Julio estaba en los juzgados, mirando el calendario
del teléfono. Tenía que comparecer en juicio por un robo del que se le acusaba
y que no había cometido, y estaba nervioso. Acababa de hablar con su abogado de
oficio, al cual apodaban “el pistolero” en los juzgados. Julio se había
enterado de esa circunstancia un rato antes, cuando al salir su abogado del
ascensor, escuchó unos susurros que decían que había llegado el pistolero. Parecía
un tipo serio y profesional, aunque con una toga negra encima, cualquiera
parecía competente en apariencia. Cuando llamaron a Julio a sala, su abogado le
dijo que entrara en primer lugar, esperara, y disfrutara del espectáculo.
A Julio no dejaba de llamarle la atención el apodo
que tenía su abogado, y no sabía si reírse o tenerle miedo. En ambos casos
pensaba que el tipo podía estar como una regadera, en especial cuando dejaba
entrar a su cliente a la sala de juicio sin acompañarle. Una vez dentro de la
sala, y cuando la jueza y el fiscal preguntaron por el abogado de Julio, se
abrió la puerta. Lo que ocurrió a continuación fue memorable.
El abogado entró con el teléfono móvil en una mano,
y tras tocar la pantalla táctil, empezó a sonar la música de “La muerte tenía
un precio”. Fue entonces cuando el abogado se transformó en el pistolero, y
entró a cámara lenta con la toga echada sobre un hombro. Incluso a falta de un
sombrero para dar más realismo a la escena, aquello no importó. Con una mirada
de hierro cual fenómeno del cine de Sergio Leone, saludó al estupefacto grupo
del estrado, y tras una breve pausa, en la que todos los presentes trataban de
digerir lo ocurrido, el juicio comenzó.
Llegada la hora del interrogatorio a todas las partes
implicadas, el pistolero hizo tantas preguntas y de una manera tan veloz y
precisa, que parecía una pistola humana disparando todas las balas a la diana. Incluso
haciendo un esfuerzo imaginativo, se podía ver el humo saliendo de la toga del
pistolero. Fue algo asombroso, que hizo a Julio alegrarse de que aquel fuese el
abogado que le tocara de oficio.
Tras casi una hora muy intensa, todo salió genial, y
a falta de la sentencia en firme, el pistolero le dijo a Julio que podía estar
tranquilo, que aquello estaba ganado. El tiempo le dio la razón.
Con los años, cada vez que Julio veía una película
del oeste en la televisión, se acordaba de su abogado, y se preguntaba si
seguiría dejando asombradas a todas las personas que se cruzaran en su camino.
El recuerdo de aquella entrada al son de la música, como si el tipo fuera a
batirse en duelo bajo el sol, duró en la memoria de Julio hasta el último de
sus días.
Buenísimo, una genial descripción, me ha parecido verlo entrando por las puerta de la sala (aunque te confieso que, por un momento, me la he imaginado de esas abatibles como las de un Saloon del lejano Oeste). Me ha encantado, JC. Besos
ResponderEliminarSaludos Chari, me pasó lo mismo mientras lo escribía, me lo imaginaba irrumpiendo en un saloon, o saliendo del mismo a la calle principal de algún poblado para batirse en duelo jaja. ¡Un beso!
EliminarEn cuanto he terminado de leer esta frase: "... que entrara en primer lugar, esperara, y disfrutara del espectáculo" no he podido evitar reírme sin saber lo que venía después... Y tras esto: me ha encantado, me ha tenido en vilo sin saber cómo continuaría, pero también con una sonrisa durante toda la lectura. Increíble, de verdad.
ResponderEliminarEs muy reconfortante leerte en el comentario que hayas estado sonriendo durante toda la lectura. Como pudiste ver, vaya si hubo espectáculo del que disfrutar jeje. El pistolero demostró que, pese a sus excentricidades, era un abogado fabuloso :)
Eliminar¡Gracias por comentar y un beso!
Y eso es lo mejor del relato, sin duda ;)
EliminarUn placer haberte tenido de lectora en este peculiar "juicio" :)
EliminarJosé Carlos debo decir que me imagine al abogado con el rostro de Clint Eastwood tras el revolver y con un puro humeando junto con el disparo jaja, Genial relato me gusto un abrazo pistolero
ResponderEliminarHola Anto, has hecho muy bien estimulando la imaginación, bien podría haber sido el eterno Clint el protagonista de esta historia jaja. Me alegra que te gustara, un abrazo amigo pistolero.
