Gabriel se acercó a paso lento hacia donde estaba
sentada ella. Una vez cerca, se saludaron y tomó asiento a su lado. Hubo unos
segundos de silencio, en los que ninguno dijo nada. Una de las cosas que
Gabriel no había previsto en el caso de que se encontraran, era qué decir. No
estaba habituado a encontrarse con mujeres maduras, y ese matiz le bloqueó un
poco, sobretodo recordando que el día anterior había actuado impulsivamente.
Por suerte, ella, como si le hubiera leído el pensamiento, le echó un cable
llevando el peso de la conversación:
- Por cierto, me llamo Natalia, ayer no llegamos a
presentarnos.
- Tienes razón, todo fue rápido. Encantado Natalia, yo
soy Gabriel.
- Un bonito nombre- dijo ella-, no lo habría
adivinado. Sabes, esta mañana me preguntaba sobre lo que dijiste ayer, aquello
de que te aportó calidez verme aquí, ¿en qué sentido lo dijiste?
Gabriel se sintió inmensamente nervioso. Así que
ella había pensado en él durante la mañana, eso le pilló desprevenido. Se
sentía como si pisara arenas movedizas. Tras tomarse unos segundos para meditar
la respuesta, analizando las sensaciones del día anterior y las que tenía en
ese momento. Al final, y con la sapiencia de que se atrapa antes a un mentiroso
que a un cojo, decidió ser totalmente sincero, aún a riesgo de hablar más de lo
prudente. Tomó aire, se relajó, y empezó a hablar mirándola a los ojos:
- Pues verás Natalia, lo dije en muchos sentidos. Me
pareciste preciosa en lo físico, pues aunque eres una mujer madura, considero
que más de una amiga mía quisiera llegar a la madurez tan radiante como tú. Me
gustaste en lo sensorial, porque sentí muchas cosas distintas, y todas me
condujeron a intentar llamar tu atención. Y por otra parte, me pareciste una
mujer que encajaba a la perfección en este lugar. No puedo precisar más esto
último, pero el impulso que me llevó a invitarte, obedece a un hecho del que
esta tarde he vuelto a darme cuenta: estoy en el lugar indicado para conocer a
la persona indicada.
En esta ocasión, fue Natalia la que se quedó en
fuera de juego. Estaba muy ruborizada. Al final, y en un gesto que Gabriel
disfrutó enormemente, le palmeó una de sus manos, y le dijo:
- Gabriel, es lo mejor y más intenso que me han dicho
en años- le dedicó una preciosa y dulce sonrisa, y añadió-, y eso bien se
merece compartir toda la tarde contigo.
Y así lo hicieron, compartieron varias horas de
charla en aquella cafetería-librería. Se abrieron un poco el alma en unas
cuantas pinceladas iniciales, en las que él le contó que tenía 22 años, estudiaba medicina y no
tenía pareja, y ella le dijo que tenía 45 años, era dueña de una editorial de libros, y estaba
divorciada y también sin pareja. Por otra parte, ambos se extasiaron
comprobando que compartían bastantes aficiones. Hablaron de música, de cine y
series, de libros, de lugares que les gustaban de la ciudad, y de algunas cosas
más. La química entre ambos era tan evidente que abundaban las sonrisas y
miradas cómplices. Toda esa vorágine de sentimientos, impresiones y
percepciones, hizo que ninguno de los dos sintiera un deseo real de abandonar
al otro.
Sin embargo, el teléfono de Natalia empezó a sonar,
y tras atender la llamada, le anunció a Gabriel que tenía que ir a la
editorial. Él fingió comprensión, aunque se sentía desanimado por tener que
despedirse de ella. Natalia llamó a la camarera y le pidió la cuenta, y
aprovechó para sugerirle a Gabriel que se intercambiaran los números de
teléfono. Así lo hicieron, y poco después la camarera trajo la cuenta y Natalia
le pagó. Tras eso, ambos se levantaron y salieron a la calle. Su sorpresa fue
mayúscula cuando sintieron la incesante lluvia en sus rostros. Había una fuerte
tormenta y ellos habían estado tan absortos conversando que no habían escuchado
nada durante la tarde. Gabriel recordó algo, y, tras buscar en su bandolera,
encontró lo deseado. Sacó su paraguas, lo abrió, y tendiendo un brazo en el
aire, le hizo una pregunta a Natalia:
Natalia le dedicó una amplia sonrisa, y tras
enroscar su brazo con el de él, le besó en la mejilla. No hizo falta ninguna
respuesta verbal, eso lo había dicho todo. Se pusieron en marcha, y ella le
indicó por dónde ir.
