¡Huba! Vuelvo a escribiros desde la selva de Palombia, hogar del Marsupilami, el famoso animal de cola infinita y piel amarilla creado por André Franquin. Ya sabéis que llevo un tiempo reseñando los distintos álbumes publicados del personaje por orden cronológico, y esa lectura ordenada me permite conocer cada vez más cosas del ficticio país de Palombia y sus habitantes. En la anterior entrega de la serie, se introdujo el elemento de la esclavitud infantil en una historia dividida en dos partes, de cuyo final voy a hablaros en esta ocasión. Así pues, os hablaré de "Marsupilami 8: El templo de Boavista" de Editorial Base.
Teniendo en cuenta el carácter auto-conclusivo de los seis primeros álbumes de la colección del Marsupilami, fue una sorpresa el que se rompiera esa costumbre para contar una historia más amplia de lo normal. Además, y por si no fuera lo bastante simbólico ese hecho, también se daba la circunstancia de que el animalillo protagonista de la cabecera, tenía un protagonismo más secundario que en otras ocasiones. La razón era obvia, pues la trama introducía el tema de la esclavitud infantil en Palombia, a través de una banda de buscadores de oro que empleaba a niños secuestrados en Chiquito u otras zonas del país. Y consideré un acierto que no todos los focos recayesen en las peripecias del marsupilami, si bien éste animal tendrá sus más y sus menos con algunas consecuencias de la existencia del campamento de los buscadores de oro. Así pues, aparecía un arco argumental de mayor extensión a la habitual, y el protagonismo principal recaía sobre los algunos de los niños esclavizados, y en sus intentos de evasión.
Suelo comentar en otras reseñas lo positivo que es que, a medida que se van sucediendo nuevas entregas de esta serie, se aporten más datos sobre el ficticio país de Palombia y su entorno y costumbres. Y esto, teniendo en cuenta que yo apenas he leído un par de álbumes de Spirou y Fantasio (en uno de los que reseñé, "Spirou y Fantasio: Integral 7" sí que había una visita a Palombia de los personajes pero no revelaba mucho que ya no supiera), como para saber si en esa colección ya se contaban más cosas del país del marsupilami, es algo que agradezco, porque así voy metiéndome más en este universo ficticio. Es casi como si fuera un turista y en cada "viaje" por estas páginas aprendiese o descubriese algo nuevo. En este caso, aparecerá un extraño templo Zigomazteca, vestigio de una de las tribus que han habitado en la selva palombiana.
¿Qué autores han participado en este tomo? Están al frente los mismos del episodio anterior, que ya llevan varios números en la colección. Tenemos por tanto aquí a Yann Le Pennetier (escritor entre otras obras de la reseñada en el blog "Atom Agency", o de "Basil & Victoria"). Sus colaboradores son como supervisor artístico el propio Franquin (1924-1997), y el dibujante Luc Collin, conocido como "Batem", que es un autor que durante toda su carrera prácticamente ha estado ligado a los álbumes del Marsupilami. Del color se ocupa el estudio Cerise (ha participado en "Natacha" o "Solos"), formado por Cynthia Englebert y Gianluca Carboni. La traducción corresponde a David Aliaga Muñoz.
¿Qué historia nos encontraremos aquí? Como suelo hacer, os comparto la sinopsis de la editorial:
"El payaso Noé, un viejo amigo de Marsupilami, se ve obligado a detenerse en la huida que había emprendido en "El oro de Boavista" después de rescatar a los niños secuestrados por los buscadores de oro.
Muy cerca de donde detienen su travesía por el Supopoaro, se alza el viejo templo de Boavista, del interior del que proceden unas misteriosas carcajadas que llamarán la atención de Gordito y Solorio, que no podrán resolver el misterio sin la ayuda del Marsupilami.
¿Quién o qué se ríe en el interior del templo? ¿A qué nueva amenaza se enfrentan Marsupilami y sus amigos?"
Como ya viene señalando el texto anterior, la trama más importante que dejó inconclusa "El oro de Boavista", el tomo precedente fue la de la huida de un grupo de niños del campamento de los buscadores de oro. Tras sufrir lo suyo para intentar perderles la pista a sus perseguidores, Donald, Solorio y los demás, terminan encontrándose con el payaso Noé, que lleva viviendo una temporada en Palombia, a raíz de distintos acontecimientos ocurridos en la serie. Pues bien, Noé terminará por ayudar a los niños a escapar de los buscadores de oro, y para ello emprenderán un viaje por el río Supopoaro.
