Los extensos terrenos que coronaban la colina de los
cerdos llevaban varias décadas abandonados. En su día habían albergado la mayor
industria cárnica de Hanchew, pero todo eso era cosa del pasado, y los otrora
imponentes edificios de la cárnica, de un llamativo color blanco, no eran en la
actualidad más que víctimas del abandono y el deterioro, y habían perdido todo
color e identidad. El motivo de aquello fue la quiebra de la empresa matriz que
poseía la cárnica, que originó despidos en masa y dejó variadas industrias
abandonadas en distintos rincones del país. La propiedad, que antes de su
adquisición por la empresa matriz era del ayuntamiento de Hanchew, había
regresado al dominio del mismo, en base a los impuestos municipales impagados
durante todos los años de abandono. No obstante, el ayuntamiento había fijado
precio a la propiedad, por si alguna vez lograba venderla y ganar dinero.
La colina de los cerdos había adquirido ese nombre
desde la construcción de la industria cárnica en Hanchew, ya que en aquellas
instalaciones se dedicaban especialmente a la cría y matanza de cerdos. Para
cualquier pueblerino, era fácil pasear un día hasta aquella colina o pasar
cerca con un coche, y divisar una numerosa presencia de estos animales, yendo
de un lado a otro, comiendo pienso o bellotas, o rebozándose en el lodo. Aquel
lugar se convirtió en el principal motor industrial de Hanchew durante sus años
de vida, y su abandono supuso graves pérdidas para el pueblo a nivel de
turismo, negocios y empleo.
Aunque Hanchew era un pueblo de apenas 500
habitantes, las leyendas urbanas sobre fantasmas en la abandonada industria
cárnica eran tantas, que parecía existir una versión distinta en la mente de
cada habitante. Algunas de esas leyendas eran muy imaginativas, llegando a contar
que el lugar estaba atestado de las almas de cada cerdo que había muerto allí,
y que si uno se concentraba mucho estando en aquel lugar, podía oír el familiar
“oink oink” con facilidad. También había historias más típicas, donde se
narraba la presencia de un fantasmal carnicero por la zona, con el mandil
manchado de sangre. Aunque nadie se acercó lo bastante a lo que pasaba allí, ya
que no pasaba absolutamente nada. La colina de los cerdos no era ningún lugar
embrujado, ni había nada sobrenatural allí, sólo era un enorme complejo cárnico
abandonado. Sin embargo…todo cambió con la llegada a Hanchew de Casandra, una
mujer adinerada que de la noche a la mañana adquirió la abandonada propiedad.
Los acontecimientos se habían producido con rapidez.
Nadie en el pueblo conocía a la misteriosa mujer que, en dos días, llegó a
Hanchew, pagó en el ayuntamiento la cantidad por la que se vendía la propiedad,
y se instaló en la misma, sin siquiera presentarse ante nadie en el pueblo
salvo los funcionarios del ayuntamiento. Precisamente uno de estos
funcionarios, que tenía bien arraigada la costumbre de chismorrear cualquier
cotilleo de interés para los vecinos, fue el que corrió la voz sobre la
misteriosa mujer. Se llamaba Casandra, y era una empresaria textil que quería
instalar una fábrica y una tienda en la colina.
Durante una semana entera tras la llegada de
Casandra, nadie la vio por el pueblo. Pero sí llegó un considerable convoy de
camiones y obreros de la construcción que empezaron a trabajar en la colina,
bien demoliendo algún edificio, o bien reparando el resto de los que había.
Aunque todos los trabajadores comían y dormían en el pueblo, ninguno hablaba
sobre lo que sucedía en la colina. Y eso que los habitantes de Hanchew les interrogaban
a diario sobre ello, pero los trabajadores se limitaban a hablar de cosas
triviales, negándose a aportar luz sobre el asunto. Eso sí, los beneficios
económicos que suponían para el pueblo la presencia de estas personas, suplía
en cierto modo la carencia de información sobre el asunto de mayor interés. No
obstante, no hay nada más insatisfactorio para una persona cotilla, que la
imposibilidad de averiguar lo que pasa, aunque sea a cuentagotas.