Tras un rato paseando, había llegado el momento de
despedirse. La lluvia seguía golpeando con intensidad la tela del paraguas. Fue
Natalia quien empezó a hablar:
- Ha sido una tarde genial, me sabe mal despedirme
ahora porque tengo la sensación de que podría seguir horas y horas contigo- y
deseosa de volver a ver a Gabriel, le hizo una promesa-. Te compensaré por
tener que irme ahora, lo prometo.
- No te preocupes Natalia, no has de sentirte
obligada. Para mí también ha sido una tarde memorable, y eso ya es más de lo
que tenía al despertarme hoy.
- Será un placer volver a verte, te lo aseguro.
- Igualmente Natalia, espero verte pronto.
Se dieron los besos de rigor en las mejillas, y tras
dedicarse una intensa mirada, empezaron a caminar en direcciones contrapuestas.
Gabriel se sintió culpable por algo, y, tras darse la vuelta, aligeró el paso
para alcanzar a Natalia. Cuando lo logró y ella le prestó su atención, volvió a
cubrirla con el paraguas y le dijo lo siguiente:
- Este caballero no podría marcharse a casa tranquilo
sabiendo que ha dejado mojarse a tan encantadora damisela. Llévate el paraguas,
ya me lo darás cuando volvamos a vernos, así tendré la excusa de recogerlo para
volver a verte. Y no, no pienso aceptar un no por respuesta.
Natalia, totalmente sorprendida por aquello, cogió
con cierta culpabilidad el paraguas. Aquel chico no dejaba de sorprenderla, y
ella sentía cosas muy intensas. Dejando de lado su “yo” racional, que
seguramente le daría una reprimenda por lo que iba a hacer, besó en los labios
a Gabriel. Fue un beso rápido pero lleno magia y electricidad. Segundos
después, y tras volver a mirarse a los ojos, se dieron un beso más largo y
apasionado, que hubiera pasado perfectamente por un beso de película. Se
dedicaron una última sonrisa, y se despidieron definitivamente…por aquel día.
Gabriel volvió a sentirse tan feliz como la tarde
anterior, y tuvo que reprimir nuevamente el impulso de bailar bajo la lluvia
para no pillar un resfriado. No era plan de estar…bueno, de estar indispuesto
por motivos de salud en caso de que pudiera volver a verla pronto. Así que,
atendiendo a la poca prudencia que le quedaba tras haber prestado su paraguas
cuando caía una lluvia cercana al diluvio universal, volvió a casa
resguardándose en los balcones que encontró. Una vez que llegó a su piso, se
dio una ducha, cenó algo ligero, y se acostó, deseando que un nuevo día le
trajera nuevas noticias de Natalia.
Al día siguiente, Gabriel fue a la facultad por la
mañana, y cuando llegó el mediodía, recibió una llamada de Natalia, proponiéndole
ir a cenar a su casa esa noche. No tuvo que pensar ni un segundo la respuesta,
y tomó los datos que ella le dio para localizar su casa.
Continuará...
Para leer la continuación, clickad aquí.
Qué historia más cuqui! Bonitas sensaciones, José Carlos! La voy a seguir! :) abrazo!
ResponderEliminar¡Hola Hada! Es un placer saber que quieras seguirla, tras el "continuará" tienes el enlace al primer capítulo, por si quieres leerlo también :) Me agrada ver por tu comentario que te gustan las sensaciones descritas.
Eliminar¡Otro abrazo!
