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4 de julio de 2021

Reseña de Juez Dredd: Mega-City Zero (Vol.3). El momento de las respuestas a los grandes misterios

Saludos ciudadanas y ciudadanos de... ¿Mega-City Uno? En esta ocasión toca hablar del tercer y último tomo de esta serie, en la que el personaje de Dredd apareció en un lugar rodeado de verdes pastos donde no existe la ley, y la civilización es escasa. Uno de los ejes sobre los que ha gravitado esta colección es el destino de la Mega-City, de su población, y de los Jueces, y he aquí que se responderán todos esos enigmas. Por lo tanto, toca hablar de "Juez Dredd: Mega-City Zero (Vol.3)" de Ediciones Kraken. 


En este tercer tomo están recopilados los 4 últimos números de grapa de esta maxi-serie de 12 que publicó hace unos años IDW Publishing. Aunque lo he comentado en las anteriores reseñas, se trata de una de las aventuras más atípicas y bizarras que ha vivido el Juez Dredd, y eso es decir mucho, teniendo en cuenta que muchas de las historias que he leído del personaje eran de por sí raras o grotescas. Pero claro, lo que diferencia este arco argumental de otros, es el hecho de estar ambientado en un mundo donde no existe la Mega-City Uno, y en el que la ley brilla por su ausencia. Eso es algo que desde el principio ha mostrado a un Dredd más dubitativo y perdido de lo habitual, y he ahí uno de los puntos de interés que ha persistido desde el principio hasta el final. Otro de ellos ha sido la manera de gestionarse los sucesos que dieron lugar al mundo que se encuentra Dredd, pues no ha sido hasta este tercer tomo cuando se han juntado todas las piezas del puzzle.


Es cierto que, juntos a los aspectos positivos de esta historia, también ha habido otros menos acertados (al menos en mi opinión), ya que Dredd ha tenido que hacer de "padre/tutor" de unas niñas que conoció en el inicio de la serie, y eso es algo bastante alejado de la naturaleza del personaje en sí, habituado a establecer los mínimos lazos afectivos con cualquier otro ser humano, excepto los necesarios para cumplir con su tarea de juez, jurado y verdugo. Entiendo que la idea aquí era seguir contando algo totalmente alejado de lo cotidiano para Dredd, pero a su manera ha sido uno de los lastres narrativos que me he encontrado, ya que tampoco las niñas han sido personajes caracterizados de una manera que permitiera empatizar con ellas. Ahora bien, comparando aspectos positivos y negativos de esta historia, en el resultado final le doy una valoración positiva, cosa que abordaré más adelante en profundidad. 

¿Qué autores hay tras esta obra? Los mismos que han escrito los anteriores tomos. Como guionistas tenemos a Erick Freitas (conocido por obras como "Cloudia & Rex" o "Motro") y Ulises Farinas (que ilustró "Juez Dredd: Mega-City Dos", y también es conocido por varios números de "¿Dónde está el wookie"?), que además de co-escribir las historias también se ocupa de las magníficas portadas. El ilustrador principal es Dan McDaid (quien ha dibujado números de "Golpe en la pequeña China" o "La Patrulla Condenada. Dc Young"), mientras que el color recae sobre Ryan Hill (conocido por "The Fix" o "Rick y Morty"). Hay que añadir que todas estas personas ya han trabajado juntas en muchas ocasiones, por lo que no son para nada desconocidas entre sí. Y por último, la traducción al castellano ha sido realizada por Lara Moyano Alcántara.

¿Qué historia se nos cuenta aquí? Aquí comparto la sinopsis de la editorial:

"Dredd descubre que es el único juez en una Mega-City Uno que difícilmente reconoce. 

Junto a un trío de niñas salvajes, se ha hecho cargo del caso más desafiante hasta el momento: averiguar lo que le ha sucedido a la ciudad a la que ha jurado proteger y servir. 

Lolo, Quill y Dredd son invitados al Refugio, un asentamiento obsesionado por la gramática. 

Sin embargo, Dredd descubre un cuadro sectario de Jueces Muerte que ha estado robando bebés para realizar sus experimentos sobre los Verdes."

Antes de abordar los acontecimientos de este tomo, os haré un pequeño resumen de lo visto en los anteriores. Todo arrancó con Dredd despertándose en un enorme pasto verde, sin ningún edificio de la Mega-City Uno a su alrededor. Un tanto perdido, Dredd decidió explorar el entorno, encontrando el bloque Angela Davis, cuya desaparición había estado investigando con la jueza Anderson poco antes de perder la memoria y despertarse desorientado. A través de diversos flashbacks, se nos contó la existencia de una droga verde que había estado dando problemas a los jueces, y cuyo efecto principal era conectar todas las mentes de las personas que la consumían. Así que, mientras Dredd seguía su camino en el presente, conociendo a unas niñas abandonadas y explorando más el mundo que le rodeaba, esas imágenes del pasado iban encauzando la narración para lo que vendrá en este tercer tomo.

