17 de mayo de 2021

Reseña de Little Bird. Ha llegado la hora de que Pequeño Pajáro lidere a la resistencia canadiense

¡Hola una vez más querid@s lectoras/es! En esta ocasión voy a hablaros de uno de los cómics más atípicos que he leído últimamente junto a "Nathanaëlle", que también reseñé en el blog. No soy un habitual de las historias de futuros distópicos, y menos si la religión está presente en ellos, pero en esta ocasión llegó a mis manos "Little Bird" de Nuevo Nueve, y voy a compartiros mi valoración.


Hay que comenzar diciendo que esta obra se publicó en 2019 por la editorial americana Image Comics, y en el mismo año por la europea Editions Glénat. No obstante, ha sido en marzo de 2021 cuando ha llegado a España. Además, "Little Bird" venía con la vitola de haber recibido en 2020 el Premio Eisner a la mejor serie limitada, y el mismo año fue nominado como mejor libro del año para el Premio Harvey. Pero hace mucho tiempo que pienso que se premian obras que no siempre son las mejores, porque este tipo de galardones a veces tienen otros baremos en cuenta al margen de la calidad. No se trata de que estemos ante un mal cómic, eso es algo que sabréis al final de la reseña, sino de que sí es uno de esos casos en los que, si me permitís el consejo, es mejor leer el material sin tener en la cabeza que fue premiado, por si ponéis demasiado alto el listón. 


Pensaréis que os estoy desanimando a darle una oportunidad a esta obra, y nada más lejos de mi intención. Quienes me conocen saben que por lo general, y dado que lo que comento aquí es solamente mi valoración, fomento el hecho de que se le conceda una oportunidad a tal o cual cómic, pues también es importante las sensaciones que os deje a vosotras/os. Por eso, pienso que si comenzáis la lectura sin saber que ganó un Eisner, o si obviáis ese hecho, disfrutaréis algo más del viaje entre las páginas. Estoy seguro de que, si lo encontráis en una librería y podéis echarle un vistazo, o incluso si veis páginas por internet, no tardaréis en apreciar que gráficamente es todo un caramelo, y más adelante os contaré qué tipo de cosas os podéis encontrar a nivel argumental. Y otra cosa más antes de entrar en faena. Los mismos autores de esta obra ya están trabajando en una secuela que verá la luz en este 2021 a través de Image, salvo que la pandemia vuelva a alterarlo todo. 

¿Qué autores han creado esta obra? Como escritor está el desconocido Darcy Van Poelgeest (a raíz de este cómic trabaja en la secuela "Metal precioso" y en la miniserie "La Reina Brillante"), quien hasta entonces se dedicaba a realizar cortometrajes y otras cosas. Al dibujo se encuentra Ian Bertram (que colaboró en "Batman: Eterno" e ilustró "La Casa de la Penitencia"), quedando el color para uno de mis profesionales favoritos del cómic americano, Matt Hollingsworth (que me conquistó en "El Inmortal Puño de Hierro" y "Ojo de Halcón" de Fraction y Aja). Por último, la traducción corresponde a Diego de los Santos. 

¿Qué historia encontraremos aquí? Adjunto aquí la información de la editorial: 

"Las llamas de una revuelta. El fuego de la venganza. Nada parece ser capaz de detener la expansión del Imperio estadounidense bajo el yugo de un gobierno ultranacionalista y teocrático. 

En América del Norte la guerra ha durado 30 años y no deja más que llamas y desolación. Para Little Bird, ha llegado el momento de salir a la carretera. 

Con tan solo doce años, ¿lograrán los jóvenes métis revivir la resistencia canadiense y descubrir su verdadera identidad?

Esta novela gráfica nos ofrece un viaje iniciático y místico para descubrir las Primeras Naciones Canadienses y sus leyendas a través de un nuevo viaje gráfico a las fronteras de la realidad, trayendo una psicodelia moebiusiana a estas tierras salvajes."

De una manera rápida, el lector es testigo de esa guerra y de una de sus últimas batallas, como también del hecho de que la religión es el motor que mueve al pueblo dominante y conquistador americano. Pero no solamente eso, sino que quedará claro que Pequeña Pájaro debe ser quien lidere a la resistencia canadiense cuando llegue el momento. Para ello, y siguiendo las indicaciones que le dará su madre, Pequeño Pájaro deberá encontrar al Hacha, uno de los últimos héroes de los canadienses. La búsqueda de este hombre supondrá uno de los primeros pasos en el viaje que le espera a la chica, pero ella irá viviendo más cosas de las que podía imaginar en un principio. 