Ay José Carloooooooooooooooos, cómo me has dejado niño! Estoy deseando saber más y más de esta maravillosa relación.
ResponderEliminarPor cierto, nunca empieces a halagar a una mujer madura con frases como "aunque eres una mujer madura...". Lo digo por tu bien, porque quiero que tú también llegues a esa edad. ;p
Saludos Eva, está muy bien dejarte así, y saber que estés deseosa de más novedades jeje. Por otra parte, para dar un poco más de énfasis a la poca experiencia de Gabriel con mujeres mayores que él, me decidí por intentar plasmarlo no sólo en sus nervios, sino también en sus palabras. Poco a poco irá soltándose el chico, no te quepa duda :)
Eliminar¡Besos!
Me encanta. Ese yo racional.. fuera... besos niño.
ResponderEliminarPues sí, ese "yo" racional merece quedarse amordazado en algunas ocasiones jaja. Me alegra ver que te encante, es un placer tenerte al tanto de desarrollo de esta cita.
Eliminar¡Besos Maríjose!
Ay José, estoy con Eva, lo de madura... jejeje Me ha encantado, y el toque de la lluvía (que te gusta más que los psiquiatricos, :P) me ha calado hasta a mí. :) Sigue... ¿y ahora qué pasa? jejeje Vale, espero. :D
ResponderEliminarUn abrazo de película. :P
Ay ay Soledad. Como le decía a Eva, ten en cuenta que Gabriel está en esta ocasión moviéndose en un terreno nuevo, y quería que se notara con su manera de decir algunas cosas. Por otro lado, recuerda que la lluvia (no lo niego, me encanta como elemento a añadir en algunas historias) fue la que llevó a Gabriel a esa cafetería donde encontró a Natalia :)
Eliminar¿Qué pasará? Bueno, esa cena será el pistoletazo de salida para alguna que otra cosilla...y hasta ahí te cuento detalles jaja.
Otro abrazo de película :P
Jose Carlos, que buenisima historia esta novela es cautivante y la manera de la narrativa es buenisima, hay que leer en que continuará
ResponderEliminarSaludos Anto, gracias por pasarte y comentar. Me alegra ver que el desarrollo de la historia te guste, no estoy habituado a escribir en este género y es todo un poco nuevo, así que es muy reconfortante leer en los comentarios que está gustando.
Eliminar¡Un saludo!
Eva me ganó, iba a comentar lo mismo.¿como que "aunque eres una mujer madura"? Yo te daba con un libro en la cabeza :).
ResponderEliminarEsta genial la historia, creo que acá ya todos deseamos ver a Gabriel en casa de ella para la cena ;). Doble beso en la mejilla.
Hola hola Mendiel. No uses los libros para golpear salvo en tus cavilaciones jaja. Tenéis que recordar que Gabriel está acostumbrado a tratar con chicas de su edad, y puede decir sin mala intención algo que en otras circunstancias le perjudicaría. Con el tiempo irá cambiando un poco en el modo de decir las cosas :)
EliminarMe alegra mucho que te guste la historia, la sigues desde el primer capítulo y por ello es muy positivo que aún quieras saber cómo sigue. Esa cena será importante, no cabe duda. Otro doble beso :)
Hola Nefertiti. En primer lugar me alegra que esta continuación te haya gustado, en la próxima parte la cena será el factor importante para que pasen ciertas cosas. Y en segundo lugar, bueno, las cosas han empezado bien para los dos, de eso no cabe duda.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Un poco romanicón te has puest en este capítulo. Me ha encantado.
ResponderEliminarEsperando para ir a la casa de Natalia.
Un besillo.
Se podría decir que se está cociendo a fuego lento el clímax jeje. Quería darle a Gabriel ese toque de inexperto, impulsivo y galante, y es reconfortante que haya gustado :) Será una cena memorable para ambos.
EliminarUn beso María.
José Carlos la espera mereció la pena... cuánta ternura.
ResponderEliminarA ver leído esto, ¿quién no querría un Gabriel en su vida?
