13 de abril de 2022

Reseña de Marsupilami 10: Alboroto en Palombia. Una impactante aparición televisiva, unos diamantes y un loro muy hablador

¡Huba! Vuelvo a escribiros desde la selva de Palombia, hogar del Marsupilami, el famoso animal de cola infinita y piel amarilla creado por André Franquin. Ya sabéis que llevo un tiempo reseñando los distintos álbumes publicados del personaje por orden cronológico, y esa lectura ordenada me permite conocer cada vez más cosas del ficticio país de Palombia y sus habitantes. En la anterior entrega de la serie se le daba mucho protagonismo a las mariposas de la selva, concretamente a una de ellas autóctona de la selva palombiana. Y en esta ocasión, el mundo de la televisión tiene su participación. Toca hablaros de "Marsupilami 10: Alboroto en Palombia" de Editorial Base. 


Este décimo álbum, cuyas historias se confeccionaron entre 1995 y 1996, implica unos cuantos cambios en la dinámica de la colección. Para empezar, contiene un prólogo de dos páginas a la historia principal (hay más de una recopilada aquí), tras el cual vienen las páginas propias de los datos de la obra, previas al inicio de "Alboroto en Palombia". Pero eso no es todo, pues también supone una modificación en el equipo creativo. Yann Le Pennetier, que ya llevaba guionizados bastantes álbumes, cede su lugar a la dupla conformada por Xavier Fauché y Eric Adam, quienes, a pesar de que es algo sobre lo que ahondaré más adelante, realizan una labor satisfactoria que no hace pensar mucho en el cambio en los guiones. Además, Franquin ya no supervisó la realización de este álbum, cosa a tener en cuenta ya que llevaba haciéndolo con muchas entregas anteriores. Y por otra parte, y aunque es una fórmula que ya he visto anteriormente en la colección, aquí vienen reunidas la historia principal que da título al tomo, y otra llamada "Operación M" y que funciona como una especie de epílogo.


Hasta la fecha sí que la televisión había tenido alguna aparición en las aventuras del marsupilami, pero de una forma más pasajera, como pasó en "Marsupilami 5: Baby Prinz", aquella historia en la que se producía un golpe de estado en Palombia, y la prensa tenía su presencia dando cobertura a todo aquello. Ahora bien, también hay que decir que, como no puede ser de otra manera, estando el marsupilami de por medio, ya podéis haceros una idea de que las escenas ambientadas en los estudios de uno de los canales informativos de Palombia serán de todo menos tranquilas. Hasta la portada del álbum es claramente indicativa de lo que va a suceder, y eso es lo que alguien como un servidor busca en este tipo de lecturas, que hagan del humor su bandera y proporcionen diversión y risas. Marsupilami es de esas series que sigo recomendando para toda la familia, porque se presta a todo tipo de grupos lectores.

¿Qué autores han participado en este tomo? En los guiones están Xavier Fauché (conocido por "Perceván" o "Rantanplan") y Eric Adam (que participó en "Lucky Luke" y "Roma". Su colaborador es el dibujante Luc Collin, conocido como "Batem", que es un autor que durante toda su carrera prácticamente ha estado ligado a los álbumes del Marsupilami. Del color se ocupa el estudio Cerise (ha participado en "Natacha" o "Solos"), formado por Cynthia Englebert y Gianluca Carboni. La traducción corresponde a David Aliaga Muñoz.

¿Qué historia nos encontraremos aquí? La sinopsis editorial indica lo siguiente:

"El loro que acompañó al abuelo de Collin en sus expediciones por la selva de Palombia sabe dónde escondió sus diamantes antes de morir. 

Pero para encontrar el tesoro, Collin deberá enfrentarse al traidor Jules Santoni, que también quiere hacerse con las piedras preciosas. 

Pero por si fuese poco jaleo, todo se complicará cuando el pequeño marsupilami negro se cuele en el equipaje de los aventureros que regresan a Chiquito y el marsupilami viaje a la capital de Palombia para llevarlo de vuelta a casa."

Aunque no se mencione expresamente en la sinopsis, una vez pasado el prólogo, donde se narran los últimos momentos de la vida de Emilio (el abuelo de Collin) y aparece por primera vez el loro Cavernabrole, el marsupilami aparecerá en la televisión. Eso sí, lo hará como consecuencia de la desaparición de su hijo el marsupilami negro (posteriormente se explicará cómo acabó en esa situación), y no aparecerá con intenciones muy amistosas en el plató ante las cámaras. No obstante, y teniendo en cuenta que la importancia de ese programa en grabación era mostrar al fin una prueba irrefutable de la existencia de los marsupilamis, se podría decir que al menos mereció la pena mostrar al animal unos segundos ante los telespectadores palombianos.

