El
verano iba tocando a su fin con la llegada del mes de septiembre, y, aunque el
otoño no tendría su inicio hasta casi acabar el mes, ya empezaban a sucederse
los primeros días de lluvia en todo el país, incluyendo la ciudad de Granada,
donde acababa de mudarse Beatriz.
Tras
un intenso verano de vacaciones en la playa, Beatriz había realizado la mudanza
desde Alicante hacia Granada, la nueva ciudad donde residiría durante algún
tiempo. El motivo del traslado era la necesidad de encontrar un nuevo lugar
desconocido para ella, donde poder hacer lo que más le gustaba sin que la
curiosidad suscitada en torno a su persona pusiese su libertad en peligro.
Tras
la muerte de sus padres años atrás, y dándose la circunstancia de que no
quedaba nadie más vivo de su linaje, toda la fortuna familiar pasó a ser suya.
Y eso le permitía cambiarse de ciudad de residencia a su antojo, sin
preocuparle la inversión económica que ello requiriese. Disponer de insultantes
cantidades de dinero en distintas entidades bancarias le daba una tranquilidad
enorme a Beatriz a la hora de llevar a cabo su mayor afición, en especial
cuando confluían diversos factores, y necesitaba cambiar de lugar de disfrute.
Aunque
Beatriz estaba próxima a cumplir los 34, llevaba ya varios años disfrutando de
su mayor afición, tan oscura que nadie salvo ella y la persona implicada en
cada ocasión estaban al tanto. Además, había cogido la costumbre de ponerse en
marcha con las primeras lluvias de septiembre, ya que tras cada verano de relax
había que volver a disfrutar, en especial cuando uno puede dedicarse sin ningún
tipo de impedimento a aquello que más le gusta.
El
motivo de ajustarse a ese marco temporal era sencillo. Si todo el mundo que
trabajaba tenía derecho a disfrutar de unas vacaciones, ¿por qué ella, a pesar
de ser millonaria y no tener trabajo, no podía disfrutar de unos meses de
descanso antes de volver a asesinar gente en una nueva ciudad donde no ser
investigada?
Que final...una de miedo. Y parecía cualquier cosa,men me eso!!! Me encanta!!! Impaciente por saber como continua esta historia de una "profesión" tan particular,a ver que tienes planeado en esa cabecita loca.... sigue así,me encantas💋💋💋
ResponderEliminarBueno, esa era la idea inicial, la de proponer una cosa y luego dar el hachazo narrativo con otra. Al menos es como me gusta elaborar gran parte de mis relatos. Me alegro que te haya gustado. ¡Un saludo!
EliminarVale, no me esperaba ese giro final jeje. Como todos los que he leído de tu autoría me ha gustado mucho, espero leer más a partir de ahora ;)
ResponderEliminarSaludos <3
Bueno, ya debes saber de sobra que me gusta hacer las cosas así, es mi modus operandi literario en este tipo de historias jaja. No sé la frecuencia con la que publicaré, pero espero no tirarme varios meses jeje. ¡Un saludo!
EliminarTodo el mundo se merece unas vacaciones, ;) Bueno, no; ella no. Más bien que la encierren.
ResponderEliminarMuy buen giro final José Carlos.
Y bienvenido de nuevo.
Un abrazo.
Saludos Irene. Bueno, ya sea a la sombra o bajo el sol, la mujer merece un descanso jeje, que es agotador matar y tener que buscar nuevo destino cuando la policía estrecha el cerco. Gracias por la bienvenida, empiezo a parecer Terminator con tanto volveré jaja. ¡Otro abrazo!
EliminarLevantas poquito a poco el velo del misterio con cada nuevo párrafo, José Carlos, preparándonos para el oscuro secreto de Beatriz.
ResponderEliminarYa estás de vuelta en el trabajo, compañero, con un oscuro e intenso relato.
Un abrazo.
Saludos Bruno, un placer tenerte de nuevo por aquí, esta semana visito sin falta tu blog que te tengo algo abandonado jeje. Ya me conoces, en cuanto puedo intento enmascarar la verdad hasta que ya es evidente. Lo próximo será un nuevo relato de Windor, que como me relaje más va a lanzarme un hechizo jeje. ¡Un abrazo!
EliminarPues este relato corto nos deja tu forma de escribir con el giro final que es na huida para seguir asesinando. Un abrazo
ResponderEliminar¡Saludos Maria del Carmen, qué alegría leerte nuevamente! Me has pillado je je, lo del giro final empieza a ser ya una costumbre en mis historias jeje. ¡Un abrazo!
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