Todo habitante de Hanchew, en mayor o menor medida,
quería averiguar más cosas sobre la nueva dueña de la colina, y sobre lo que
allí sucedía, y por eso a diario iban desfilando algunos pueblerinos por la
ladera de la colina, observando con suma atención todo lo que ocurría. No había
nada de misterioso, ya que los obreros continuaban su labor de demolición y
construcción. Un día, un chico de 14 años, cuando echaba un vistazo en la
colina junto a su padre, creyó ver una sombra en el edificio central, situada
justo en los ventanales de la planta más alta, ya que la planta baja no tenía
ninguna ventana. Esa sombra se movía de un lado a otro, apareciendo
alternativamente por cada uno de dichos ventanales. Parecía ejecutar una
especie de danza, ya que subía y bajaba piernas y brazos en sus distintos movimientos.
Sin embargo, cuando el chico avisó a su padre de aquella imagen, éste no le
hizo mucho caso, y le dijo al chico que era hora de irse a casa y no imaginar
cosas tan disparatadas. De haberle prestado más atención a su hijo, aquel
hombre habría observado la misma sombra en su peculiar movimiento lateral a
izquierda y derecha. Y si un pájaro se hubiese posado en el alféizar de alguna
de las ventanas, habría visto a Casandra bailando en una habitación totalmente
vacía excepto por un detalle: ella bailaba alrededor de un maniquí de madera.
Los meses fueron pasando, y la apariencia exterior
de la antigua industria cárnica fue cambiando, no solamente con la aparición de
nuevos edificios, sino también con los retoques realizados a los ya existentes
y restaurados. Con mayor frecuencia, fueron apareciendo camiones con rótulos de
moda en los costados, que dejaban su cargamento en la colina, volviendo a salir
de Hanchew en un breve lapso de tiempo. Empezaba a cobrar sentido lo poco que
Casandra había manifestado a los funcionarios del ayuntamiento, sobre sus
proyectos textiles en la colina.
Mientras tanto, en el interior del edificio
principal del complejo, Casandra había dejado sin decorar la habitación del
maniquí, que permanecía vacía a excepción del mismo, e inmune a todo cambio
operado en el exterior o en la planta baja del edificio. Cada noche, Casandra
regresaba a esa habitación, sin encender las luces, llevando un candelabro para
iluminar el entorno. Y todas las noches le hablaba al maniquí, informándole de
los progresos:
- Ya falta poco para volver a reunirme contigo padre.
Espero que estés orgulloso del espectáculo que estoy preparando para lograr mi
redención.
Tras la “charla” con el maniquí, ella siempre se
acariciaba su cabeza con una mano, y decía la misma frase al abandonar la
habitación:
- Pronto recuperaré lo que por derecho me pertenece
padre, queda un día menos para el espectáculo.
Dicho esto, Casandra abandonaba la habitación,
apagaba las velas del candelabro, y desaparecía en las entrañas del edificio. Y
aunque ella lo ignorase, cuando abandonaba la habitación del maniquí, éste se
incendiaba durante unos segundos, para volver posteriormente a su estado normal.
Las palabras de Casandra no habían caído en el olvido, y ese pequeño incendio
era una prueba de la recepción del mensaje por su padre, que estaba expectante
por lo que su hija estaba preparando. Deseaba volver a tenerla a su lado, en el
lugar que le correspondía, y sentía que pronto iba a ser testigo de un gran
espectáculo.
Cuando faltaban algunos días para cumplirse seis
meses de la llegada de Casandra al pueblo, la industria textil quedó terminada.