Me ha encantado, me has hecho sonreír así medio bobalicona, es una preciosa historia de amor.
¡Genial! :)
Pues la verdad Irene, con las cosas que has dicho me alegra haber sacado el tiempo necesario para escribir esta continuación :) Supone un reto el contar esta historia creando matices y situaciones que no sean los habituales y que tenemos muy vistos. Gabriel estaría sonrojado si leyera tu pregunta jaja.
EliminarEs un placer saber por tu comentario que has estado viviendo con esa intensidad el relato. A ver qué depara la cena... :P
¡Un beso Irene!
Que historia más bonita José Carlos, me parece muy tierna, él tan joven... Espero impaciente el próximo capítulo!!
ResponderEliminarBesin ;)
Hola Virginia, me complace tener como seguidora a una especialista en el género :) Él es joven y algo torpe, pero por suerte con voluntad la torpeza puede combatirse con la maestra adecuada... Espero que el siguiente capítulo no te defraude :)
Eliminar¡Un beso!
Una historia que promete mucho más y que te deja con ganas de continuar leyendo. Romantica, tierna, sensual, delicada... una cita sin garantías pero con muchas expectativas que van cumpliéndose poco a poco. Buen relato, Josá Carlos!!
ResponderEliminarUn abrazo, espero la continuación!!
Da gusto entrar al blog hoy y leer tu comentario Julia :) Estaba expectante por ver si lograba mantener despierto el interés tras los sucesos del capítulo. Me gusta la idea de cincelar en la historia las emociones que has descrito perfectamente. Y también queda patente que hay encuentros que pueden deparar cosas geniales :) No te quepa duda de que te mantendré al tanto.
Eliminar¡Otro abrazo!
Un relato actual,moderno con palabras sencillas que no dejan de cautivar,bien elegido el marco romántico.EL CAFÉ,LA LLUVIA,EL PARAGUAS,EL BESO etc,.gusto leerte.
ResponderEliminarHola y bienvenida al blog Edith. Es muy agradable leer que te ha cautivado el relato y la elección del marco. Aunque la lluvia, un paraguas, un café o un beso sean cosas muy cotidianas, es estimulante crear un clímax que atrape a la gente, y me alegra haberlo logrado en tu caso :)
Eliminar¡Un saludo!
Esperemos que la cena de mucho juego sin llegar a la pasión . Es una mujer con las ideas muy claras y después de unas miradas profundas , cautivadoras , una conversacion intensa , no va a ceder su amistad a un chico de 22 años sin más. Él se tendrá que ganar esa amistad y lo que comienza con un reto para él , se convierte tras varias citas en algo más para ambos. Un roce en la mejilla , un abrazo al despedirse , un mordisco en el dedo .De repente una noche suena el teléfono y al otro lado del auricular se escucha una voz que cambia los acontecimientos de la historia. Jose Carlos espero que no te moleste que haya imaginado un poco y compartirlo contigo .
ResponderEliminarSaludos. Bueno, la magia de las cosas aún no escritas es que cada persona puede imaginar una forma u otra de continuar la historia, así que hasta que no esté el siguiente capítulo, eres libre de imaginar jaja. Para Gabriel no es un reto en sí, se sintió atraído por Natalia y su deseo es seguir conociéndola, de ahí que volver a verla en la cafetería le apeteciera tanto.
EliminarUn saludo.
Una relación narrada con elegancia, sumerges al lector en esta relación humana de una manera cálida y agradable, . Haces nuestras las expectativas que se están creando entre este par de tortolitos. Más allá de la diferencia de edad existe el deseo y el obsequio de la vida de encontrarnos con alguien que despierta ciertos intereses correspondidos. No me perderé por nada del mundo esa cena. Gran trabajo, José Carlos. Una delicia de lectura.
ResponderEliminar¡Abrazo, Compañero!
