9 de abril de 2022

Reseña de AIDP: Integral 3. Nuevas historias que permiten reflexionar sobre la muerte, y conocer más del origen de los personajes

¡Saludos desde el mundo de la investigación de lo paranormal! En mi afán de leer y reseñar diferentes obras pertenecientes al universo de Hellboy, tuve la agradable sorpresa de disfrutar un montón de lo que podía ofrecer la serie de AIDP desde el comienzo. Como confirmación de esas maneras tan buenas que apuntaba esta cabecera, me encuentro aquí para comentaros qué me ha parecido "AIDP: Integral 3" de Norma Editorial.


Como nunca está de más hacer algún recomendatorio sobre el camino recorrido por la serie hasta este tomo, hay que decir que, prácticamente desde "AIDP: Integral 1", la colección contiene el mega arco argumental de la guerra contra las ranas. Eso sí, aunque las primeras ranas aparecieron en la cabecera de Hellboy (concretamente en la historia "Semilla de destrucción"), ha sido precisamente en AIDP donde han tenido un extenso e intenso desarrollo, mostrándose durante los primeros integrales de esta serie la batalla que deben librar todos los efectivos de la agencia contra estas ranas de gran tamaño y peores intenciones, estuviesen dirigidas por alguien o simplemente obedeciendo a impulsos destructivos. Aunque se podría decir que este tercer tomo supone una especie de pausa en la guerra, pues, aunque los diferentes episodios narrados aquí se enmarcan dentro de ese gran arco argumental, a su vez no tienen mucho que ver con ello. Al menos por ahora. Que en esta colección todo termina estando conectado, y eso es lo que hace que cada pequeño detalle deba obtener la adecuada atención.


Otra de las cuestiones que merece la pena ser remarcada, es el hecho de que durante las tres historias contenidas en este integral, el equipo creativo es el mismo. Si bien en los primeros números de la cabecera no se tenía muy claro qué rumbo tomaría la serie, y en base a ello se experimentó con multitud de artistas para ver lo que podían aportar al proyecto, llegamos a un punto en el que hay un sólido equipo de autores detrás de las historias. Ojo, no hablo de lo que pasará en posteriores integrales, sino de lo referente a la obra objeto de reseña en esta ocasión. A estas alturas, si ya lleváis algún tiempo siguiendo las diferentes colecciones del Mignolaverso, sabréis que entre otras cosas, se caracterizan por la enorme cantidad de personas que han participado en las mismas, sea como guionistas, ilustradores, coloristas y demás puestos creativos. He disfrutado hasta la fecha de la labor de mucha gente, y eso viene de perlas para AIDP teniendo en cuenta que es una serie muy coral y el protagonismo se reparte entre muchos personajes, como sucede nuevamente aquí.

¿Qué autores han participado en este cómic? Como no podía ser menos, encabeza el equipo Mike Mignola (conocido entre otras cosas por "Batman: Luz de gas" o "Drácula de Bram Stoker"), creador de la agencia y Hellboy, y siempre presente en un rol u otro en las obras de este universo. Como figuras más importantes le acompañan entre otros el guionista John Arcudi (autor muy curtido en este mundo escribiendo en "Abe Sapien" o "Hellboy y la AIDP 1952"), el ilustrador Guy Davis (dibujante en "Batman / Edgar Allan Poe: Nunca más" y artista completo en "The Marquis") y el colorista Dave Stewart (muy ligado al Mignolaverso con series como "Bogavante Johnson" o "Sir Edward Grey: Cazador de brujas"). Traduce al castellano Héctor Lorda y rotula Martín Garcés.

¿Qué historias nos encontraremos aquí? Nos dice lo siguiente la sinopsis:

"Una historia de orígenes y ranas.

Tras los acontecimientos catastróficos provocados por el monstruoso dios Katha-Hem, la AIDP recupera las fuerzas que va a necesitar para el peligro que se avecina a escala global. 

Un descanso que servirá para intercambiar impresiones y descubrir el pasado de agentes como Abe Sapien, Johann Krauss y Benjamin Daimio."

El monstruo al que hace referencia la sinopsis, apareció gracias a la intervención de "La Llama Negra", quien quería desencadenar trágicos sucesos en el planeta, pero que no tardaron en superar al líder de dicha organización. Aquí fue crucial el poder de Liz Sherman, quien, aconsejada por una figura que se le aparecía, pudo acabar con la amenaza antes de que hiciera un daño aún mayor. Ahora bien, al margen de eso, en plena guerra contra las ranas, una explosión acabó con la vida de Roger, el homúnculo que formaba parte de la AIDP, dejando un importante vacío entre los principales personajes. 

