Saludos ciudadanas y ciudadanos de... ¿Mega-City Uno? Hoy me tenéis aquí para reseñar una serie diferente a lo habitual en las historias del Juez Dredd. Acostumbrado a ejercer de juez, jurado y verdugo en una mega-ciudad saturada de población, paro y criminalidad, en este "Juez Dredd: Mega-City Zero (Vol.1)" publicado por Ediciones Kraken se nos plantea algo muy diferente... ¿Qué pasaría si no hubiera lugar donde impartir justicia?
Hay que comenzar explicando que esta serie objeto de reseña, que alcanzó una extensión de 12 números, fue editada por IDW Publishing entre el 2016 y el 2017. Es decir, no salió directamente en la británica 2000 AD como suele pasar con la mayoría de historias de este personaje. Pues bien, al margen de ello, y como viene siendo habitual en nuestro país, es Ediciones Kraken quien nos trae esta historia. Es cierto que, en el mundo del Juez Dredd, que entre otras cosas fue afectado por un holocausto nuclear, la existencia de un lugar como Mega-City Uno suele focalizar la mayor parte de sus aventuras. Es ahí donde funciona el llamado sistema de justicia rápida, y donde los Jueces tienen un papel fundamental para mantener el orden.
Es precisamente así, con ese modo de vida, donde el Juez Dredd es el máximo exponente del intento de mantener una lucha constante contra la elevadísima criminalidad en una mega-urbe sobrepoblada. Ahí el personaje está como pez en el agua, pero es algo que cambia cuando, ya desde el comienzo de la historia que nos ocupa, Dredd se despierta en un campo verde y alejado de todo cuanto conoce. La necesidad de saber qué ha pasado y cómo ha llegado hasta ahí, será lo que nos permita ver al protagonista explorar un mundo que evoca retazos de historias como "Mad Max" y otras de índole apocalíptica, donde la gente subsiste como puede y reina una total anarquía. Y he ahí que ese punto de partida resulta de lo más interesante.
¿Qué autores hay tras esta obra? Como guionistas tenemos a Erick Freitas (conocido por obras como "Cloudia & Rex" o "Motro") y Ulises Farinas (que ilustró "Juez Dredd: Mega-City Dos", y también es conocido por varios números de "¿Dónde está el wookie"?), que además de co-escribir las historias también se ocupa de las magníficas portadas. El ilustrador es Dan McDaid (quien ha dibujado números de "Golpe en la pequeña China" o "La Patrulla Condenada. Dc Young"), mientras que el color recae sobre Ryan Hill (conocido por "The Fix" o "Rick y Morty"). Hay que añadir que todas estas personas ya han trabajado juntas en muchas ocasiones, por lo que no son para nada desconocidas entre sí. Y por último, la traducción al castellano ha sido realizada por Lara Moyano Alcántara.
¿Qué historia se nos cuenta aquí? Si bien os he avanzado gran parte de esta información, la sinopsis oficial es la siguiente:
"Marcando el inicio de una nueva y mejor era, el Juez Dredd se despierta para encontrarse con que la Mega-City Uno ha sido devuelta a la Edad de Piedra: mega bloques descuidados y ningún ciudadano.
Dredd luchará por resolver el misterio mientras se las arregla siendo simplemente Joe."
Cuando Dredd despierta en un campo verde, se pregunta dónde está, pues si se encontrara en los páramos exteriores a Mega-City Uno, sería imposible encontrarse cualquier tipo de vegetación a consecuencia de la guerra nuclear que asoló aquello. Es así como, accediendo al último archivo registrado en su computadora personal, recordará que su situación arrancó investigando una desaparición en masa en el bloque Angela Davis. Un hecho insólito, pues es como si tanto el edificio como sus habitantes se hubiesen esfumado sin más.