Los obreros de la construcción iniciaron su marcha de Hanchew, aunque antes
hicieron una labor ajena a su profesión, y por orden de Casandra, fueron
pegando carteles por todo el pueblo, y difundiendo ante cada habitante una gran
noticia: Casandra había organizado una fiesta de inauguración en la colina, a
la que invitaba a todos los habitantes, y para cada asistente habría una prenda
como obsequio. Los obreros hicieron una magnífica labor de propaganda y
promoción, y no había nadie en todo Hanchew que no pensara asistir. La fiesta
se había fijado para un sábado, justo el día que se cumplían los seis meses de
la llegada de Casandra, y la hora estipulada eran las 18:00, aunque se rogaba a
toda persona asistente que estuviera una hora antes.
La mañana de aquel sábado, Casandra se paseó por
toda la planta baja del edificio principal de la colina. Antes de su partida,
los obreros habían preparado y ordenado aquel lugar siguiendo las instrucciones
de Casandra, y aunque no les hacía ninguna ilusión colocar ropa aquí y allá
como si fueran dependientes, era innegable que el dinero de aquella mujer
doblegaba cualquier voluntad contraria. Por ello, la planta baja quedó
preparada como si de una tienda gigantesca de ropa se tratara: estantes
repletos de prendas, maniquíes situados aquí y allá, secciones enteras de
complementos, calzado o abrigos, zonas con prendas de verano o de invierno, y
un montón de cosas más. Uno de los obreros, algo más avispado que el resto, se
preguntó por qué en una industria textil no había visto ni una sola máquina o
material para confeccionar ropa, pero se intentó convencer de aquello pensando
que la maquinaria podría estar en alguno de los demás edificios del complejo, y
que quizás alguno de sus compañeros habría podido verla. No había ninguna
maquinaria, pero eso nunca llegó a saberlo aquel obrero, que para el sábado por
la mañana estaba ya lejos de Hanchew, y nunca albergó intención de volver. Lo
último que hizo Casandra antes de descansar hasta la inauguración, fue bajar el
maniquí de la planta superior, colocándolo en el centro de la planta baja,
donde había instalado un pequeño escenario. Desde allí Casandra y el maniquí
contemplarían el espectáculo. El momento de la reunión estaba cerca.
Desde las 16:30 horas de la tarde, muchos habitantes de Hanchew ya estaban en
las calles preparándose para subir a la colina. Se podía ver una pequeña
procesión de coches en cada calle del pueblo. A las 17:00, tal y como se había
insistido por Casandra, el pueblo estaba totalmente en silencio y sin vida, ya
que todas y cada una de las personas se encontraban ya atravesando las
instalaciones de la colina, rumbo al edificio principal, cuya enorme puerta se hallaba
abierta. Casandra se hallaba subida en el escenario, y empezó a hablar para sus
visitantes:
- Sed bienvenidos habitantes de Hanchew. Soy Casandra,
la dueña de todo esto, y os invito a recorrer todo este recinto, donde podréis
coger una prenda cada uno, la que queráis. En una hora os dedicaré unas
palabras, y seréis partícipes de un fantástico espectáculo de luces y
pirotecnia. Sois libres de recorrer hasta entonces cada rincón de aquí.
A medida que todo el mundo terminó de acceder al
interior del edificio, Casandra se bajó del escenario y se acercó a la entrada
y única forma de acceso o salida, ya que no había ninguna ventana allí. Apoyada
de espaldas en la puerta, cerró los ojos, y se deleitó escuchando la algarabía
general, los murmullos de las personas que observaban distintas prendas y daban
su opinión a otras, y las conversaciones de algunas familias numerosas allí
presentes. Con una de sus manos, empezó a presionar la cerradura de la puerta,
y ésta empezó a fundirse, quedando inutilizada. No iba a ser necesaria esa
precaución, Casandra sabía que aunque alguien consiguiera escapar de allí, no
llegaría muy lejos. Miró su reloj de pulsera y comprobó que eran las 17:15.
Volvió a acariciarse la cabeza, y regresó al escenario, donde observó todo a su
alrededor con la sensación del carnicero que ha de escoger el siguiente cerdo
para matar.