¿Y qué es lo que viene aquí? Pues los últimos coletazos de la narración del presente, mezclados con más flashbacks del pasado que, en esta ocasión, son más extensos y esclarecedores. En el segundo tomo se nos había presentado al personaje de Berger, una jueza que estaba habituada a trabajar en el departamento de estadística, y que en su momento había propuesto unas soluciones radicales para terminar con la alta criminalidad de la Mega-City Uno. Pues bien, ahora se nos desvelarán detalles del pasado de este personaje, para comprender mejor lo que le motivó a proponer ciertas medidas dirigidas a luchar contra el salvajismo de la mega-urbe. Y eso no es todo, pues al margen de eso, Dredd deberá lidiar en su presente con algunos asuntos espinosos. 


Uno de ellos es descubrir por qué en los pastos aparecen tantos bebés que luego desaparecen. De forma reciente, Dredd había descubierto una comunidad de fieles de los Jueces Oscuros que experimentaban con recién nacidos, intentando sintetizar una vacuna que les impidiera desaparecer, ya que, según le contaron a Dredd, los pastos se aprobiaban de los bebés sin impurezas, y por eso ellos intentaban corromper los cuerpos de aquellos con los que experimentaban. Una vez que Dredd lleva a estos sectarios a la comunidad donde él estaba sirviendo de justiciero, habrá una serie de experimentos destinados a encontrar esa vacuna perfecta que evite que más niños y niñas desaparezcan. Y por si eso no fuera poco, habrá ocasión para que el justiciero conozca a un peculiar grupo de personas veganas. Todo ello, aunque no lo parezca, servirá para que el protagonista alcance su objetivo final de descubrir qué pasó con la Mega-City Uno y su población. 

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? En los tocante a Freitas y Farinas, sus guiones habían experimentado un bajón en el segundo tomo, ya que la historia, si bien seguía manteniendo puntos de interés, se veía perjudicada por algunas subtramas que se presentaban. No obstante, en este cierre de colección, la calidad de los guiones ha vuelto a subir, dándose respuestas a los interrogantes planteados inicialmente, y ofreciendo un final que, guste o no guste, va en sintonía con el espíritu de la narración. En ese sentido, en estos últimos números se logra un buen equilibrio entre los flashbacks y el tiempo presente, y hay oportunidad incluso para hacer un guiño a los lectores veteranos del personaje, pues brevemente tendremos en las viñetas a parte de su galería de villanos. En líneas generales, y hablando ahora de la colección en su conjunto, hay una meritoria labor de los guionistas, que plantearon una historia atípica, y ésta lo ha sido en todas las fases de la misma, incluido el final.

Sobre el dibujo, he manifestado en anteriores ocasiones que el trazo de McDaid es sucio, grotesco y bizarro, y es una constante que lógicamente se ha mantenido de principio a fin. Es cierto que hay ocasiones en las que uno tiene que fijarse muy bien en una viñeta para saber que está pasando o para apreciar los detalles, y eso puede ser a veces algo que nos saque del ritmo narrativo. No obstante, y dado el amplio catálogo de estilos artísticos que han acompañado a Dredd desde su creación, el trazo de McDaid tampoco es que quede fuera de lugar a lo largo de esta serie, pues también tiene algunos aspectos buenos y ese toque bizarro refuerza la sensación de estar ante una historia poco convencional. 

Y sobre Hill el colorista, generalmente ha estado a un nivel aceptable, aunque es cierto que en las viñetas donde era más difícil discernir lo que pasaba, el coloreado no ha facilitado precisamente una comprensión visual rápida. No obstante, y quitando eso, Hill ha complementado bien el trazo del dibujante.

¿Merece la pena el cómic? Si os gustó lo que se contó en los tomos anteriores... SÍ. Doy por hecho que quien aborde la lectura de este tomo ya ha leído lo que venía antes, pero por si acaso, dejo claro que empezar a leer esta serie por este cómic no es lo más adecuado, porque uno se sentirá perdido desde el principio. Pero quitando lo obvio, es una buena manera de cerrar esta serie de Dredd. Aquí se resuelven los grandes interrogantes planteados sobre el destino de la Mega-City Uno, sobre la desaparición del sistema de justicia, y se siembran las semillas de lo que podría ser el destino de lo que queda de civilización, siendo Dredd nuevamente una figura clave en el devenir de todo. Se trata por lo tanto de una lectura que no os dejará indiferentes, y que merece al menos una oportunidad.

Por último, y respecto de la edición, este tomo se sacó por Ediciones Kraken en formato de tapa blanda y contiene las portadas principales de los números, pero también algunas alternativas. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías podéis hacerlo aquí. También os dejo el enlace de mi guía de lectura del Juez Dredd, pensada para quienes deseen iniciarse con el personaje. ¡No quebrantéis la ley y sed buenos!

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