Entroncando con eso, el tomo objeto de reseña conecta directamente con las últimas páginas del anterior, mostrando el barco de Noé en su travesía. Aquí no volverán a aparecer los buscadores de oro, pero el grupo de Noé sí que se topará con algunos personajes de lo más peculiares, como un par de hermanos tuertos, un millonario que pagará una gran suma a quién le haga reír, y un arqueólogo de lo más peculiar. Todos ellos terminarán teniendo relación con un antiguo templo de los zigomaztecas, de cuyo interior procede continuamente una sonora y alocada carcajada. El gran interrogante en esta historia, será averiguar quién se ríe, y por qué. En la revelación del misterio tendrá un papel importante el marsupilami, el cual volverá a aparecer en la historia para socorrer a su amigo Noé cuando esté en peligro.
Vaya por delante que, con sus virtudes y defectos, la historia sigue bien el esquema de otras precedentes, tanto en la aparición de personajes de lo más pintorescos, como en el desarrollo de las tramas y los elementos cómicos. Pero la relevancia en esta obra, si habéis leído el tomo anterior, está en ver cómo se cierra el arco argumental. De paso, no viene mal seguir conociendo más cosas de Palombia como el citado templo, cuyo inquilino es no menos peculiar que el resto de personajes secundarios que aparecen en estas páginas. Marsupilami sigue teniendo un protagonismo más secundario, pero no por ello menos importante, pues su carácter juguetón dará pie a unas cuantas situaciones simpáticas, como es costumbre cuando su torrente de energía entra en juego en cualquier situación, del tipo que sea.
¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? En un caso como el mío, con bastantes álbumes leídos de esta colección, los guiones no me resultan precisamente destacables por su originalidad, pero sí siguen manteniendo un tono simpático y de vez en cuando me sacan una sonrisa. Y, siendo honesto, tampoco le pido más a este tipo de lectura, salvo un rato de evasión. Está claro que Yann está amoldado a la serie, sabe lo que quiere el público que sigue las andanzas del marsupilami en solitario, y cuenta tramas con sus puntos de interés y que no son cargantes de leer. Como decía, la mejor manera de enfocar estas lecturas es no esperar encontrar un cómic memorable, pero sí una simpática distracción. En virtud de si buscáis una cosa u otra, el guion os parecerá mejor o peor, aunque en mi caso es correcto.
Respecto al análisis del apartado visual, a Batem le sucede lo mismo que a Yann, pues lleva un tiempo en la colección, le ha cogido su ritmo, se maneja bien en los gags cómicos, y su labor en el dibujo viene siendo similar en los tomos que ilustra. Ahora bien, puede que haya sido casualidad, pero sí que ha habido un gran tramo de este cómic, en especial las páginas donde el marsupilami estaba en el templo, donde he disfrutado especialmente del trazo de Batem, pues me ha dado la sensación de estar viendo un episodio de la serie animada del personaje en lugar de leer el cómic sin más. Y esta sensación me gusta, pues agradezco tener en las manos algo que, además de contar una historia en papel, te da la sensación de que parezca otro soporte de difusión de su contenido.
El color luce mejor que en otras ocasiones, habida cuenta de que, por los sucesos relacionados con el templo y el inquilino del mismo, hay bastantes ocasiones para que los coloristas se luzcan de una manera diferente al resto del cómic. Así que, al margen del correcto trabajo que Cerise ha venido haciendo anteriormente, aquí he disfrutado un poco más de su labor.
¿Merece la pena el cómic? Aunque me ha gustado y me ha permitido disfrutar de un rato de evasión, DEPENDE de lo que busquéis. Principalmente, lo recomiendo a quienes ya leyeran "El oro de Boavista" y quieran ver cómo acaba la historia, y también es interesante para la gente completista de Marsupilami. Por su carácter de segunda parte de una historia, tiene más limitado el público que pueda estar interesado en su lectura, y, aunque ya sabéis que soy fan del marsupilami y sus aventuras, no me parece ésta una lectura precisamente ideal para empezar a leerlo, o para leer algo del personaje a secas, pues antes os indicaría leer el tomo anterior, y luego éste para ver su final. Recalco que a mí me ha gustado sin ser nada del otro mundo, pero le veo esas contra-indicaciones.
Por último, y sobre el formato de Ediciones Base, este tomo está publicado en tapa dura, y tiene el lomo del color de la piel del Marsupilami, lo que le da un toque bonito para tener en vuestras estanterías. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver otra reseña del personaje tenéis la de "Marsupilami: Historias cortas por..." o si queréis reseñas de otro tipo las podéis encontrar aquí. ¡Hasta otra!
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