Cuando faltaban 5 minutos para la hora señalada, las
6 horas del 6º día de una semana de un 6º mes de estancia en un lugar, Casandra
acarició al maniquí, y después reclamó la atención de todo el mundo:
- Habitantes de Hanchew, la hora del espectáculo ha
llegado. Os agradezco a todos y cada uno de vosotros que estéis aquí presentes,
ya que cada persona de más será un punto a mi favor a la hora de regresar junto
a mi padre. Y ahora, es el momento de vuestro sacrificio, el momento de
regresar junto a mi padre, al que muchos de vosotros conocéis en la tierra como
Satanás.
Y Casandra dio un par de palmadas, y cada una de las
paredes del recinto empezaron a arder. Aparecieron los primeros gritos de
angustia y terror, y Casandra se divirtió observando las caras de las personas
situadas frente a ella, que eran la expresión inequívoca del miedo
generalizado. Otro par de palmadas provocaron que cada prenda empezara a arder,
quemando a algunas personas que llevaban su obsequio en las manos. Eso hizo que
las primeras víctimas corretearan por todas partes, se revolcaran en el suelo,
o fueran socorridas por quienes intentaban sin éxito apagar las llamas. Los
gritos no cesaban, y ahora eran de desesperación, subiendo por momentos su
intensidad. A los pocos minutos, todo estaba sumido en llamas excepto el
escenario. Cada persona era una antorcha poderosa que se movía de un lado a
otro, y crecía por momentos el número de muertes. Morían hombres, mujeres, niños
y ancianos. Toda persona de Hanchew estaba calcinándose allí, sus casi 500
habitantes. Casandra estaba disfrutando de la visión, se sentía como si
estuviera de regreso a su hogar. Volvió a tocarse la cabeza, y retiró la mano
con rapidez, dibujándose una sonrisa en su rostro por lo que había notado: sus
cuernos volvían a crecer.
El maniquí empezó a arder mientras Casandra
acariciaba sus cuernos, que seguían creciendo. Del fuego del maniquí surgió una
voz, que anunció lo que Casandra llevaba tanto tiempo deseando escuchar:
- Tu sacrificio es grandioso hija mía, cuando el
último humano exhale su último suspiro de vida, volverás a mi lado.
Y el maniquí se desintegró con rapidez. Casandra
estaba tan entusiasmada que dio unas últimas palmadas que lo quemaron todo a su
paso, incluyéndola a ella, que empezó a arder con el fulgor de los fuegos del
infierno. Fue observando a cada persona que aún vivía, y con cada muerte se
sentía más cerca de su padre. Notaba como su cuerpo humano se iba
achicharrando, ennegreciéndose su piel, de la que salía humo sin cesar. Bajó
del escenario y se acercó a la última persona que quedaba con vida. Cuando ésta
murió, el cuerpo de Casandra, que se mantenía en pie únicamente por la poderosa
alma diabólica que había en su interior, se convirtió en polvo. Casandra
abandonó su destierro humano para regresar a las entrañas de la tierra, donde
su padre la esperaba. Había logrado ganarse su regreso al trono del infierno,
donde continuar disfrutando la eternidad envuelta en llamas.
El incendio que devastó el edificio principal de la
colina, se extendió a los edificios cercanos, consumiendo por completo toda la
propiedad. Hasta altas horas de la noche no apareció ningún contingente de
bomberos, ya que el pueblo más cercano estaba a una hora de camino de Hanchew, y su
cuerpo de bomberos había estado atareado con otro incendio. Cuando lograron
controlar las llamas, intentaron sin éxito encontrar a algún habitante local.
Así fue como empezó a gestarse la nueva leyenda sobra la colina de los cerdos,
que se rebautizó como la colina de las llamas por los habitantes de los pueblos
vecinos. A diferencia de las leyendas contadas sobre la industria cárnica, las
que se contaron después del incendio tenían una importante diferencia con las
anteriores: sí que había pasado algo. Las pesquisas judiciales y policiales
realizadas sobre el incendio, descubrieron que se había construido un almacén
textil sobre la colina, pero no llegaron a explicar las causas del mismo.
