28 de enero de 2021

Reseña de Nils 1: Los elementales. La presentación de un mundo de fantasía donde la vida se extingue lentamente

¡Hola! Aunque ya había abordado el terreno de la fantasía anteriormente en esta sección (a través de mis análisis de "Merlín 1" y "Merlín 2"), en esos casos se trataba de historias con un fuerte componente humorístico. No obstante, el cómic que voy a analizaros aquí, y que es el primero de una trilogía, camina sobre ese terreno narrativo desde una perspectiva seria, porque nos va a mostrar un mundo en decadencia donde la vida se extingue lentamente. Mi reseña de hoy está dedicada al tomo "Nils 1: Los elementales" de Ediciones Kraken.


Aunque se publicó originariamente en el mercado francobelga por la editorial Soleil, gracias a Ediciones Kraken podemos disfrutar en España de esta historia. No voy a ocultar el hecho de que, hasta hace unos años, mis lecturas de cómic estaban muy orientadas al mercado americano, y en concreto al género de los superhéroes. Pero mi paladar comiquero se fue expandiendo y poco a poco comencé  a leer más y más cómics producidos en Europa. Eso me ha permitido disfrutar cada vez más de las geniales historias que se hacen en el viejo continente. Nils es un buen ejemplo de esas historias de calidad que se pueden degustar, porque no solamente se trata de un cómic bien hecho, sino que gracias a su arte gráfico, fácilmente lo puede visualizar uno como si se tratase de una película de animación.


Lo anterior no es algo que solamente piense yo, pues tenemos como ejemplo la descripción que la editorial hace de este primer tomo y que os cito: "Primer tomo de la trilogía Nils, una historia ecologista a medio camino entre la mitología nórdica y las obras de Miyazaki". Por si no sois personas muy conocedoras del mundo del anime, Hayao Miyazaki es toda una leyenda del sector, ya que, además de ser director de cine de animación, es también ilustrador, productor y animador entre otras cosas. Y por si fuera poco, es co-fundador del famoso Studio Ghibli junto a Isao Takahata. Es responsable de películas como "El viaje de Chihiro" o "La princesa Mononoke". Pues bien, además de esta sensación de leer una obra que fácilmente podría ser una película, tenemos ese otro elemento que impregna todo el cómic, como es la mitología. 

¿Qué artistas han creado este primer tomo de la serie? Encargado de los guiones, tenemos a Jérôme Hamon (conocido por "Green Class" y que participó en "Marsupilami"), mientras que de los lápices, el entintado y el color, se ocupa Antoine Carrion (que cuenta en su historial con obras como "El canto de los sables" o "La sombra blanca"). Se trata de la primera colaboración entre ambos autores, los cuales estarán juntos durante toda la trilogía. En cuanto a este primer tomo que nos ocupa, el resultado de su estreno como pareja artística es más que aceptable. Por último pero no menos importante, la traducción está hecha por Jorge García Valcárcel.

¿Qué se nos cuenta en este primer tomo de la trilogía? Su sinopsis es la siguiente:

"Según las antiguas leyendas, hay un mundo más allá de la materia. Un mundo hecho de seres luminosos, sin los cuales la materia permanecería inerte. 

Así, cuando los territorios del Norte, antes fértiles y florecientes, se convierten en tierras áridas donde nada crece, estas leyendas reaparecen y las miradas se vuelven hacia los antiguos dioses. 

Nils, acompañado por su padre, trata de esclarecer el misterio. 

Recuerdos, memoria, equilibrio entre el mundo de los hombres y el mundo de los dioses. Una historia que sumerge a través de preguntas metafísicas y existenciales."