Hola Edgar, no deja de ser alentador saber por tus palabras que he logrado sumergirte en la lectura de una manera que te haga percibir las cosas desde un punto de vista más activo que el de mero espectador. Tienes razón, creo que con el desarrollo es fácil querer que las cosas les salgan bien a ambos jeje. En efecto la vida siempre puede sorprender, sobretodo para personas que lejos de quedarse en la frontera de la edad, se atreven a guiarse por las sensaciones que sienten. Desde luego quedas invitado a la cena jeje :) ¡Gracias por tu enorme valoración!
Eliminar¡Otro abrazo Compañero!
Me he leído los dos primeros capítulos de tu relato de un golpe y ha avanzado terreno, je, je.
ResponderEliminarYo también conozco alguno de esos lugares librería-cafetería tan bohemios y comparto tus mismas sensaciones. Creo que es un lugar perfecto para iniciar el relato que nos estás contando y tú así lo has visto. Con un estilo cuidado y elegante nos vas introduciendo en una relación que promete momentos muuuuuy interesantes, así que cuéntame como uno más de los lectores que la seguirá. Ella dueña de una editorial y él estudiante de medicina... ummhhh, sí, sí, va a ser interesante.
Un abrazo compañero
Hombre Isidoro, me ha sorprendido gratamente leerte el comentario en este relato, y sobretodo que te leyeras del tirón ambos capítulos. Admito que al principio de la historia daba por hecho que sólo me leerían mujeres, pero es muy agradable ver a compañeros pasar por aquí y dejar huella en forma de opinión. Exactamente, esos sitios son geniales para muchas cosas, y me alegra que te hayan transmitido sensaciones ya conocidas.
EliminarCreo que sí, la cosa promete momentos memorables, o al menos mi deseo es que lo sean (ya sabes que a veces lograrlo para quien te lea es complicado). Te aseguro que habrá algún toque.. gracioso e intenso en relación a lo que se dedican ambos, y hasta ahí avanzo jaja.
Será un placer mantenerte al tanto de la historia y seguir leyendo tus comentarios. ¡Otro abrazo!
Una continuación digna de su primer capítulo. La narración nos lleva a través de las palabras como el agua de la lluvia que no cesa en la historia. En ningún momento decae el interés ni el ritmo, el cual lo tienes controlado. Una cita en la que ambos personajes se han conocido más y en la que, a pesar de la diferencia de edad, tienen muchas cosas en común y se atraen. La escena en la que Gabriel se siente culpable por algo y da media vuelta para dejarle el paraguas me gustó mucho, y en especial lo que dice Gabriel sobre la excusa para volverla a ver; muy bien resuelto con esos besos. Ahora veremos qué sucede en la cena...
ResponderEliminarAbrazo, Compañero de Celda.
Gracias por tan extenso comentario Ricardo, es un placer ver que la historia te sigue gustando. Esta lluvia parece eterna y mágica para conectar algunos sucesos jeje. Pues sí, a pesar de la diferencia de edad, es perceptible la química que tienen entre ambos, a pesar de que están empezando a experimentarla. Sobre la escena del paraguas...la escribí por un impulso, y es un placer leerte que te haya parecido acertada.
EliminarDe momento tienes la primera parte de la cena en el siguiente capítulo, espero que cuando la leas te guste la continuación.
Un abrazo Compañero de Celda.
Me encanta la poca experiencia de Gabriel con las mujeres 'maduras' jaja, y esa velada que, seguramente, pasara demasiado rápida para ambos. El detalle de la lluvia ha sido, desde mi punto de vista, necesario para que ocurriera lo que sucedió. Ese lado irracional que solo aparece en situaciones como esa, me ha encantado, porque así Natalia ha podido hacer algo que ambos, en realidad, deseaban para el poco tiempo que se conocen. Los dos sienten cosas fuertes por el otro, podría incluso llegar a decir que sienten una pasión demasiado arrebatadora que puede provocar que las cosas lleguen lejos entre Gabriel y Natalia. Eso sí, me has dejado con la miel en los labios y unas ganas tremendas de saber qué ocurrirá en esa cena jeje.
