Un saludo desde la cobertura que me proporciona ante la lluvia un inmenso paraguas. Si habéis visitado antes mi sección de reseñas, seguramente os hayáis dado cuenta de que tiendo a analizar pocas colecciones de superhéroes, excepto aquellas que, por su propia idiosincrasia o elementos, se alejan de los cánones convencionales del pijameo americano. Pues bien, hoy estoy aquí para hablaros de otra de esas colecciones que me ha sorprendido gratamente, y que hace poco comencé a analizar en este blog. Toca hablar en esta ocasión de "The Umbrella Academy 2: Dallas" de Norma Editorial.
Esta segunda miniserie de la franquicia vuelve a estar compuesta de seis números, que vieron la luz originariamente entre el 2008 y el 2009 a través de Dark Horse. Como es lógico, posteriormente fueron saliendo ediciones recopilatorias de las grapas, tanto en tapa blanda como en cartoné. Precisamente la edición que he leído para esta reseña es de cartoné, siendo editada por primera vez en el 2019 aquí en España a través de Norma. Pues bien, una de las cosas que comentaba en la reseña de "Suite apocalíptica", era el hecho de que, al menos en lo referente a ese primer tomo, la adaptación de la primera temporada de la serie de Netflix había sido bastante respetuosa con el material, excepción hecha de unas cuantas libertades creativas. Pero es justo en este tomo objeto de reseña, cuando empieza a distanciarse mucho lo narrado en un formato y otro, a pesar de seguir compartiendo semejanzas. No es ni mejor ni peor, porque todo depende de la persona que haga la comparativa y decida qué formato le gusta más. En mi caso no me supone algo negativo que el cómic vaya por un camino y la serie por otro, si me entretienen y me genera interés seguir lo que se me cuenta.
No está de más puntualizar, aunque sea de forma breve, una de las grandes diferencias entre este segundo tomo, con relación a su adaptación en la serie de Netflix. En la serie, los personajes están desde el principio de la temporada en Dallas, donde tendrán que intentar readaptarse a su nueva realidad, habida cuenta de que no pueden regresar a su época (al menos no sin tener que pasar forzosamente una temporada en el pasado). Pues bien, en el cómic algunos personajes (no todos), sí que viajarán al pasado, pero será en la recta final del tomo, no desde el principio, ya que otra serie de acontecimientos están teniendo lugar, y son consecuencia directa de los sucesos vistos en el primer cómic de la serie. Y no es la única diferencia entre ambos medios narrativos, pero sí la principal y más contundente. Aunque ya mencionaba antes que esto no es ni mejor, ni peor. Los cómics de "The Boys" (tenéis los integrales reseñados en el blog) comparten inicialmente muchas similitudes con la serie de Amazon, pero luego llega un momento en el que en dicha serie se expande el universo optando por otros caminos narrativos, y le sienta bien. Por eso al final las comparativas entre cómics y sus adaptaciones no deja de ser algo muy personal.
¿Qué autores han participado en este cómic? Aunque ya lo he mencionado, los creadores son el guionista Gerard Way (que además de esto ha escrito en "La Patrulla Condenada" o creado "The True Lives of the Fabulous Killjoys") junto al ilustrador Gabriel Bá (que ha participado en "AIDP" o "Hellboy: En el Infierno"). Se ocupa del color uno de mis artistas favoritos, el inmenso Dave Stewart (muy ligado al Mignolaverso con series como "Koshchei el Inmortal" o "Sledgehammer 44"). Traducen al castellano esta edición Marc Galante y Sergio Colomino, y se ocupa de la realización técnica LimboStudio.
¿Qué historia nos encontraremos aquí? La sinopsis nos adelanta lo siguiente:
Rumor ha perdido la voz y su poder, Spaceboy no para de comer, Número 5 se ha metido en asuntos algo turbios y Kraken cree que encontrar a su desaparecido hermano pequeño le ayudará a resolver una serie de misteriosas muertes… ¡relacionadas con un complot para matar a JFK!"
A modo de resumen, hay que decir que ese "casi" Apocalipsis iba a causarlo la Número 7, Vanya, que sufrió una transformación física y mental a raíz de la intervención de una peculiar orquesta de músicos que querían destruir el mundo. Con Vanya con el cerebro lavado y un gran ansia de acabar con todo y todos, el resto de la Academia Umbrella tuvo que hacerle frente, aunque vencerla tuvo un alto coste. Por el camino murió Pogo, que era como un segundo padre para más de uno, pero también hubo importantes consecuencias, como el hecho de que Allison/Rumor perdiese su voz, que era la fuente de su poder. A raíz de esto, Luther (también conocido como Spaceboy), que está enamorado de Allison, también quedará tocado anímicamente.