Desde las primeras páginas ya se nos muestra un mundo frío y sin vida. Hay personas y animales desde luego, pero los campos cultivados no dan ningún fruto, las mujeres no pueden quedarse embarazadas, ni los animales reproducirse. En esas circunstancias, los seres humanos son conscientes de que algo pasa, y que, si nada lo remedia, están destinados a morir y extinguirse con el paso del tiempo. Ahí entrará en juego Ruben, un hombre estudioso que destina su tiempo a investigar lo que pasa y cómo arreglar el problema. Sabedor de que en algún lugar del mundo debe haber respuestas, decidirá viajar para encontrar una solución a la falta de vida.

Pero no hará solo el viaje, pues estará con él Nils, su hijo. Este personaje no solamente da nombre a la trilogía como podéis ver, sino que además tendrá un papel importante que desempeñar a lo largo de la historia, aunque es algo que se irá descubriendo poco a poco. Una vez que padre e hijo comiencen su periplo, llegarán a un bosque donde descubrirán la existencia de los elementales, quienes, en conexión con la materia orgánica, contribuyen a la existencia de vida en el mundo. Pero cada vez quedan menos elementales por culpa del papel que desempeña en todo esto el reino de Cyan.


Más o menos hasta ahí os puedo contar. En este primer tomo, se sientan las bases de lo que será este universo ficticio que tendrá más desarrollo en las otras entregas. A tal efecto, juega un papel lógico que se muestre un mundo en decadencia cuya vida se extingue poco a poco, como también es importante que sepamos qué bandos hay en esta historia, y qué importancia tienen los elementales y la existencia de los dioses en todo lo que sucede. Aunque los personajes no están muy desarrollados, no lo considero un problema, porque tratándose de una primera parte de una trama más amplia, es lógico que aquí se nos dé la información en pequeñas dosis, pues todavía queda mucha tela por cortar. 

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? En primer lugar, y en lo que respecta al guion de Hamon, se nos plantea una historia encuadrada en el género de la fantasía (con ciertos toques de steampunk por la tecnología que podemos ver de Cyan), donde la naturaleza y la mitología cobran importancia. Se plantea una historia que tiene interés, y está bien dosificada la información que el guionista quiere transmitir. La trama avanza con bastante ritmo, y si bien en algunas páginas los acontecimientos parecen un tanto apresurados, no es algo que deba restarle puntuación al resto de la narrativa. Para ser el primer tomo de la trilogía, me ha generado el suficiente interés como para ver qué depara el resto de la historia. 

Abordando ahora el desempeño de Carrion en la parcela gráfica, no me queda otra que destacar su exquisito trabajo a los lápices. Se puede disfrutar de muchas maneras de un buen dibujo, y en mi caso, cuando estás viendo unas viñetas que, además de funcionar como cómic, podrían hacerlo como película, queda claro que merece la pena el material. Son geniales los fondos de muchas viñetas, que no hacen sino mostrarnos más de ese mundo de fantasía donde se desarrolla la historia. 

No menos acertada es la paleta de colores que usa Carrion, de tonalidades más frías y apagadas por lo general, pero que es justo lo que encaja con este mundo que se está muriendo. Como contraposición, sí que tenemos un color más intenso cuando vemos a los elementales, o bien la influencia de los mismos en las cosas, porque es señal de que hay vida en lo que vemos. Ese contraste de luminosidad me ha gustado.

¿Merece la pena el cómic? Claro que SÍ. Cuando estamos ante una primera parte de una trilogía, es lógico que tengamos la duda inicial sobre darle una oportunidad o no, por si luego no nos convence y dejamos una historia sin terminar. Pero desde mi punto de vista, estamos ante un tomo que tiene los suficientes elementos de interés para que os enganche la trama, y queráis saber cómo sigue todo. Los autores realizan una gran labor, y eso se nota por la calidad de la lectura. Os recomiendo darle una oportunidad, ya os guste el género de la fantasía, el campo de la animación, o las historias con trasfondo y que hablan de la conexión naturaleza-vida. 

Por ir terminando, y respecto a la edición, Ediciones Kraken ha sacado este tomo en formato de tapa dura. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías, podéis hacerlo aquí. Os dejo con el índice de los análisis de la trilogía. ¡Hasta la próxima!

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