17 de diciembre de 2021

Reseña de Undertaker 4: La sombra de Hipócrates. El peligro de un médico que da la vida... pero también puede quitarla

¡Saludos desde el salvaje y lejano oeste! Si hay una frase que defina bien el contenido de este cuarto álbum de la serie Undertaker, es la que dice que "La madre tiene el poder de dar la vida; el soldado, de dar la muerte. El médico es el único capaz de dar ambas". Esto es sumamente terrible, en especial cuando esa persona experta en medicina, que puede dar o quitar el aliento de la vida en un ser humano, es alguien tan inquietante y terrorífico como Jeronimus Quint, conocido como el "Ogro" de Sutter Camp. Por eso hoy vengo a compartiros mis impresiones tras la lectura de "Undertaker 4: La sombra de Hipócrates" de Norma Editorial, donde se cierra el arco argumental protagonizado por este memorable villano. 


Esta cuarta entrega de la serie Undertaker fue publicada por Dargaud-Lombard en 2017, y en 2018 ya estaba en tierras españolas gracias a Norma. Confieso que, dado que no empecé a leer esta colección hasta este 2021, no podía ensalzar su valía con conocimiento de causa, pero sí que, desde un tiempo antes de ponerme con su lectura, ya gozaba de mucho prestigio y renombre. Y francamente, me alegro enormemente de haber terminado cayendo en la tentación, porque estoy disfrutando una barbaridad de cada nuevo álbum que leo de las aventuras de Jonas Crow. Ya no se trata de que, como amante del western que soy, estas historias me hayan ganado de calle. Para nada. La razón de que disfrute como un enano, es que es una obra que derrocha calidad por los cuatro costados. Si cuando uno dispara un revólver, el cañón del arma termina expulsando humo y olor a pólvora, cuando uno lee un cómic como éste... olisquea el inmenso talento narrativo que posee cada uno de los artista implicados en su confección.


Por otra parte, con el gran villano de la función, el médico y cirujano Jeronimus Quint, y con Jonas Crow, el protagonista que ejerce de antihéroe, se produce una circunstancia sumamente curiosa. Para quien no lo sepa, una de mis aficiones es escribir historias (de extensiones muy variables), ya sea en forma de relato, microrrelato, novela o guiones de cómic. Precisamente un microrrelato que escribí allá por el 2016, y titulado "El negocio familiar", narraba las peripecias de un enterrador del lejano oeste (como el propio Jonas), que se encargaba de buscar sus propias oportunidades de negocio (uno de los rasgos que destacan a Jeronimus). Rememorar aquello que escribí, y encontrarle una inesperada conexión con este cómic, del que por aquel entonces no sabía de su existencia, ha hecho que disfrute mucho más de un álbum que, ya de por sí, me ha parecido espectacular. Y ha habido otro detalle que, en esta segunda parte de la historia comenzada en el tomo anterior, me ha encantado. Pero eso lo abordaré más adelante.

¿Qué autores han participado en este cómic? Los creadores son el equipo habitual formado por el guionista Xavier Dorison (escritor de obras como "Aristophania" o "Long John Silver") y el ilustrador Ralph Meyer (que colaboró anteriormente con Dorison en "Asgard", y también es conocido por "Ian"), un tándem que ya había formado equipo antes de esta serie. También participa como colorista Caroline Delabie (quien dio color al arte de Meyer en títulos como "Página negra" y "XIII Mistery: La mangosta"). La traducción al castellano es de Elisabeth Falomir.

¿Qué historia nos encontraremos aquí? La sinopsis oficial es la siguiente: 

"Jeronimus Quint, el Ogro de Sutter Camp, continúa su huida en compañía de Rose, gravemente herida.

Con la única posibilidad de recuperarse en manos del sádico médico, Rose debe permanecer a su lado.

Detrás de ellos, Jonas Crow y Lin acechan decididos a salvarla, y a saldar de una vez por todas las cuentas pendientes con el monstruoso cirujano. 

Pero... ¿Cómo se puede detener a un hombre cuyo genio malvado le permite convertir a sus inocentes pacientes en aliados mortales contra el resto?"

Tal y como he hecho en anteriores reseñas de esta serie, quisiera poneros un poco en situación. En los inicios del tercer tomo, se podía ver cómo de mal iba el negocio funerario de Jonas, que ya no era un hombre solitario, pues había formado una sociedad con Lin y Rose. Precisamente la necesidad de realizar un gran trabajo para reflotar el negocio, fue lo que les llevó a una villa en mitad del desierto, donde debía oficiarse un funeral. Allí, Jonas se reencontró con el Coronel Charlie Warwick, antiguo oficial suyo en la guerra. No fue un reencuentro feliz, pues Warwick le espetó con vehemencia a Jonas que Jeronimus Quint, el "Ogro" de Sutter Camp, seguía vivo. Y matando gente.

A partir de aquí, Jonas, que quería enmendar uno de los mayores errores de su vida al no matar al Ogro cuando tuvo ocasión en el pasado, emprenderá la búsqueda de éste, acompañado de Warwick, y de sus socias. El culmen de la primera parte de esta historia lo suponía el hecho de que, cuando el grupo tuvo a Quint en su poder, se desató el caos. Quint logró escapar, torturó a Jonas, y se llevó prisionera a Rose, a la que había herido previamente, para asegurarse de que ella no tuviera más remedio que ir con él si quería ser curada. Además, Warwick murió. Pero la venganza es un motor poderoso para que Jonas siga adelante en su persecución, y, acompañado de la fiel Lin, reemprenderán su caza del Ogro. Ya no se trata de acabar con él, sino de rescatar también a Rose.