Por otra parte, ya en el tomo anterior hubo una escena que comenzaba a anunciar lo que vendría en esta ocasión. El principal involucrado era Número 5, pues despachaba a lo grande a unos peculiares tipos que le asaltaban en una cafetería. No se daban muchas explicaciones al respecto, pero será en la obra objeto de reseña cuando se comiencen a responder los interrogantes en ese sentido, revelándose que Número 5, del que ya se había dicho que era un viajero temporal, abandonó un importante encargo de una agencia dedicada a la corrección de anomalías en el tiempo. Será aquí cuando veamos hasta qué punto Número 5 era su mejor agente, y por qué es tan poderoso teniendo un cuerpo de viejo o el del eterno niño que obtuvo al regresar del futuro.
¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? Una de las cosas que más se nota aquí, es que Way empieza a desmelenarse con los guiones. Y no es para menos, teniendo en cuenta que la colección cosechó un montón de premios gracias a la primera miniserie publicada. Pero claro, a partir de ese momento, el desafío es contar algo que merezca la pena. En ese sentido, no es que la trama aquí sea maravillosa, pero sí bastante alocada y todavía más rimbombante de lo que ya venía siendo en sus comienzos. Se nota que el guionista ya se está haciendo con sus personajes (se van desarrollando más algunos que antes se quedaron en un trazo más superficial), y empieza a dar salida a algunas ideas alocadas, como esa pareja formada por Hazel y Cha Cha, o la propia explicación de por qué Número 5, aunque tenga un cuerpo de niño, es un maestro asesino. Quizás es a partir de este tomo cuando algunas personas lectoras puedan comenzar a perder interés por lo enrarecido que se vuelve todo, pero si no es así, no creo que esta segunda miniserie os deje mal sabor de boca. Se lee rápido y entretiene, y de momento me sigue generando interés, por lo que Way, sin estar al nivel del primer tomo, hace no obstante un trabajo positivo.
Respecto a Bá, mantiene el mismo buen nivel que ya ofreció en el tomo anterior, con ese estilo tan mignolesco, y que encaja bastante bien con el espíritu de esta serie. Hay un buen uso de los claroscuros, y los diseños de Hazel y Cha Cha son de lo más pintoresco por su exagerado aspecto cartoon la mayor parte del tiempo que aparecen en las viñetas. Al margen de ellos, el resto de diseños siguen el estilo ya característico de estos tomos. En ese sentido, Bá no ofrece nada especialmente nuevo respecto al trabajo ya realizado anteriormente, pero si la primera vez os gustó su aportación al universo visual de esta colección, no debería dejaros indiferentes el resultado de su trabajo en esta ocasión. Así que, en lo que a mí concierne, he disfrutado con el arte de Bá una vez más.
Y me temo que no puedo decir nada nuevo sobre Stewart, pues ya es vox populi que es de mis coloristas favoritos, y rinde prácticamente casi siempre a un gran nivel, siendo este tomo uno de esos ejemplos de cuánto aporta a un cómic la presencia de un talentoso colorista. Como Stewart ya estaba más que curtido con este estilo visual por su labor en el Hellboyverso, realiza un coloreado muy bueno, de tonalidades más oscuras y apagadas, salvo cuando la narración requiere otra cosa, como en la escena donde Klaus tiene una visión muy especial, pues es la parte donde menos oscuridad hay en todo el cómic.
¿Merece la pena el cómic? Sin que suponga algo malo, SÍ, SI TE GUSTÓ EL TOMO ANTERIOR, pues es el que marca el camino que se empezará a seguir y el tono de la serie, aunque sea aquí, en esta segunda miniserie, cuando empiece a ser mucho más alocada la narrativa de lo que se había visto anteriormente, lo cual no es poco. A mí me sigue gustando lo que se cuenta y cómo se cuenta, aunque entiendo que puede echar atrás a otras personas, lo importante es darle el beneficio de la duda. Eso sí, al ser el segundo tomo no es el más recomendable para estrenarse con este tipo de lectura, y si os gustó la serie de Netflix no esperéis que haya muchas semejanzas entre este arco argumental y la segunda temporada, pues hay pilares comunes sí, pero mucha libertad creativa en la adaptación de Netflix.
Por último, y respecto de la edición, este segundo tomo de Norma es en formato de tapa dura con sobrecubierta (aunque también está en tapa blanda), y trae mucho contenido extra, como comentarios de los creadores, bocetos, diseños e ilustraciones, y una historia corta extra bastante disfrutable y relacionada con la música rock. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías podéis hacerlo aquí. ¡Hasta otra!
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