27 de marzo de 2024

Reseña de La fosa. El dolor por la pérdida de un hijo no puede curarse con una mudanza si algo acecha en los bosques

Un saludo desde las proximidades de un bosque que, dicho sea de paso, me da muy mal rollo. Tenía curiosidad por leer mi primer cómic de terror publicado por cARTEm Cómics, y es por lo que vengo a contaros mis impresiones tras la lectura de "La fosa". 


Esta obra vio la luz en 2023 a través de la editorial holandesa Scratch Books, si bien ha sido en el primer tramo del 2024 cuando cARTE Cómics la ha traído a tierras españolas. Hay que decir de partida que este tipo de historia la hemos visto mil veces, ya sea en cómics, cine, series o libros. En ese sentido, el cómic objeto de reseña no innova demasiado en un género tan manido como el del terror, o, si lo preferís, terror rural. Incluso os diría que durante la lectura me han venido a la cabeza otras obras que ya he leído o visto antes en los citados medios narrativos, aunque la que he recordado más por diversos motivos ha sido "Cementerio de animales" de Stephen King. Y es curioso, porque me he leído dicho libro y visto varias de sus adaptaciones, y en ningún momento he conseguido disfrutar en demasía la obra. Pero los recuerdos siempre están ahí, y parte de las referencias que yo he captado (ojo, no tienen por qué ser las que ha usado el autor, esto es únicamente una impresión mía), vienen de ahí. Seguro que cada persona que se adentre en esta lectura encontrará las suyas. Es lo que tiene el terror, que llega cierto punto que todo nos suena y nada nos sorprende. 


¿Debéis esperar que ponga a caer de un burro este cómic por lo que decía antes? Sí y no, porque en no pocas ocasiones he disfrutado leyendo un libro o un cómic, o bien con algún producto audiovisual si, a pesar de que es un refrito de elementos tópicos, personajes arquetípicos o situaciones ya vistas, lo mezcla todo con acierto y está bien contada en su mayoría la historia en cuestión (cosa distinta es que el final esté a la altura, que en este caso no lo ha sido). En ese sentido, parte del encanto que he encontrado en esta obra, es la manera en la que se nos va desarrollando la historia, con la pausa apropiada que podría tener un producto audiovisual consciente de que no puede jugarse el todo por el todo en su resolución, sino que goza de buen manejo de los tiempos narrativos. Pero me estoy adelantando y eso es algo que ya abordaré en el momento apropiado de la reseña. Lo que hay que ver, es si esta obra que poco innova y suena a ya vista, merece o no la pena. Que la editara cARTEm ya me llamó la atención porque sé que como poco me encontraré una estupenda edición. Pero me quedaba averiguar si el contenido estaría a la altura. 

¿Qué autor ha creado esta obra? Actuando como guionista, ilustrador y colorista, se encuentra Erik Kriek (entre otros cómics, ha hecho "El exiliado" o "H.P. Lovecraft: Desde el más allá y otras historias"). De la maquetación del cómic se ha encargado Antonio de Diego y de la traducción al castellano Irene de la Torre Perelló. 

¿Qué historia nos encontraremos aquí? Hay dos sinopsis en la web de la editorial, pero os dejo aquí una mezcla de ambas:

"Tras la trágica pérdida de su hijo, Huub y Sara se mudan a una antigua casa familiar en los bosques del Veluwe. 

Esta pareja, compuesta por un arquitecto y una artista, busca desesperadamente un nuevo comienzo lejos del remolino de dolor que ha consumido sus vidas. Su elección de refugio es esa antigua casa, un legado de un tío fallecido que promete ser un santuario de paz y reconstrucción.

Esperan dejar atrás el dolor y retomar su vida, pero ¿han tomado realmente una buena decisión? Y... ¿qué significan realmente esas extrañas marcas en las viejas hayas?"

Tras unas páginas centradas en mostrarnos el bosque que tanto protagonismo tendrá en la historia, lo siguiente en aparecer es la pareja formada por Huub y Sara, quienes se encuentran de camino a la que será su nueva casa. Huub la ha heredado de un pariente, y esta vivienda, aunque necesita unas reformas y un poco de cariño, podría ser un buen lugar para que el matrimonio, que perdió a su único hijo, pueda levantar cabeza. Tal como suele pasar en estas historias, una de las dos partes tardará más en volver a repararse emocionalmente, y aquí será Sara quien sufrirá esa constante depresión marcada por la nostalgia de algo que nunca volverá a ser como antes.

Pues bien, con la llegada del matrimonio a esta zona, y por las dimensiones de su nuevo hogar, Sara encontrará un pequeña caseta cercana a la vivienda principal, donde podrá instalar su estudio de pintura, con la idea de retomar un trabajo que, hasta la muerte de su hijo, le daba grandes alegrías en todos los aspectos. Pero desde el trágico suceso, ella no ha vuelto a pintar nada. Además del nuevo estudio, ambos personajes pasearán por el bosque circundante, ya que es propiedad de la casa. No tardarán en divisar un claro donde hay un arroyo, un árbol enorme caído, y varios más que siguen en su sitio, pero que tienen extrañas marcas en ellos. 


