30 de octubre de 2021

Reseña de Marsupilami 7: El oro de Boavista. La esclavitud infantil y la búsqueda de oro en Palombia hacen su entrada en escena

¡Huba! Vuelvo a escribiros desde la selva de Palombia, hogar del Marsupilami, el famoso animal de cola infinita y piel amarilla creado por André Franquin. Ya sabéis que llevo un tiempo reseñando los distintos álbumes publicados del personaje por orden cronológico, y esa lectura ordenada me permite conocer cada vez más cosas del ficticio país de Palombia y sus habitantes. Y lógicamente, en esta séptima entrega, se sigue cumpliendo esa premisa. Hoy os hablaré de "Marsupilami 7: El oro de Boavista" de Editorial Base. 


Es algo lógico que en esta colección centrada en el Marsupilami y su entorno, conozcamos más del ficticio país de Palombia, del que es originario este animalillo de cola infinita y constante alegría en su día a día. A lo largo de todas las entregas anteriores, ha sido una constante que se ha cumplido, bien porque el lector conocía más de distintas localizaciones de Palombia como por ejemplo su capital Chiquito, o de la flora (donde hay árboles como el pesteapié, que huele a pinreles) y fauna del país, o directamente de la raza de los marsupilamis en sí. Para la historia objeto de reseña hoy, entran en juego dos elementos que hacen de la misma una historia con un interés añadido. Por una parte, la presencia del río Boavista, que tendrá mucho protagonismo por distintas razones que abordaré más adelante. El otro elemento a destacar, es el hecho de que este álbum es el primero de la serie que no es autoconclusivo, sino que tiene continuación de su arco argumental en la siguiente entrega, la cual os reseñaré cuando la lea.


Y aunque la tendencia reinante en la colección cambie un poco en este caso para contar una historia de mayor extensión a lo acostumbrado, no me parece mal, pues pienso que sí que lo que se plantea aquí tiene miga suficiente como para que se concluya este arco argumental en el octavo tomo. Respecto a la publicación de este álbum, tuvo lugar originariamente en el año 1992 a través de Marsu Productions, y en España la edición más moderna es del año 2016 gracias a Editorial Base. Por si en alguna de mis anteriores reseñas no lo he mencionado, quiero recordar que a estas alturas de la serie, todavía sigue colaborando en la supervisión de la misma el creador del Marsupilami, que no es otro que André Franquin (1924-1997). Precisamente por ser creaciones que él utilizó en otras épocas, a lo largo de los diferentes álbumes del Marsupilami se han podido ver a personajes como Bring M. Backalive o Noé el payaso, el cual reaparece en esta octava entrega. 

¿Qué autores han participado en este tomo? Están al frente los mismos del episodio anterior. Tenemos aquí a Yann Le Pennetier (escritor entre otras obras de la reseñada en el blog "Atom Agency", o de "Basil & Victoria"). Sus colaboradores son a los guiones el propio Franquin (1924-1997), y el dibujante Luc Collin, conocido como "Batem", que es un autor que durante toda su carrera prácticamente ha estado ligado a los álbumes del Marsupilami. Del color se ocupa el estudio Cerise (ha participado en "Natacha" o "Solos"), formado por Cynthia Englebert y Gianluca Carboni. La traducción corresponde a David Aliaga Muñoz.

¿Qué historia nos encontraremos aquí? Como suelo hacer, os comparto la sinopsis de la editorial:

"El pequeño Donald, hijo del embajador de los Estados Unidos en Palombia, es secuestrado por un comando que esclaviza a los niños empleándolos en la búsqueda de oro en el río Boavista. 

Allí, el pequeño descubrirá que los maleantes están contaminando el río con sus métodos de extracción de oro. 

Sin embargo, los criminales palombianos no cuentan con la tozudería de Donald y los dos aliados que se unirán en su lucha contra esa panda de rufianes explotadores: ¡el payaso Noé y el bravo Marsupilami!"

Todo dará comienzo con una visita a Chiquito, la capital de Palombia. En esta urbe tan caótica y demasiado cosmopolita, el lector tendrá la oportunidad de ver cómo, entre otras cosas, los carteristas campan a sus anchas, los turistas deben correr a recuperar las pertenencias que les han robado, y las autoridades policiales se toman las cosas con una parsimonia que sobrepasa el abandono de funciones. Entre toda esta locura, se presentará al pequeño Donald, hijo del embajador americano en Palombia, que será secuestrado por unos malhechores cuyas intenciones pronto serán reveladas, pues son buscadores de oro y secuestran niños para esclavizarles y que les hagan el trabajo sucio en las excavaciones.

