya tiempo que quería haceros esos guiños y me alegra haber podido incluiros en este universo "windoriano" jeje. ¡Otro abrazo!
Después de unas merecidas vacaciones, vuelve Windor a la carga, je, jeee. Me alegro, porque viene muy bien de vez en cuando disfrutar de las desenfadadas y ocurrentes aventuras del mago, porque vamos, la misma lógica que me hace difícil visualizar una cama rectangular bajando a toda pastilla por una escalera de caracol, me hace partirme de risa pensando en esa imagen surrealista en una película de animación (que me encantan) en la que todo es posible. Esa es la magia de la magia, je, je. Y precisamente ese homenaje a lo absurdo es lo que hace diferente tu relato. Y una vez nuestro cerebro aleccionado a dejarse llevar por la fantasía e imaginación sin límites, es cuando podemos ver un “libro de polvo”, una burbuja gigante contra la que rebota el pobre mago o una inmensa y caótica biblioteca llena de libros imposibles… y fantásticos, como son los blogs de los compañeros con los que compartimos este mundillo y cuyo homenaje me ha parecido una idea de lo más original y buen-rrollista por tu parte. Características que forman parte importante de tu personalidad bloguera, amigo José Carlos. Como siempre, un placer leerte de nuevo. Hasta la próxima. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarEntre unas cosas y otras lo cierto es que echaba de menos a este personaje jeje. Te aseguro que cuando me pongo con estos textos, termino dejando la lógica y la razón a un lado para potenciar la parte cómica, delirante y surrealista del espectáculo. Lo de la escalera inicialmente lo imaginaba con un ritmo muy lento, pero eso no le hacía justicia a este alocado mago jaja.
EliminarGracias a tus comentarios y los de otro compañero, estoy buscando alguna persona dibujante para ver cómo quedaría esto en viñetas. Pienso que precisamente lo absurdo que señalas podría tener un valor incalculable a nivel visual.
Por lo demás, y como le señalaba a Bruno, la veda de los homenajes a bloguer@s se ha abierto, así que podrías sorprenderte en próximos textos, ya que me siento en deuda con gente como vosotros, cuyos blogs aprecio mucho y que me hacéis ser mejor con vuestras opiniones y consejos.
Un placer tu nueva visita. ¡Otro abrazo!
Intrestin
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarExacto Julio David, has detectado dos guiños a esas blogueras. Por otra parte el libro de "Relatos de Amantiar" es otro guiño a un relato de Edgar K.Yera que me gustó mucho por el trabajo de confección que hay detrás.
ResponderEliminarMe apetecía narrar el hecho de que efectivamente, esa torpeza le acompaña desde su infancia jeje. Y además, su capacidad de sobreponerse como bien señalas, también se daba al mismo tiempo. Tengo la impresión de que el día que estire la pata, la muerte va a celebrar una verdadera fiesta jaja.
Quien sabe qué pasará a los mandos del reino, es todo un misterio. Será un placer avisarte de la siguiente entrega. ¡Otro saludo compañero!
Hola José Carlos!
ResponderEliminarDespués de leer tus anteriores capítulos para irme familiarizando con los personajes y las andanzas tan arriesgadas de Windor, que vaya susto le causó al rey Berinio de este reino de Tasmania y al efo Letrinus, asesor laboral del reino ¡menuda pieza! cuando por azar logró que su varita mágica causara aquel temblor de la sala de audiencias...
En este nuevo episodio me ha resultado bastante divertido ese "artilugio" trineo capaz de hacerle "viajar" por los aires, en lugar de ir por la nieve. La vista panorámica de semejante objeto espacial similar a un puro, podía haber sido un ovni en toda regla...je,je,je Aunque menudo susto cuando se fue abriendo esa cama ¡qué imaginación! para acabar sacando al ayudante de la burbuja de plástico y ayudarle a escapar de semejante "cápsula"...
Coincido también con otros compañeros que ya lo han comentado, en ese detalle de mencionar a Edgar, Mendiel y a Sole, compañeros de la celda acolchada.
De aqui me voy directa a leer y comentarte tu siguiente capítulo, no sin antes felicitarte por este gran trabajo narrativo lleno de imaginación y muy ameno.
Un abrazo.
Hola Estrella, tú también has llevado a cabo una ardua tarea para ponerte al día con tantos capítulos anteriores jeje.
EliminarCon este personaje mi lado más cómico y surrealista sale a escena, y cada situación peculiar que me viene a la mente, no dudo en escribirla. A quien se le ocurre bajar la torre de esa forma jaja, nada más que a Windor.
Resulta agradable poder introducir a veces datos sobre obras de otras personas a las que sigo y cuyo trabajo me gusta. No será el último homenaje desde luego, ya que hay más personas a las que me gustaría mencionar en posteriores capítulos.
Gracias por tus palabras, me siento muy contento de que esta saga siga sumando capítulos, ya que inicialmente no tenía pensado escribir más que el microrrelato originario. ¡Otro abrazo!
Hola José, de nuevo por aquí disfrutando de tus letras. Llegué a la última entrada y había un enlace que me trajo hasta acá. Lo comencé a leer y lo devoré de un trago porque tienes una maravillosa forma de narrar, como ya te he hecho saber. Quise, como te digo, comenzar por el principio y veo que ya hay un trecho largo recorrido por este personaje, tu mago Windor, al que uno no puede dejar de querer desde un principio. Me ha encantado tu relato. Seguiré leyendo acerca de las aventuras y desventuras del mago. Te mando mis felicitaciones y un gran abrazo.
ResponderEliminarAriel
Saludos Ariel, llevas poco viniendo por la burbuja pero me reconforta notar en cada comentario que acertaste al venir la primera vez y seguir repitiendo jeje. Poco a poco este personaje me va seduciendo narrativamente, y es un placer seguir contando sus peripecias. Sobretodo lo que me gusta es lo que has mencionado, el hecho de que genera empatía :)
Eliminar¡Otro abrazo!