En cualquier lugar podemos encontrarnos burbujas, y en cada burbuja hay una historia que contar.
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Crónicas de lo Oculto: Introducción
Saludos a todo el mundo y sed bienvenidos a "Crónicas de lo Oculto", una nueva serie de relatos en los cuales Andrés Ibáñez Monachil, un periodista de sucesos paranormales, deberá investigar diferentes casos para compartir sus experiencias, hallazgos y conclusiones en la revista en la que trabaja: "Crónicas de lo Oculto".
En este texto de introducción, os presentaré a Andrés y su lugar de trabajo, y os daré a conocer un suceso que tendrá que investigar para descubrir si realmente hay algo paranormal o no en ello. Las imágenes que acompañan al texto están creadas por mi amigo Pauli Junquera, dibujante con el que ya he colaborado hasta la fecha en varias ocasiones. Espero que os guste adentraros en este nuevo universo literario...
Crónicas de lo Oculto: Introducción
Crónicas de lo Oculto. San Fernando (Cádiz), marzo de 2016.
Era casi mediodía cuando Andrés se encontraba en aquel momento en su despacho, colocando un póster de "Los Cazafantasmas" en una de las paredes. Tras terminar de hacerlo, se alejó unos pasos y quedó satisfecho con la forma en que la imagen lucía junto a otros carteles de cine ubicados en esa misma zona, como los de "Christine", "La Cosa de John Carpenter" o "Agárrame esos fantasmas ", películas que Andrés había disfrutado viendo una y otra vez. La parte mala de haber colocado al final ese último póster, es que en aquella parte del despacho no entraba nada más, ni siquiera una chincheta. Flanqueando las imágenes de cine había sendas estanterías, repletas a su vez de libros, revistas, objetos singulares y fotos en pequeños marcos. Pero era lógico, Andrés casi pasaba más tiempo en esa estancia que en su propio piso.
Tras dar una vuelta entre aquellas paredes, con un aire similar al de un terrateniente que observara todas sus tierras, Andrés se dio cuenta de que era difícil encontrar algún espacio virgen en aquella habitación para poner más cosas. Eso le hizo sentir un tanto triste, pero por otra parte estaba sumamente contento. Cuando llegó allá por el 2012 a la revista y le enseñaron el que iba a ser su despacho, sintió un escalofrío al ver el lugar vacío prácticamente de mobiliario y decoración, a excepción de un escritorio y una lámpara. Por eso desde el principio comenzó a transformar aquello en un espacio cálido y personalizado, donde el único frío que uno sintiera era el de lo paranormal.
- ¿Diga? Al habla Andrés Ibáñez, de "Crónicas de lo Oculto"- seguramente quien llamaba ya sabía adónde lo hacía, pero había que respetar el protocolo-.
- Hola, soy Celeste Benítez, dueña de "Libros del alma", una librería que está en Almuñécar- Andrés extrajo un bloc de notas de uno de los cajones del escritorio, y fue anotando con un bolígrafo algunos datos-. Verá, conozco su trabajo porque aquí vendo "Crónicas de lo Oculto", y soy una gran fan suya.
- Gracias Celeste, me agrada saber que disfrutan de la revista por tierras granadinas- y aunque ella no pudiese verla, Andrés le dedicó una sincera sonrisa al teléfono-. ¿En qué puedo ayudarla?
- Pues... verá... desde hace algunas semanas... he notado un cambio importante en mi negocio- parecía como si Celeste estuviera intentando elegir las palabras adecuadas para que no se rieran de ella-. Cada mañana, al abrir el local y mirar las estanterías... me encuentro muchos libros cambiados de lugar, e igual sucede con las revistas y otro tipo de publicaciones que vendo. Y eso que diariamente tengo que volver a poner cada cosa en su lugar. Pero es como si al cerrar la librería por las noches, alguien entrase y me lo revolviese todo nuevamente... ¿sigue usted ahí?