Algunas mentes creativas empezaron a referirse a
Hanchew, que se convirtió con el tiempo en un pueblo fantasma, como el hogar
del maligno. Nunca llegaron a saber los dueños de esas mentes lo cerca que ese
nombre estaba de la verdad.
Nota adicional:
Para escribir este texto, y como resultado de un
juego literario, 5 personas compañeras de letras me facilitaron distintos datos
con los que ingeniármelas para construir una historia. Le agradezco a cada uno
de los 5 su aportación, así como su presencia y participación en la iniciativa “La
celda acolchada”. Cito aquí esos datos:
1) Título: “El hogar del maligno” – Aportado por
Soledad Gutiérrez.
2) Lugar: Carnicería abandonada – Aportado por Tania “Mendiel”
Huerta.
3) Nombre personaje: Casandra – Aportado por Edgar K.
Yera.
4) Rasgo personaje: Tiene cuernos – Aportado por
Santiago Estenas Novoa.
5) Objeto: Un maniquí – Aportado por Ricardo Zamorano Valverde.
Me ha parecido un relato estupendo y escalofriante
ResponderEliminarHola compañera, me alegra que te haya gustado, un saludo.
EliminarEspeluznante. Hasta el último momento estaba esperando que alguien se salvara y la hija del Diablo no pudiera cumplir su misión, pero no has dejado títere con cabeza ;D
ResponderEliminarTodos los elementos están muy bien integrados, JC, es una historia estupenda, felicidades.
Un beso enorme
Saludos Chari, así que espeluznante...eso es genial jeje. En esta ocasión se ha cumplido aquel tópico de que ni el apuntador estaba a salvo jaja, y todo vestigio humano del pueblo ha muerto pasto de las llamas.
EliminarHa sido un reto introducir los elementos en la historia, pero me alegra haber logrado un buen resultado.
Gracias por tus palabras y un beso igual de grande.
¡Ah pero qué buen relato! La escena de la gente envuelta en llamas fue excelente. Una creativa forma de crear relatos. Me fascinó.
ResponderEliminarHola Jorge, me alegra verte de vuelta por la burbuja, sabía que este relato te iba a gustar por el acto final jeje. Sin duda esta forma de crear relatos es tan creativa como estimulante, la recomiendo. ¡Un abrazo compañero!
EliminarSimplemente un excelente relato, uniendo las 5 solicitudes de forma muy imaginativa.
ResponderEliminarFelicidades! me has dejado con los nervios de punta mientras leía!.
Gracias por tus palabras Sue, la verdad es que es un todo un desafío elaborar una historia con elementos aportados por otra gente. Me alegra que te hayas quedado con los nervios de punta :)
Eliminar¡Un abrazo!
Enhorabuena por este relato creativo. Buen trabajo.
ResponderEliminarSaludos, José Carlos.
Gracias por pasarte y comentar Eva, me alegra que te haya gustado. ¡Un saludo!
EliminarUna historia narrada con brillantez y en tono de cuento. Llena de misterio y pintorescas descripciones nos haces formar parte del desconcierto y el interés común del pequeño pueblo de Hanchew, logrando una atmósfera opresiva y casi asfixiante. Lo inicias, de una manera que engancha, con la historia de la antigua industria cárnica y luego desarrollas la construcción de una nueva fábrica textil tras la llegada y compra de una enigmática mujer. Cuando llega el momento en que nos muestras a Casandra hablando con el maniquí, y asistimos a la instantánea respuesta de este, nos damos cuenta de que las intenciones de esta mujer no parecen ser muy sanas. Esta inquietante sensación aumenta cuando descubrimos los números del día elegido y ya nos vamos haciendo una idea de lo que ocurre, y de cuál es el objetivo real de la mujer, tan lejos de querer ser dueña de una tienda textil. Todo ello manteniendo la tensión y el misterio en una creciente intensidad hasta su ''Stephenkingniano'' final. Tiene algunas imágenes inolvidables, como la del maniquí ardiendo tras recibir el mensaje de su hija o la sombra de la ventana de Casandra bailando.