ResponderEliminarMuy encantada de leerte, José Carlos :)
Has dado en el clavo, creo que parte del encanto de Gabriel, es su poca experiencia con ese tipo de mujeres, y las consecuencias de las cosas que dice o hace jeje. Como ya vistes en el capítulo anterior, fue la lluvia la que llevó a Gabriel a aquella cafetería-librería, y eso le permitió descubrirla a ella. Qué menos que ayudarle nuevamente, sobretodo teniendo un paraguas a mano.
EliminarEse lado irracional, sobretodo cuando nos lo saltamos a la torera, depara en ocasiones vivencias bonitas, ya sabes que quien no arriesga no gana. En la cena se irá viendo si hay auténtica magia entre ambos o no jeje. Espero que el siguiente capítulo te guste.
¡Un placer tenerte de lectora, besos!
Da la casualidad de que yo misma he experimentado las fechorías de mi propio lado irracional y sé muy bien a qué te refieres jeje.
EliminarLa verdad es que como lectora cualquier escritor gana, y no es por echarme flores ¿eh?
Bien hecho entonces si también has dejado algo de libertad a ese lado jeje. Leer a otras personas sin duda ayuda a crecer, eso es cierto :)
Eliminar¡Un beso!
Me han encantado la primera parte y esta también, me gusta como defines a los personajes y la intriga que creas. Ahora, espero que Gabriel no vuelva a llamarla "mujer madura", por ser la primera se lo habrá pasado, pero no creo que le sentara muy bien... te lo digo por experiencia. Un beso, Jc :)
ResponderEliminarHola Chari, es un placer saber por tus palabras que te va gustando la historia, así como la forma de ir presentando a los personajes. Sobre lo otro jajaja, como ya comenté por aquí, lo puse a propósito, para evidenciar que Gabriel no está nada habituado a conocer mujeres de más edad, y por lo tanto no midió bien la forma de decir lo que quería :)
Eliminar¡Un beso compañera!
Me Va gustando tu relato , y engancha, de momento parece que se va aponer mas interesante, seguiré descubriendo la intriga
ResponderEliminarHola, los acontecimientos se irán sucediendo, y espero que te guste el modo en que ocurren una vez que te pongas al día.
Eliminar¡Un saludo!
Siempre tiendo a sospechar de las cosas que parecen que son demasiado buenas. Puedo estar totalmente equivocado y que se me vaya la olla, pero puede que ese encuentro no sea tan casual. O si, que se yo. Si fuese un cuento todo acabaría terriblemente mal. En otro orden de cosas, me gusto mucho el cuento y mañana continuaré leyendo. Las cosas buenas hay que tomarlas poco a poco.
ResponderEliminarSiempre es bueno sospechar de lo que va a deparar un texto, así la narración es un frente lleno de posibilidades. Prefiero no adelantarte nada en el buen o el mal sentido, a fin de cuentas tienes más capítulos para leer si tu intuición va por el buen camino o no jeje. Me alegra que te siga gustando esta historia :) ¡Un saludo!
EliminarComo ya te han dicho y comentado de todo, sino te importa, me voy para la cena ;) Un abrazo!
ResponderEliminarEs cierto, se ha comentado mucho jeje, espero que la cena sea de tu agrado como lectora :) ¡Otro abrazo!
EliminarSigo con interés este ideal encuentro. Por ahora parece todo perfecto, "de película" como comentas. Supongo que dentro de poco empezará el conflicto y nos sorprenderás con alguno de tus inesperados giros.
ResponderEliminarTen cuidado no abuses de la palabra madura que sale mucho, porque, como bien has hecho, Natalia tiene muchas características para que no se defina por eso.
Buena continuación, pronto sigo con el siguiente.
Hola de nuevo compañero, me agrada que aún conserves el interés. Poco a poco irán saliendo a la luz cosillas y situaciones, así como pensamientos de ambos.
EliminarComo te comenté en el otro capítulo, Gabriel aún no ha desarrollado por completo su mente abierta, y quería remarcar con las alusiones a la madurez, el que aún no está acostumbrado a tratar con personas de más edad que él. ¡Un saludo compañero!