En el inicio de este tercer integral, se podrá observar la tarea de la AIDP intentando asegurar la completa destrucción de cualquier resto de vida que quede en el lugar donde Katha-Hem fue calcinado. Pero lo más importante deviene de la muerte de Roger, pues el primer deseo para con lo que queda de su cadáver, será intentar devolverlo a la vida. Sin embargo, poco se sabe de los homúnculos, y lo único que podrá arrojar algo de luz sobre el asunto, es un libro que posee un peculiar coleccionista que solo acepta tratar en persona con cualquier emisario de la AIDP. Kate Corrigan, acompañada de un agente llamado Devon, tendrá que ir en persona a encargarse de dicho encuentro, aunque no tardará en descubrir que el coleccionista es mucho más de lo que aparenta ser, y que conseguir el libro será de todo menos sencillo. Al mismo tiempo que esto sucede, se irán desvelando diferentes escenas del pasado de Abe Sapien, Benjamin Daimio, Johann Krauss y Liz Sherman. 


Lo anterior no solo es importante para continuar conociendo mejor a cada uno de los personajes protagonistas, sino también por el hecho de que cada uno de ellos, de distintas formas, ha experimentado el contacto con la muerte, y por extensión, se tiene una idea diferente sobre la misma, y sobre los beneficios o perjuicios de volver de los brazos de la parca. Una vez concluido el arco argumental del libro, hay dos más. El primero, que implica la presencia de una momia y unos robots muy peculiares, está directamente vinculado con el pasado humano de Abe Sapien, que ya descubrió hace tiempo que no siempre fue un anfibio, y que en su forma de carne y hueso pertenecía a una especie de sociedad intelectual. Por último, la base de la AIDP sufrirá un ataque que pondrá a todo el mundo en peligro, cuando un wendigo sea liberado de su cautiverio, y un nuevo enemigo haga acto de aparición. A esa nueva amenaza se sumará un importante cambio en la vida de Johann Krauss.

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? Empezando por los guiones de Mignola y Arcudi, estoy muy contento con lo que sigue ofreciendo la serie. Es cierto que aquí se produce esa pausa en la guerra contra las ranas, pero se van dejando las suficientes miguitas de pan para recordar que todavía no ha terminado. También agradezco y disfruto las nuevas revelaciones que se van sucediendo respecto del elenco de personajes principales. Por otra parte, cada uno de los arcos argumentales no solamente tienen buen ritmo de desarrollo, sino que sus tramas revisten numerosos puntos de interés, haciendo muy agradable su lectura por el poso que deja. Se nota que Mignola y Arcudi forman un sólido tándem creativo, y eso redunda en un gran beneficio para quienes leemos esta serie tan coral y excelente, pues se maximiza el gozo lector.

En cuanto al dibujo, confieso que cuando Davis empezó en la serie, su trazo no me disgustó, pues se intuía que es un dibujante bastante rápido, y aunque puebla cada viñeta de numerosos detalles, a veces cuesta discernir lo que uno está mirando en los fondos. Eso era al inicio, pues a estas alturas ya le he ido cogiendo el punto y disfruto bastante con la capacidad narrativa de Davis, un artista que automáticamente asocio a esta cabecera por su gran labor en la misma. Se ha asentado en AIDP como Arcudi en los guiones, y uno de los beneficios de esa estabilidad es que se aprecia un trabajo continuo de alta calidad en la serie, pues el arte de Davis encaja muy bien con el universo fantástico y de lo paranormal en el que suelen tener desarrollo la gran mayoría de tramas. Es por eso que, al igual que con los otros autores implicados, me he quedado bastante contento con todo lo que el ilustrador ha aportado aquí.

Pero el color no va muy desligado de esa valoración, pues Stewart es otro artista cuyo trabajo me parece genial tanto en AIDP como en sus otras aportaciones al universo de Hellboy, y vuelve a rendir a un gran nivel, pues el trazo rápido y detallista de Davis hace necesario que Stewart tenga que aplicar los colores sobre muchos objetos en ocasiones, y el resultado es muy satisfactorio.

¿Merece la pena el cómic? Es una LECTURA FANTÁSTICA Y AMENA, de esas que, para quienes seguimos desde hace tiempo AIDP, deja muy buen poso, aunque eso no es novedad porque... ¡cada tomo de AIDP me encanta! Por lo tanto estamos ante una obra indispensable para quien esté siguiendo la serie, y que, si cae en vuestras manos sin haber leído los anteriores integrales, debería ser un recordatorio permanente de que ya estáis tardando en hacer la colección. Cabe recordar que no debéis sentiros obligadas/os a hacer también la serie de Hellboy si habéis empezado por AIDP. La lectura conjunta es maravillosa, pero por separado sigue siendo muy buena porque cada una recorre su camino y se abordan desde diferentes enfoques. Así que dadle una oportunidad a esta lectura.

Por ir terminando, y sobre la edición de Norma Editorial, es de cartoné, forrado con tela y con cinta marcapáginas. Como contenido extra hay textos sobre la publicación editorial y comentarios, diseños y bocetos tanto de Mignola y Davis como de los otros autores. Esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías podéis hacerlo aquí. ¡Hasta otra!

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