ResponderEliminarCuando he descubierto la naturaleza de la mujer, no he podido evitar pensar en mi relato: ''El Alma del Pueblo''.
Un relato muy bien hilado, a partir de los datos que te dimos.
Un abrazo, Compañero de Celda.
Un placer leer tu completo análisis compañero. Al principio, con los datos que tenía, admito que me costó cuadrarlo todo un poco, pero al empezar a hablar de la colina y su pasado, el resto de la historia me vino con facilidad a la cabeza.
EliminarMe alegra que las descripciones hayan logrado facilitar una lectura más completa de la historia, es importante describir el lugar donde va a transcurrir gran parte de la trama, así como todo a su alrededor. Y lo mismo pasa con la historia de un lugar, ya que es útil crear una historia sobre lo sucedido anteriormente, para integrar más elementos a la lectura.
Efectivamente la tienda textil no fue más que un pretexto de Casandra para instalarse en el pueblo, pero tener tanta ropa a su alrededor aseguraba una mayor combustión para el sacrificio. El maniquí actuó como si de un teléfono con el más allá se tratase, y se pudieran dejar mensajes, por ello me gustó especialmente la idea de hacerlo arder tras recibir los mensajes, y me alegra que lo hayas destacado. El toque bailarín permite pensar con mayor facilidad que hay algo raro en Casandra, pues aunque pudiera gustarle el baile...no tiene por qué ser la única explicación.
Como me has destacado uno de tus relatos que aún no he leído, viene muy bien tu mención para dedicarle el tiempo que requiera, será un placer leerlo. ¡Otro abrazo Compañero!
Muy bueno, José. Y mira que hemos sido "cabroncetes" con los datos que te hemos aportado, jejeje Muy bien relatado, algunas escenas las he visualizado, casi he sentido las llamas. ;)
ResponderEliminarTe ampliaremos la celda, te lo has ganado. :P
Un abrazo, compi.
Gracias Sole :) Bueno, en comparación con los datos que han tenido que usar otras personas del grupo, admito que los que yo tenía no han sido tan complejos jeje. Es genial que hayas sentido esas escenas, todo lo que haga una lectura más intensa es un punto extra.
Eliminar¡Un abrazo Compañera!
Casi hubiera sido mejor que las leyendas sobre cerdos y carniceros hubieran sido verdad. Quizás un lugar atestado de espíritus y sangre no hubiera sido del agrado de la hija de Satán para su sacrificio...
ResponderEliminarTerrible final para un pueblo pequeño y tranquilo, aunque a partir de la desgracia seguro que pasó a figurar en todas las guías :)
Buen relato, José Carlos. Era difícil integrar todos los elementos y tú lo has hecho muy bien.
Un abrazo, compi!!
Es cierto que de haber sido ciertas las historias de cerdos y carniceros, Casandra habría tenido que buscar un buen modo de hacer su sacrificio jaja. Buscar una "tapadera" más discreta como la fábrica textil facilitó que nadie en el pueblo quisiera perderse la inauguración.
EliminarAunque de modo fantasma y sin beneficios para los habitantes, sí que Hanchew empezó a ganar más fama jaja.
Gracias por tus palabras, es un placer leerte que te gustara el modo de integrar los datos aquí. ¡Un abrazo Julia!
¡Hola!
ResponderEliminarMuy original tu historia. La verdad es que no me esperaba quién podía ser Casandra. Interesante, jeje Me ha gustado mucho. Así que lo comparto con gusto para que otros también lo lean.