A partir de esos sucesos, y retrotrayéndose en el tiempo, comenzará a narrarse todo lo que pasó antes de la grabación del programa. Por una parte veremos al marsupilami negro metiéndose en un pequeño lío, y el importante papel que el loro Cavernabrole jugará para sacarle del entuerto. Poco después, el loro irá a reunirse con un pescador amigo suyo, y un rato después aparecerá un equipo de televisión en la zona para hacer una entrevista a dicho pescador, que es algo así como una leyenda en el mundo de la pesca. Gracias a dicha grabación, el personaje de Collin escuchará el nombre del loro, y rápidamente recordará una carta que le enviaron al poco de fallecer su abuelo, donde se mencionaba la importancia de encontrar a dicho animal. 


Así pues, Collin se embarcará en la aventura de intentar encontrar a Cavernabrole, el que fuera inseparable compañero de su abuelo Emilio, y ello le llevará a viajar a la selva palombiana. No obstante, un antiguo amigo de su abuelo, conocedor también de la importancia de encontrar al loro, irá igualmente en su búsqueda, con intenciones poco amistosas. Todo esto desencadenará la habitual sucesión de situaciones pintorescas y divertidas cuando se mezclen estos personajes al pescador, Cavernabrole, el marsupilami padre y su hijo el marsupilami negro. Una vez acabada esta historia, y a modo de prólogo, hay una más breve pero vinculada también a esa aparición del marsupilami en televisión, pues el famoso cazador Bring M. Backalive (un villano muy presente en la colección) intentará por todos los medios capturar nuevamente a ese animal que tanto se le resiste, y por cuya caza quiere ser mundialmente reconocido. Para saber si logrará su objetivo o no, no tenéis más que leer este álbum.

¿Qué valoración merece el trabajo de los autores? Aunque Fauché y Adam se estrenaban en la colección con esta obra, realizan no solamente una buena labor a la hora de construir la historia, sino que mantiene una continuidad narrativa que no hace que uno extrañe a Yann, pues no se nota su ausencia en la confección del guion. Y eso es lo más importante, no notar que una de las piezas habituales de la cabecera no ha participado en tal o cual álbum, porque es síntoma de la buena coherencia que se mantiene en la serie. Es cierto que a ello ayuda que Franquin siguiera como supervisor, pero también influye el talento de los guionistas. En esta décima entrega las tramas siguen siendo sencillas y están trufadas de comedia y travesuras del marsupilami, manteniéndose así el esquema que lleva imperando en la serie desde sus comienzos. En ese sentido no hay que esperarse mucha innovación, pero para quienes llevamos una temporada leyendo las obras del marsupilami y las disfrutamos, ésta ofrece más de lo mismo, lo cual para un servidor es bueno porque es lo que busco.

En cuanto al apartado visual, me reafirmo en lo último que mencionaba aquí y en anteriores reseñas, pues Batem lleva muchos álbumes en esta serie, y su estilo está más que asentado. Deudor del estilo europeo clásico en la bd, y más concretamente del arte de Franquin, sigue manteniendo un buen manejo de humor gráfico y de la expresividad de personajes. Así pues, Batem se mantiene en su línea habitual de trabajo, y si ya conocéis al artista u os gusta su trazo, no creo que os decepcione en esta ocasión, pues es más de lo mismo, y eso me satisface como lector y aficionado a su narrativa visual. Así que, en resumen, una vez más valoro positivamente la labor de Batem, más que acostumbrado a ilustrar las pillerías del marsupilami y su familia. 

Y el color viene a ser una repetición de la valoración. Puede sonar a coña, pero el estudio Cerise también ha realizado esta misma labor en otras entregas de la colección, y realiza un trabajo igual de positivo que el de Batem. Las tonalidades de colores son las propias de la bd de la época, y combinan bien con el estilo de dibujo. 

¿Merece la pena el cómic? Aquí influye ser fan del personaje, pues OFRECE MÁS DE LO MISMO, lo cual no es malo si lleváis tiempo siguiendo al marsupilami y os gustan sus aventuras. Al ser un álbum auto-conclusivo, no es una mala opción para quien se estrene con la colección, y sintetiza bien todo lo que se puede encontrar aquí, por lo que no tiene nada de malo empezar a leer a este personaje por este álbum, ya que no es necesario tener mucho bagaje previo con él. Mantengo la opinión de que es del tipo de obras que se pueden disfrutar en familia, pues su espíritu (al menos es lo que pienso) es el de llegar a un amplio público, sin importar mucho su edad. Así pues, merece la pena leer este cómic seáis o no fans del marsupilami y su mundo.

Por último, y sobre el formato de Ediciones Base, este tomo está publicado en tapa dura, y tiene el lomo del color de la piel del Marsupilami, lo que le da un toque bonito para tener en vuestras estanterías. Y esto es todo por mi parte, si queréis ver otra reseña del personaje tenéis la de "Marsupilami: Historias cortas por..." o si queréis reseñas de otro tipo las podéis encontrar aquí. ¡Hasta otra!

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