EliminarJajajja! Son de esas escenas que parecen películas y, aunque es un relato, me imagino que podría ser un juicio real. Cada uno ejerce su oficio cómo quiere y cómo mejor sabe.
ResponderEliminarSe me ha escapado la risa cuando le ha dado al móvil....jajja! Por eso no te acusan por desacato, no? Jajajj!
Feliz jueves! ;)
Tienes toda la razón Hada, son escenas que si pasan en la realidad serían cuanto menos memorables jaja. Como suele decir el tópico, cada maestrillo tiene su librillo, así que sí, cada cual ejerce su oficio dentro de la legalidad :P
EliminarLa verdad es que al escribir esa parte del móvil pensé que la jueza estaría tan estupefacta que no se acordaría de acusarle de desacato jaja.
Feliz jueves compañera, un beso.
Un micro cuya historia gira en torno a un único personaje: un abogado al que apodan ''El pistolero'', pues su forma de actuar es típica de un vaquero del salvaje oeste. Una entrada teatral típica del más friki (me imagino su casa llena de estanterías de películas del oeste), y luego disparando todas esas preguntas sin dejar respirar a sus objetivos. Un personaje extravagante que aúna dos cosas muy distintas: humor en una de las situaciones más serias que hay: un juicio. Y también dos géneros en principio diferentes: el de los juicios y el del western.
ResponderEliminarUn abrazo, Compañero.
Saludos Ricardo, efectivamente estamos ante un jurista un poco friki, pero que a pesar de sus extravagantes métodos, sabe lo que se hace en el juicio en sí. Estoy seguro de que tendrá una casa parecida a como la imaginas jaja.
EliminarEl objetivo era el que has citado, mezclar dos géneros que generalmente suelen ser más serios, para intentar darle ese toque de humor que me alegra haber logrado. Ya sabes que si alguna vez pasas por un juzgado y oyes una balada del oeste...el pistolero andará cerca.
Otro abrazo.
Jejeje "El juicio tenía un precio". Ay, que se te pegan mis pampiroladas, jejeje Menudo friki. Menos mal que no le ha dado por superhéroes al abogado. =D Me ha gustado los disparos de preguntas.=)
ResponderEliminarUn besote, compi.
Me parece una frase genial y muy acorde con la historia Soledad, me ha hecho reír bastante. Poco a poco se me pegan algunas pampiroladas, y le voy cogiendo el gustillo a escribir sobre el oeste, aunque en este caso sea de un modo cómico jeje. El tipo habría ganado un duelo de preguntas sin pestañear :)
EliminarUn beso compañera.
Un abogado de armas tomar, no hay duda!! jajajaja. Menos mal que hace gala a su aspecto feroz manejando las leyes despiadadamente a favor de su defendido. La verdad es que si alguna vez necesito un abogado de oficio, no me importaría nada que me tocara él :))
ResponderEliminarUna interesante composición escénica, me ha parecido muy original :))
Un fuerte abrazo y feliz día, compañero!!
Pues sí Julia, como para decirle algo ofensivo a este abogado jaja. El tipo es todo excentricidad, pero sabe moverse como pocos en un duelo jurídico :) Si alguna vez necesitas abogado, te deseo suerte para que te toque el por el turno de oficio jeje.
Eliminar¡Un abrazo y feliz día compañera!
Muy listo el abogado, utilizando efectos especiales dejaba a todo el mundo sin argumentos, así cualquiera gana, jeje
ResponderEliminarTe ha quedado muy simpático y digno de película, :)
Un abrazo!!!
Muy buena forma de verlo Irene, su forma de entrar en escena deja un poco descolocado a todo el mundo, y entre eso y su habilidad en los interrogatorios, puede ser imparable.
EliminarMe alegra que te gustara :) ¡Otro abrazo pistolera!
Me gusta el tipo, para ser un abogado. El ser de oficio y defensor de una causa justa me alegro que saliese triunfante.
ResponderEliminarCuantos justicieros legales necesitaría este país de pandilleros sin escrúpulos para ponerlo dentro de un orden y que los ciudadanos respirasen tranquilos.