¡Abrazo! Y feliz semana :D
¡Hola Carmen, cuánto tiempo! Gracias por pasarte y dejar huella. Lo cierto es que Casandra y sus inexistentes apariciones públicas permiten hacer muchas conjeturas jeje. Como ya has terminado la historia comprenderás el por qué se tocaba la cabeza siempre que le hablaba al maniquí, esperando que le salieran de nuevo los cuernos jeje.
EliminarEs un placer que quieras compartirlo, siempre gusta llegar al mayor número de personas posibles :)
¡Un abrazo y feliz semana Carmen!
Original relato al igual que la forma de gestarlo con ideas de otros compañeros.
ResponderEliminarMe ha parecido adictivo y escalofriante hasta el final, y es que cuando el diablo anda suelto...
Un abrazo compañero.
Hola compañero, me alegra que te gustara el resultado de este peculiar juego con otras personas. Es un reto que recomiendo gustosamente a la gente con pasión por las letras.
EliminarAdictivo y escalofriante, dos palabras que te leo con mucho agrado, ya sabes lo complicado que es a veces lograr ese efecto para las personas que lean la historia. Y sí, cuando el diablo anda suelto...
¡Otro abrazo!
Un relato con un largo desarrollo que integra a la perfección los elementos que te han dado, creando un clima terrorífico muy logrado y desvelando con el ritmo justo el desenlace. Coincido con Ricardo y me gusta el toque King que le has dado, tanto en esos preliminares para contarnos con detalle la historia de la cárnica y su transformación en textil, así como las reacciones del pueblo y ese final apoteósico con la masacre de todo el pueblo en el interior del edificio. Buen trabajo José Carlos
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Isidoro, como siempre es un placer tener por aquí y leer tus comentarios. Al principio cuando me dieron los datos, pensaba en varias formas de abordar la historia, y decidí que el mejor modo era narrar el pasado de un lugar, e insinuar un presente (que ya has visto que era una fachada porque jamás habría industria textil funcionando) que parece bueno pero oculta algo. Me alegra haber logrado el clima que haya hecho más intensa tu lectura, siempre es alentador conocer que se ha conseguido ese efecto.
EliminarIgualmente, el que Ricardo y tú hagáis mención de King es un halago, porque es uno de mis escritores favoritos, y creo que es un maestro creando las atmósferas de sus relatos, a los que con frecuencia añade una historia pasada, presente, y luego ya se encarga de tomar una u otra dirección en la narración.
Al final, y de forma paradójica, todos se fueron contentos. Casandra regresó junto a su padre, y los habitantes vieron satisfecha su curiosidad sobre Casandra, aunque a un alto precio. Gracias nuevamente por tu valoración final.
¡Otro abrazo Isidoro!
Me satisface ver que has logrado tu cometido, has elaborado un relato a partir de los datos, los has hilado con precisión y sentido, has dotado al texto de alma, suspense y puro entretenimiento, y lo más importante en mi opinión, has creado una atmósfera envolvente, una historia que engancha desde su inicio, resuelta con tremenda efectividad. Una sorpresa que se desvela poco a poco, en una sucesión de bellas y terroríficas imágenes. Una lectura con la que he disfrutado de principio a fin. Mi enhorabuena, José Carlos.
ResponderEliminar¡Abrazo, Compañero de Celda!
Si me dicen al principio que con esos 5 datos me iba a salir el relato tal como está en el blog, me habría pillado de sorpresa jeje. Pero me satisface haber logrado una historia que esté gustando, y donde una de las cosas que se está destacando en los comentarios, es la atmósfera, que a veces es complicada de construir de un modo que envuelva totalmente.
EliminarComo has ido leyendo, la margarita se ha ido deshojando poco a poco hasta ser totalmente incendiada. Me alegra que la lectura te haya merecido la pena y te haya dejado una grata sensación.
¡Otro abrazo Compañero!