Se podría decir que, además de tener que resucitar la llama de la rebelión, Pequeño Pájaro realizará un viaje personal de descubrimiento, porque sabrá nuevas cosas de sí misma, su origen y su familia, al mismo tiempo que tendrá que convertirse en el estandarte de los canadienses junto al Hacha. Para tal fin, recorreremos diferentes lugares de este mundo distópico que nos presentan los autores, donde los estadounidenses gobiernan con mano de hierro por todo el continente en nombre de la religión, si bien iremos asimilando el particular concepto de fe que profesan tanto los líderes religiosos, como los seguidores de los mismos. 


Vaya por delante que en esta historia no he notado que la finalidad sea que nos identifiquemos con los personajes ni sintamos empatía con ninguno. Es posible que odio sí, porque el Reverendo es alguien que, sin tener un gran desarrollo personal, se gana a pulso que le deseemos un mal final a lo largo de la historia. Pero lo que más predomina es un deseo de sentar las bases de este futuro distópico y mostrarnos gráficamente cómo conciben los autores el universo de Pequeña Pájaro, pues tampoco se nos explica realmente cómo se ha llegado a un mundo como el que vemos aquí, y aunque se trata de una serie limitada, soy de los que piensa que debería dedicarse un mínimo de páginas a explicar el contexto de lo que se nos cuenta y de qué manera una sociedad ha llegado a ser así. Algo que confirma lo que os digo, es que los autores no tardaran mucho en ponerse manos a la obra con una secuela, para expandir lo inicialmente mostrado. 

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? Empezando por el análisis del guion, he visto luces y sombras en la labor de Poelgeest. Está claro que el escritor ha imaginado un mundo muy peculiar en su cabeza, y que podemos vislumbrar aquí gracias al apartado gráfico, pero creo que ha predominado una cierta frialdad para contar la historia y desarrollar los personajes principales. Es por eso que comentaba que no percibí que ese fuera el objetivo, sino más bien narrar simplemente una historia y lograr que ésta impacte al lector o le deje con ganas de más. En ese sentido, no me ha disgustado lo que se nos narra en este cómic, pues la trama reviste diversos puntos de interés, pero Poelgeest no ha sabido manejar muy bien los saltos temporales, y no le he visto muy fino a la hora de dar un final, dejándome una sensación bastante fría. Y me alegra no haber sido el único que se ha quedado así a tenor de otras reseñas que he leído en internet. No obstante, valoro de forma positiva el debut del guionista en los cómics. 

Con el apartado gráfico no tengo ninguna duda, ya que es lo mejor de todo. El trabajo de Bertram, que tiene un estilo que, además de evocar el arte de Moebius como decía la sinopsis, me ha hecho pensar a menudo que estaba viendo un cómic dibujado por Frank Quitely, es lo que hace que esta obra destaque. Se nota en cada página, sea de composición simple o una splash page, el cuidado por los detalles del dibujante a la hora de mostrarnos un universo muy imaginativo y un tanto onírico, donde hay un gran contraste visual entre la ciudad que gobierna a base de la religión, y la que intenta seguir adelante ajena a ese modo de vida. Hay muchas escenas violentas, y en ese aspecto, Bertram no escatima en mostrar la brutalidad de las mismas, estando muy presente la sangre, como si esto fuera una tomatina en toda regla. Teniendo en cuenta todo lo dicho, la labor de Bertram es excelente, siendo lo mejor de este cómic.

No me olvido de mi apreciado Hollingsworth al color, pues realiza un trabajo notable para completar el trazo de Bertram. Si el ilustrador es el motor del cómic, el colorista es la gasolina que ayuda a su combustión, y una vez más, Hollingsworth demuestra que es tan polivalente que se adapta a cualquier estilo de dibujo, y no tiene reparos en usar diferentes paletas de colores, pues en sus trabajos para las grandes editoriales, en especial los que he leído en Marvel, su labor como colorista guarda algunas diferencias de resultado con lo que puede verse aquí. 

¿Merece la pena el cómic? Visto lo visto... SÍ, pero con ciertos condicionantes. En primer lugar, es mejor no leerlo teniendo en la cabeza que fue premiado con un galardón tan prestigioso en la industria del cómic, pues no es un mal cómic, pero a mi juicio no es una obra para ganar un Eisner como mejor serie limitada. Tampoco estaría de más saber que el dibujo es excelente, pero el guion podría no estar a la altura, en función de las expectativas que tengáis antes de abordar la lectura, y sabiendo que tendrá secuela. Ahora bien, teniendo en cuenta todo eso, ya os dije antes que al final esto es mi opinión, y si os llama la atención, dadle el beneficio de la duda, podría mereceros la pena. Solo por el apartado gráfico ya merece una oportunidad. 

Por último, y respecto de la edición, Nuevo Nueve vuelve a presentar un excelente formato en cartoné, con un marcapáginas de tela, que le da un toque de elegancia a la edición. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías podéis hacerlo aquí. ¡Hasta otra!

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