Un relato original y bien delineado que me hya hecho esbozar una sonrisa del tipo John Wayne.
Abrazo compañero.
Es un personaje tan peculiar en sus maneras como efectivo en el momento decisivo. Al final del todo pensé eso mismo que dices, que fue una satisfacción hacerle salir vencedor, me hizo recordar un poco al llanero solitario, ayudando a la gente más débil cuando había alguien poderoso o cruel al otro lado del enfrentamiento.
EliminarSin duda tener abogados como éste nos permitirían tener como poco una razón para sonreír, que a veces ya es un gran paso para seguir luchando por lo que nos importa.
Otro abrazo compañero.
Supongo que has unido tus dos mundos. Cuando dijiste que había encantado escribir sobre el oeste, no sabía que te había encantado.
ResponderEliminarGenial relato.
Un besillo
Hola María, pues sí, he podido unir dos mundos en este relato, aunque en el oeste se podría decir que se hacía justicia de un modo sangriento disparando las armas. Método retorcido y extremo pero eficaz jaja. Me alegra que te gustara.
Eliminar¡Un beso!
Muy bueno José Carlos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la ambientación, el ritmo y el mensaje.
Bravo, compañero.
Un abrazo
Hola compañero, muchas gracias por tus palabras. Yo creo que toda referencia al oeste o los pistoleros nos sacan a los dos una sonrisa, y me alegra haber logrado que te guste el conjunto, mensaje incluido.
Eliminar¡Otro abrazo!
Jajajaja...Ya lo sabes bien. Las historias del oeste me encantan. De momento solo he escrito dos relatos, pero me has dado fuerzas para ponerme con otro más.
EliminarTambién me ha gustado mucho el tema "legal". Ese tipo de novelas también me llaman mucho la atención.
Un abrazo.
Claro que sí compañero, no hay dos sin tres jeje, así que te animo totalmente a volver a ese género, yo tengo previsto hacerlo también más adelante. Aproveché algunas cosas de mi entorno laboral para tratar de describirlo bien todo. Otro abrazo compañero.
EliminarAndo perdida y andando perdida te encontré
ResponderEliminarMe gusta tu luga un abrazo
Hola y bienvenida. Me alegra que en ese estado de "perdición", acabaras topándote con mi espacio y el relato te gustara. ¡Un saludo!
EliminarGenial, José Carlos. Un microrrelato redondo. Una escena de película, un personaje estrambótico e inolvidable.
ResponderEliminarLo mejor del relato, a parte de la idea y la admirable mezcla de géneros, es la descripción del abogado pistolero, una entrada y una retahíla de frases sobre sus acciones que, como balazos certeros, nos adentran rápidamente en escena. Al igual que este fantástico personaje que has creado, como él se gana a su juez y jurado, tú te ganas a tu público. Muy, muy bueno J.C.
¡Abrazo, Compañero!
Hola Edgar, me halagan tus palabras. Sin duda el personaje es de los que para bien o mal, no deja indiferente.
EliminarMe reí bastante imaginando cómo quedaría en la realidad que un tipo entrara así en una sala de juicio, a medio camino entre la chulería y el desacato jaja. Fue un reto elaborar la descripción de modo que el abogado pareciera un pistola humana por así decirlo. Gracias por tu fantástica opinión compañero.
¡Un abrazo!
Qué abogado más chulo! Y muy buena descripción, hasta la musiquilla del oeste he podido oír de fondo... Jajajaja
ResponderEliminarUn abrazo!!!!
Hola Flora, no cabe duda de que este abogado nos sacaría más de una sonrisa si fuera un personaje real, y también nos aportaría la tranquilidad de saber que sabe lo que se hace. Coincido contigo, si cerramos los ojos, nos podemos imaginar al pistolero acercándose al estrado al son de la música :)
Eliminar¡Otro abrazo!
Me ha hecho reír este abogado, realmente lo he imaginado como en las películas abriendo las puertas batientes y con la música de fondo...muy bueno...eso sí no sé qué le parecería a su señoría el juez...
ResponderEliminarUn saludo
Nos ha pasado lo mismo entonces Conxita, al escribir su entrada en escena me lo imaginé tal como has descrito, espuelas y sombrero incluidos, y abriendo ese tipo de puertas y con música de fondo. Me da a mi que la jueza no lo tomó demasiado bien, pero al menos permitió que todo siguiera su curso jeje.