Este es el primer relato que te leo y me ha parecido buenísimo. Consigues mantener la intriga desde el principio y crear una atmósfera de terror. Pero hasta el final consigues mantener el misterio. Y además, escribes muy bien. Te felicito. Saludos
ResponderEliminarSaludos y bienvenida a la burbuja Ana, me alegra que tu primera visita haya sido satisfactoria :) Era un reto mantener el misterio hasta el momento cumbre, y me alegra haberlo logrado.
EliminarMuchas gracias por tus palabras sobre mi escritura, ese tipo de comentarios compensan cada segundo dedicado a imaginar, escribir y reescribir la historia. ¡Un saludo compañera!
Un relato terroríficamente fantástico, José Carlos. Le has sacado un partido sensacional a esos datos para construir el relato, manteniendo la intriga y la atención hasta el final.
ResponderEliminarAbrazo!!!
Te agradezco los comentarios Mª Jesús, es reconfortante leer que haya gustado la historia. Admito que al principio tenía demasiados caminos por los que optar para cuadrar los 5 datos, pero me alegra ver que el que más me convenció esté gustando y te haya parecido terrorífico e intrigante hasta el final :)
Eliminar¡Un abrazo compañera!
¡Hola! Ha sido un relato realmente escalofriante y aterrador (espero no tener pesadillas esta noche jaja). En principio, y por el título del relato, podemos tener una idea de qué sucederá, pero no es hasta que lees todo que sabes lo que realmente ocurre. Al principio sabía que había una relación muy directa entre el personaje de Casandra y el "maligno", pero nunca imaginé que de esa forma. Mi más sincera enhorabuena por esta gran obra maestra :)
ResponderEliminarSaludos.
Hola Rocío, por el bien del relato, espero que sí tengas pesadillas al menos una noche, así el relato habrá tenido un efecto aterrador extra. Es cierto que el título delata que tarde o temprano aparecerá algún elemento "maligno" en la narración, pero como fue un título que me dieron, mi labor y el reto ha sido ocultar el máximo tiempo posible todo lo "malo" por así decirlo.
EliminarMe alegra que la relación de Casandra con el maniquí y la revelación final te haya gustado. Gracias por esa felicitación :)
¡Un saludo!
Acá presente leyendo tu historia JC. Ya sabias que la última escena me gustaría y sí fue así. Fascinante lugar envuento en llanas en que cuerpos retorciéndose y corriendo de terror y dolor nos proporcionan una escena dantesca. La imagen de Cassandra con sus cuernos en crecimiento me encantó. Y ella, muy fashion, en vez de hacer el sacrificio en la sucia carnicería ¡la convirtió en un centro de la moda!. Muyyyy y bueno JC. Abrazo desde la 707.
ResponderEliminarHola Mendiel, tenía mis sospechas sobre la última escena y tu opinión jeje, me alegra no haberme equivocado. Llamas, muerte y cuernos, el triunvirato infernal toma el mando para desgracia de cada persona humana.
EliminarYa viste, Casandra quiso asegurarse la mayor presencia posible de personas, y pretendió lograr su propósito con ese negocio :) ¡Gracias por comentar, un abrazo!
I liked!
ResponderEliminarHola Saúl, me alegra que te gustara. ¡Un saludo!
EliminarEs fantástico José Carlos, un relato que engancha de inicio a fin (sin parpadear).
ResponderEliminarIntegras a la perfección los datos facilitados, creando una historia propia sin lazos.
Casandra logró volver donde le correspondía y con ello dejó un pueblo sin habitantes, una leyenda que perdurará en el tiempo.
¡Genial! Un abrazo.
¡Hola Irene, muchas gracias! Admito que a pesar de haberme decantado por esta idea en lugar de otras, tenía mis dudas sobre el modo en que quedaría todo en conjunto, pero es genial leer por opiniones como la tuya que he logrado desenvolverme bien jeje. Así es, Casandra logró retornar a casa tras lograrse una nueva oportunidad junto a su padre, y para ello logró arrastrar a la muerte a todo un pueblo.
Eliminar¡Otro abrazo compañera!