Pero claro, eso es el último recuerdo que Dredd tiene en la Mega-City Uno, y después de abandonar la escena del delito... hay un gran vacío en su memoria. Decidido a recorrer el lugar donde se halla, se topará con unos niños de los pastos que sobreviven como pueden, sin padres que cuiden de ellos, teniéndose solamente a ellos como única familia. Esos niños conducirán a Dredd hasta Ang Avi. Y allí será donde el justiciero vea algo insólito: un Mega-Bloque en medio del campo. Como podéis imaginar, Dredd no tardará en comenzar a investigar más, intentando entrar en dicha construcción. Será así como podrá tener algunas respuestas, pero también donde estará fuera de su elemento al comprobar que por todas partes reina la anarquía, y no hay ningún respeto por la ley, concepto desconocido allí.
Y más o menos por esos derroteros transcurren estos primeros cuatro capítulos del total de doce que componen esta maxi-serie, que, dicho sea de paso, tuvo una continuación. Pero eso es adelantarse mucho, y quiero hablar un poco más de este primer volumen. Dredd descubrirá lo que sucedió con el bloque de Angela Davis y sus habitantes, y mientras se ocupa de recabar más información, deberá evitar en más de una ocasión que los niños del pasto acaben muertos, ya que en Ang Avi no toda persona es bienvenida, y se intentan eliminar presencias no deseadas. En este primer volumen la historia no es auto-conclusiva, porque quedan dos volúmenes más con el resto de capítulos, pero sí que supone un buen gancho inicial para despertar el interés por saber cómo seguirá todo tras las últimas páginas.
¿Qué valoración merece el trabajo de los artistas aquí presentes? La historia que nos proponen conjuntamente Freitas y Farinas tiene un más que interesante punto de partida, porque intentan ofrecer algo diferente al ubicarnos a Dredd en un entorno radicalmente opuesto al que él conoce. Es cierto que la anarquía y el caos forman parte de su día a día, pero no en un lugar donde el concepto de la ley no existe. Los capítulos avanzan con ritmo y pasan bastantes cosas, y aunque Dredd comienza a mostrar un cierto apego por los niños de los pastos que no es muy acorde a su forma de ser, no lo veo algo malo por ser diferente. Farinas además realiza unas portadas maravillosas, plagadas de detalles y muy trabajadas.
Por su parte, el dibujo de McDaid, si bien es sucio y bizarro, no desentona teniendo en cuenta que en el largo historial de vida editorial del Juez Dredd, precisamente uno de los estilos gráficos que tienen cabida es el aquí presente. No encontraréis viñetas limpias y trabajadas al detalle como las portadas de Farinas, pero no es algo que sea para criticar en un mundo donde lo grotesco está más que presente en muchas ocasiones.
Y por otra parte diría lo mismo respecto al trabajo de color de Hill, que va en consonancia al estilo artístico de su compañero McDaid, y por lo tanto se complementan bien, ofreciendo un resultado disfrutable en lo que nos proponen a nivel gráfico.
¿Merece la pena el cómic? Si queréis ver al Juez Dredd fuera de su entorno... SÍ. Estamos ante una oportunidad para que un lector veterano vea al justiciero en un entorno un poco diferente a lo habitual, pero al mismo tiempo reconozca elementos familiares a lo largo de la narración. Tampoco es mal punto de partida para un lector novel que quiera darle una oportunidad a las peripecias del personaje. Es quizás una opción más bizarra que otras que os podría recomendar un servidor, pero me parece muy interesante que parta de la base de ver a un personaje fuera de su elemento. La historia es entretenida, se lee rápido, y queda por ver cómo avanza en los dos volúmenes restantes antes de hacer una conclusión general, pero de momento es un buen inicio.
Por último, y respecto de la edición, este tomo se sacó por Ediciones Kraken en formato de tapa blanda y contiene las portadas principales de los números, pero también algunas alternativas, destacando una a doble página impresionante de Paul Hanley. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías podéis hacerlo aquí. También os dejo el enlace de mi guía de lectura del Juez Dredd, pensada para quienes deseen iniciarse con el personaje. ¡No quebrantéis la ley y sed buenos!