- Por supuesto Celeste- Andrés había tomado más notas mientras la escuchaba-. ¿Y dice que sucede desde hace poco?
- Sí, que yo haya advertido, hace al menos tres semanas que esto viene ocurriendo cada día de la semana, exceptuando el domingo que no abro, pero me encuentro todo tal como le cuento los lunes al volver.
- Interesante - él tomó más anotaciones, y comenzó a sentir un inicio de cosquilleo en su interior-. ¿Tiene usted más empleados a su cargo? ¿Alguien que pueda tener una copia de las llaves?
- No, llevo sola la librería, y nadie más tiene acceso a las llaves. ¿Y sabe qué? El local tiene una alarma, y en estas semanas... jamás ha saltado. Me ha dado por pensar que, si llego a tener alguna cámara de vigilancia- Andrés, cuyo cosquilleo interior se había intensificado, notó que a ella le costaba seguir hablando, quizás por miedo a lo que pudiera pensar de su estabilidad mental-, las imágenes podrían haber mostrado algo inquietante. ¿Me comprende? Es solo una percepción, ya que no tengo ninguna forma de saber lo que pasa en mi negocio.
- Sí, la entiendo perfectamente. Y me interesa lo que usted cuenta- a estas alturas, él ya tenía bastante claro el motivo de la llamada-. ¿Me ha contactado porque quiere que vaya a ver qué sucede en su negocio?
- Pues sí, sería excelente si pudiese usted venir- otra pausa, y Andrés pudo escuchar a la mujer soltar una bocanada de aire, como si se quitara un peso de encima-. Me quedaría mucho más tranquila. Y por descontado que correré con los gastos que le ocasione el viaje y su estancia aquí, su visita sería de enorme ayuda para mí.
- No se preocupe ahora por el tema económico- Andrés hizo unas últimas anotaciones en el bloc, y consideró que ya tenía suficientes datos para pensar en el tema-, lo primordial es ver cómo puedo ayudarla. Si no le importa, la llamaré dentro de un par de horas, he de pensar en todo lo que usted me ha dicho y en cómo proceder. ¿Le parece bien?
- Sí sí, desde luego. No cerraré hasta el final de la tarde, puede localizarme aquí sin problemas.
- Bien, así lo haré. Volveremos a hablar más tarde Celeste.
- Gracias, no sabe cómo le agradezco que pueda dedicarme un rato de su tiempo.
- No hay de qué, luego la llamo.
Tras despedirse, Andrés se puso manos a la obra. Habitualmente, cuando alguna persona entraba en contacto con él para contarle algo que pudiera suponer un misterio a investigar, había que intentar discernir si la cosa merecía la pena y necesitaba dedicarle tiempo. Desde que Andrés había alcanzado cierta fama dentro del mundillo de lo paranormal, recibía muchas llamadas o correos de gente que quería que él se pusiera a indagar sobre algún extraño suceso. A veces se trataba de gente que andaba mal de la cabeza, y sencillamente se pensaban que cada minuto del día sucedía algo anómalo a su alrededor. En otras ocasiones le contactaba gente que se sentía demasiado sola o necesitada de compañía, y también había personas que sencillamente pretendían gastarle una broma y reírse a su costa por dedicar su vida a desvelar sucesos sobrenaturales. No obstante, Celeste no parecía encajar en ninguna de esas categorías.
Por lo que contaba, y por las sensaciones que Andrés había tenido durante la conversación telefónica, la librera había hecho méritos para pertenecer al grupo de gente que sí que podría estar viviendo algo que él quisiera investigar. Es por eso que, tras repasar su bloc de notas, Andrés se preparó un café, encendió su ordenador portátil, y se puso a buscar información sobre la librería y sobre cualquier leyenda urbana o historia de fantasmas que existiese en Almuñécar. Para facilitar la retención de cuanta información útil encontrase, sacó su grabadora de uno de los cajones del escritorio y la puso en marcha, comentando cada cosa de interés que encontró navegando en internet.
Continuará...