Es ahí donde se introducen dos cosas nuevas en el universo del Marsupilami en solitario, la esclavitud infantil y el sórdido mundo de los buscadores de oro. Lo primero me hizo recordar, aunque sea una referencia con más diferencias que semejanzas, a una de mis películas favoritas del cine de aventuras, "Indiana Jones y el templo maldito", ya que en aquella historia, había un montón de niños esclavizados por una secta para encontrar gemas que sostuvieran la causa de dicha secta. Aquí no hay un elemento tan turbio de por medio, pero sí que los buscadores de oro adultos le endosan a los niños las tareas más desagradables del proceso de buscar oro, y lo hacen con la conciencia tranquila porque los niños que raptan no serán añorados por nadie en Chiquito. La pena para Donald es que, aunque es hijo de un político, eso no le servirá de nada para convencer a sus captores de que le liberen.


A estas alturas os preguntaréis... ¿es que el Marsupilami no aparece por ningún lado? Hay que comenzar diciendo que, de los que he reseñado hasta la fecha, es uno de los álbumes de su serie en los que tiene un papel más secundario, pero no por ello carece de interés. El jovial animalillo de cola infinita pronto se dará cuenta de que la existencia del campamento de oro está provocando que, por los productos tóxicos que usan los buscadores, el río quede contaminado, acabando así con parte de la fauna propia del mismo. Ni que decir tiene que una de las especies más afectadas serán las pirañas, alimento habitual del Marsupilami, y eso encenderá la ira del animal, que buscará a los culpables de eso. Por otra parte, un par de niños del campamento lograrán escapar, y mientras deben huir de sus perseguidores, el Marsupilami les ayudará a afrontar algunos de los peligros de la selva que sin que ellos lo sepan. También aparecerá en la historia Noé el payaso, cuando los niños se encuentren con él. Y hasta ahí puedo revelaros. 

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? Con bastantes álbumes leídos del Marsupilami escritos por el mismo guionista, lo que puedo deciros es que se mantiene en la línea de los precedentes. No es una historia que brille por su inventiva, pero tampoco lo pretende, ya que al final lo importante en estos casos es conocer algo más del país y el entorno del Marsupilami, y disfrutar de las aventuras en las que éste se ve inmerso. La narración suele ser fluida, se siguen sucediendo momentos cómicos con otros más serios como es la tónica habitual, y los personajes tienen su carisma, ya sean buenos o malos, porque los villanos de este tipo de historias terminan siendo cómicos involuntarios por las desgracias que les suceden. En este sentido, sigo disfrutando del trabajo de Yann, pues realiza una buena labor al frente de la colección.

Con el apartado gráfico tampoco voy a decir nada muy diferente, pues Batem llevaba a estas alturas bastantes números trabajando en esta colección, y su estilo no varía apenas de los primeros álbumes al aquí presente. Se mantiene la constante mezcla de humor gráfico como complemento al de los diálogos, y la caracterización de los personajes sigue mostrando a los villanos, que en este caso y como ya decía son buscadores de oro, bastante pinturescos, hasta el punto de que uno sabe que, tarde o temprano, las pasarán canutas, y se reirá de lo lindo viéndoles sufrir. Por lo tanto me sigue quedando la habitual buena impresión del apartado gráfico, pues el trazo de Batem es clásico del franco-belga.

Por último, y respecto al color, que en este caso recaía sobre el estudio Cerise, no he notado mucha diferencia respecto a los álbumes anteriores. No es la primera vez que este estudio colorea una aventura del Marsupilami, así que se mantiene una coherencia visual respecto al desempeño que venía haciendo el anterior colorista. 

¿Merece la pena el cómic? En este caso, y por ser una historia que no acaba aquí, DEPENDE. Si sois fans del Marsupilami y seguís esta colección, os encontraréis una obra con las mismas cualidades positivas que todas las anteriores (a título particular sí me ha gustado y quiero ver cómo acaba este arco argumental). Incluso si no estáis muy al día en esta serie pero ya tenéis familiaridad con el personaje, también es una buena lectura. No obstante, y para un lector/a novat@s con este universo, no les recomendaría empezar por aquí, sino que es más apropiada una historia que tenga inicio y fin en el mismo cómic. 

Por último, y sobre el formato de Ediciones Base, este tomo está publicado en tapa dura, y tiene el lomo del color de la piel del Marsupilami, lo que le da un toque bonito para tener en vuestras estanterías. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver otra reseña del personaje tenéis la de "Marsupilami: Historias cortas por..." o si queréis reseñas de otro tipo las podéis encontrar aquí. ¡Hasta otra!

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