Eliminar¡Un saludo y gracias por pasarte!
Hola Julio David, como bien has descrito, con semejante entrada en la sala, no dejaría indiferente a nadie, tanto a su cliente como a la otra parte, que debería estar temblando. Harías bien en echarte la siesta, siempre que no te quedaras dormido cuando tuvieras que testificar jeje. ¡Un saludo!
ResponderEliminarMe ha gustado el relato y la intriga se resuelve muy bien. Me ha sacado de dudas desde que describes la música en el movil
ResponderEliminarHola María del Carmen, me alegra que te gustara. Lo bueno es que al ser una canción bien conocida, es fácil buscarla para hacer más intensa la lectura. ¡Un saludo!
EliminarVaya entrada en el saloon del juzgado. Y con la música de Morricone. Para echarse a temblar. Muy divertido. Y por cierto, gran homenaje a un cineasta que me encanta, Sergio Leone. Saludos.
ResponderEliminarHa sido una entrada apoteósica en homenaje a esas que se hacían en el saloon. Morricone hizo aún más grande el género del oeste con su maestría en la composición musical, no podía dejarlo en el olvido. Coincido contigo, Sergio Leone, a pesar de no tener una filmografía muy extensa en comparación con muchos grandes directores, sí que dejó su huella, y es de los cineastas que no deja indiferente.
Eliminar¡Un saludo Carlos, gracias por pasarte!
Muy cachondo José. Es muy divertido como tiras de surrealismo en una situación tan sobria. Me ha divertido mucho. Creo que poniendo diálogos del tipo en cuestión ya sería la repera.
ResponderEliminarHola Alejandro, gracias por pasarte a comentar. La verdad es que tenía claro que una pizca de surrealismo y majadería en semejante escenario daba mucho juego jeje. Seguramente de haber puesto diálogos, habría sido otra escena para seguir riéndose con este abogado tan peculiar. ¡Un abrazo compañero!
EliminarMe ha gustado mucho este relato. Ha sido muy gracioso cuando has puesto que tenía que disfrutar del espectáculo. No me esperaba lo de la música.
ResponderEliminarME HA ENCANTADO! Además, ha sido muy descriptivo!
Un saludo :)
Hola Raquel, cuánto tiempo jeje. Me alegra que te haya gustado esta particular visión cómica sobre el mundo judicial. Admito que en varios momentos en los que escribía el texto, me reía sabiendo lo que iba a poner, y he intentado describir lo mejor posible la situación :)
Eliminar¡Un saludo y un beso pistolera!
Muy bueno José Carlos, muy bueno. De entrada pensaba que me iba a leer una historia del oeste (no pasa nada porque me gustan) y resulta que me encuentro una de juicios. Se nota que sabes donde te mueves, je, je (por la terminología y eso) y el toque western es lo más, sobre todo esa analogía que has hecho sobre los disparos y la verborrea del abogado, ha sido lo mejor, je, je
ResponderEliminarMe ha gustado compañero
Un abrazo
Gracias por tus palabras compañero. Sé que el título hace pensar en algo puramente del oeste, que es un género que me encanta, y contribuye a crear una sorpresa al ver que todo se mueve en el terreno judicial. He aprovechado mis conocimientos en este terreno para darle el toque de veracidad, y mi gusto por el western para darle ese toque excéntrico pero simpático jeje. Es alentador que te haya gustado, y que la comparación de su interrogatorio con los disparos de un revólver te gustara.
Eliminar¡Un abrazo Isidoro!
¡Qué bueno, José Carlos! Soy fanático empedernido de la llamada "Trilogía del dólar", y me he podido imaginar sin ningún tipo de problemas a este Clint Eastwood con toga al hombro, disparando frases al son de "La muerte tenía un precio" del genial Morricone.
ResponderEliminarUn saludo, amigo.
¡Saludos pistolero Bruno! Fíjate que cuando escribí este micro, hacía poco tiempo que había visto esta trilogía. Quise homenajear de este peculiar modo las geniales películas de Leone con Clint de protagonista, y un Morricone magistral en el apartado musical.
ResponderEliminarSi alguna vez ves una peli de abogados o vas como público a algún juicio, ya podrás rememorar la escena y reírte un poco jeje. ¡Otro saludo!