De igual modo, y entre medias de los retoques que Huub y Sara le harán a la casa para hacerla habitable, descubrirán unos libros del antiguo dueño del lugar. Estos están llenos de extraños símbolos como los de los árboles, y además Sara, que no podrá dejar de leer, encontrará en uno de ellos una foto del tío de Huub y la familia que éste tenía, pero la imagen será un tanto turbia por lo que muestra. Si a ello le sumamos el hecho de que Sara comenzará a experimentar de noche extraños sueños que la llevan al arroyo del bosque, o que empezará a ver a su hijo fallecido... os podéis hacer una idea de por dónde irán los tiros, en especial cuando Huub deba alejarse unos días de la casa por trabajo, y deje sola a su mujer, que dejó de tomar la medicación de la depresión por voluntad propia, y empieza a perder el control de sí misma.

¿Qué valoración merece el trabajo del autor? He de confesar que, respecto al guion de Kriek, me gustaba cómo se iniciaba, la forma en que poco a poco se iba avanzando en la historia, el desarrollo del personaje de Sara, pero tenía el temor de que al final me llevara un chasco, como así ha sido. En las películas de terror de serie b se tiende a poner a veces toda la carne en el asador en el final, pero eso implica que si es bueno salva la película, y si es malo hace que el espectador se sienta de muchas formas, y ninguna positiva respecto al tiempo invertido en verla. Kriek mete el acelerador en el último tramo del cómic, para luego despachar la historia con unas pocas imágenes que, al menos en mi caso, carecen de sentido con lo que se ha venido gestando y sugiriendo antes. Atrás quedan un poco en el olvido cosas interesantes como el pasado del tío de Huub y la forma en que se volvió loco, la mal tratada vuelta a la pintura de Sara una vez que enloquece, el poco desarrollo de las marcas en los árboles, y la sensación de que los personajes restantes están de relleno y para servir a un fin. En ese sentido, y a pesar de que me estaba gustando el arranque del cómic y transmite muy bien la sensación de mal rollo, su posterior ejecución hace que me quede un poco desencantado con el trabajo de Kriek, que podría haberle sacado mucho más partido a esto. Paradójicamente, me parecía más interesante a priori la idea inicial del autor para la trama (viene en el contenido extra), que la finalmente llevada a término. 

Diferente valoración me merece el trabajo visual de Kriek, que realiza una fantástica labor. Su estilo de dibujo, muy indie, encaja como un guante con una obra de estas características. Hay páginas sin diálogo que están muy bien realizadas para entender lo que quiere transmitir el autor, bien porque desea presentar un escenario como el bosque al principio, o mostrar un acto íntimo entre personajes, o explorar alguna otra emoción que estos sienten. La atmósfera que he notado con esta lectura por la forma en que se trabaja el apartado visual, es de desasosiego y de mal rollo, y es algo que cabe esperar cuando tenemos una trama como la que nos ocupa. Como curiosidad, os diré que por el tipo de ilustraciones que hace Kriek, he llegado a tener la sensación a veces de estar ante un videojuego indie de terror y suspense. Por lo tanto me deja bastante satisfecho el trabajo del artista.

El color va en la línea del dibujo, pero se magnifican las sensaciones que se pretenden transmitir, pues las paletas usadas son muy oscuras y con una gama de colores limitada pero que funcionan muy bien para la historia. En escenas de ensoñación o de una visión de Sara más fruto de su imaginación, veremos una fuerte presencia de tonos rojos en las viñetas, diferenciándose del resto.

¿Merece la pena el cómic? Lamento decir que DEPENDE, PUES HASTA EL TRAMO FINAL, HABRÍA DICHO QUE SÍ CON ROTUNDIDAD, pero la resolución no me ha gustado nada, y he sentido cierta rabia por ver que una propuesta típica y tópica del género, con buenos mimbres para diferenciarse de la media, ha sucumbido en donde más se le debe pedir, el final. No obstante, a nivel visual sí que merece la pena, tanto por el estilo como por las sensaciones que transmite la obra en sí, y que ayudan a lograr una lectura más inmersiva. No obstante y como digo siempre, mi opinión es orientativa, no busco coartar a nadie a que lea o no un cómic, esa decisión os corresponde a vosotras/os. 

La edición de cARTEm es de tapa dura y todo lo buena que cabe esperar de esta editorial. Como contenido extra hay diseños de personajes y bocetos del autor, así como algunos comentarios suyos que nos permitirán saber un poquito más de la concepción de la obra. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías, podéis hacerlo aquí. ¡Hasta la próxima!

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