Una de las cosas que me ha encantado, es que las primeras páginas de este cuarto álbum estén dedicadas a ubicar al lector en el pasado. Concretamente, en la época en la que el Ogro ganó su fama en Sutter Camp. En esas páginas, uno es testigo del daño que un ser como Quint, cirujano de guerra, puede causar a otras personas. Pero lo peor ya no es eso, sino que, como demuestra un joven Jonas, él no podrá acabar con el daño que hace el Ogro, pues, mal que le pese, de la vida de ese monstruo dependen por extensión las de muchas personas que precisan de sus cuidados médicos. Pues algo que debe quedar claro, es que Quint es un ser aterrador, pero, dentro de eso, no siempre aplica sus excepcionales dotes médicas para el mal, sino que también lo hace en ocasiones para ayudar a algunas personas, sirvan o no luego para que experimente con ellas. Es precisamente esa regresión al pasado, aunque sea de unas pocas páginas, la que hace que haya podido entender hasta qué punto marcó a Jonas en su vida el no haber actuado en Sutter Camp. Y también es una forma excelente de plasmar el tipo de persona que ya era Quint desde hace mucho tiempo. No se trata de alguien cuya vida se torció y le obligó a ser de otra forma. Lo peor de todo, es que ya era un monstruo desde hace mucho tiempo. Y nadie acabó con él por sus prestaciones como buen sanitario. Por lo demás, y como decía antes, Jonas y Lin reemprenderán su caza del Ogro, y hasta aquí os cuento. No necesitáis saber más, necesitáis leer esta pedazo de obra para disfrutar del resto.

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? Se ha convertido en una constante, el hecho de que no pueda añadir más elogios de los que ya he dicho en otras ocasiones sobre el trabajo de Dorison. El guionista estuvo a un excelente nivel en los tres álbumes previos, y aquí se mantiene en esa misma línea. Lo que más me ha gustado en este caso, es el mayor desarrollo del Ogro, que (y es el otro aspecto que me ha encantado del cómic), tiene un nivel de deducción visual equiparable al del mítico Sherlock Holmes, pues se fija en el aspecto físicos y las posibles dolencias o enfermedades de las personas, para ver cuál puede servir mejor a sus fines. En el anterior tomo ya era uno consciente de que el Ogro era un auténtico monstruo, pero es aquí donde se le muestra por completo, y se plantea un interesante debate, pues, a su manera, Jonas y él no son tan distintos. Ambos son inteligentes, deductivos, y hombres de acción. Y, muy a pesar de Jonas, los dos dejan tras de sí un reguero de sangre, cada uno en base a sus motivaciones. La de Quint es su obsesión por trascender en el campo de la medicina, y ser el primer médico en realizar un injerto humano con éxito. La de Jonas... es enmendar un error de su pasado, en especial si está en juego la vida de una persona que cada vez le importa más. Este duelo de personajes me ha encantado, y refuta el enorme talento de Dorison puesto al servicio de esta no menos excelsa serie.

Me temo que tampoco puedo innovar mucho sobre mi opinión de la labor de Meyer en el apartado gráfico, pues soy un lector devoto de su trabajo aquí. Cuando un ilustrador está a un altísimo nivel al inicio de una colección, uno puede tener el temor de que, en posteriores entregas, baje la calidad del trazo. Es cierto que, cuando alguien tiene talento, siempre sale a relucir (salvo casos en los que los plazos de entrega encorsetan a alguien y le obligan a ir contrarreloj) a la superficie, y el amigo Meyer tiene tan buena mano para el dibujo como la del Ogro en la medicina. Mi valoración es la misma de otras ocasiones, pues el ilustrador desempeña una fantástica labor.

Y como no hay dos sin tres, me temo que repito mis elogios para la dupla Meyer-Delabie en el color. Ambas personas logran que el trazo del primero tenga el mejor color posible, y por lo tanto no encuentro nada que objetar en este apartado. Las paletas usadas siguen siendo las acertadas, y se produce un buen equilibrio en la iluminación, de cara a mostrar en qué momentos estamos en el día, y en cuáles de noche. Así que, resumiendo, una labor muy buena.

¿Merece la pena el cómic? No tendría ni que poner esta pregunta, porque claramente SÍ. Esta cuarta entrega de la serie, que pone fin al segundo arco argumental de la misma (cada dos tomos hay una historia completa), me parece excelente, y la sensación es que en esta colección la calidad no empeora según avanza, sino que mejora, y eso es fabuloso. Aunque sea un western, la obra tiene tanta calidad que no importa si no sois muy fans del género, basta que lo seáis de las buenas historias. No hay que ser un lince para descubrir que yo estoy deseando leer más de Undertaker. Y huelga decirlo, pero si no estáis leyendo estos cómics, la única pregunta posible es... ¿de verdad no vais a ponerle remedio a semejante herejía? 

Por ir terminando, y sobre la edición, es de cartoné y no trae contenido extra. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver más reseñas mías podéis hacerlo aquí. Más abajo os dejo los enlaces a las demás reseñas de la serie. ¡Hasta otra!

Undertaker 4: La sombra de HipócratesEstás leyendo esta reseña. 

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